La forma en la que nos relacionamos con nuestro trabajo y empresa está en entredicho más que nunca. Nos planteamos nuevas formas de trabajar: jornadas laborales de cuatro días; teletrabajo en vez de ir a la oficina; mudarse a pueblos o a aldeas en vez de quedar en las grandes ciudades, gracias a la flexibilidad del teletrabajo; ser nómada digital y cambiar de país con un PC como principal herramienta de trabajo....
En Genbeta solemos analizar cómo las tecnologías nos dan nuevas formas de vida y de trabajar o cómo nos llevan a plantearnos grandes cambios. No hay que olvidar cómo las redes sociales también pueden influir mucho en las decisiones.
Hoy recogemos la historia de una mujer que cuenta cómo logró el trabajo de sus sueños con 28 años como productora de vídeos para la CNBC. Relata que se levantaba con alegría para llevarlo a cabo porque le encantaba y que los días le pasaban volando. Hasta que comenzó a angustiarse. Dice que a menudo se despertaba en medio de la noche con una sensación de pavor pensando en que el tiempo pasaba rápido y que si seguía así acabaría siendo anciana y lamentando haber vivido para trabajar, en lugar de trabajar para vivir.
Además, estaba "agotada y crónicamente ansiosa, y con ello había perdido mi capacidad de vivir en el presente". A los 32 años dejó su trabajo y decidió viajar por Sudamérica. Compró un vuelo de ida a Perú y pasó un año y medio explorando 18 países de Sudamérica y Asia. Ahora se arrepiente y cuenta el por qué. Eso sí, es impactante que en esos 18 meses se gastó 32.000 dólares y esa es una de las fuentes de frustración más grandes que originan muchos de sus otros arrepentimientos.
1-Se perdió experiencias únicas
La joven cuenta que, al estar viajando, cada día es una aventura en la que tienes que tomar decisiones y que aprendió que le faltaba mejor equilibro entre preparar el viaje, ser productiva e invertir bien.
Por ejemplo, cuenta que se preocupó tanto por el dinero que se perdió experiencias únicas en la vida. Para ilustrar esto cuenta que cuando aterrizó en Río de Janeiro en diciembre de 2022, solo deseaba estar en Buenos Aires, celebrando la victoria de Argentina en la Copa del Mundo y que lo que hizo fue sentarse sola en su Airbnb mirando Instagram Stories "con un nudo en el estómago".
Había reservado muchos vuelos con antelación por si subían los precios y no fue haciendo lo que le apetecía en cada momento durante los primeros meses de su viaje. Esto que ella llama y equilibrio entre la productividad y la diversión bien podría identificarse también por el anglicismo FOMO (fear of missing out o mierdo a perderte algo) que caracteriza a la generación milenial y, todavía más, a los Generación Z. "Estaba tan obsesionada con planificar con anticipación para sentir que tenía el control que me perdí experiencias importantes de la vida". A partir de perderse dos grandes momentos en el viaje, comenzó a planificar sobre la marcha.
Personalmente, fui nómada digital durante muchísimos años y, como compartí en Genbeta, algo muy importante a este respecto es organizarse bien y estar mentalizada de que te vas a perder cosas bonitas. "Si ya es difícil aplicarse día tras día para llevar a cabo nuestras obligaciones cuando estamos en casa, más puede serlo cuando estás en algún paraíso rodeada de personas que están de vacaciones o de año sabático viajando el mundo. No es tan fácil estar en un hostal con gente que se ha hecho tu amiga y que se vayan un martes a hacer rafting a un rio precioso y tú decir: no, yo no puedo y quedarte delante del PC horas. Es decir, corres el riesgo de estar rodeada de muchos estímulos y actividades y hay que saber llevar esa frustración con tranquilidad".
2-Gastó los ahorros de su vida y ahora debe postergar otros planes
La productora también se arrepiente del alto gasto. En año y medio de vida gastó 34,000 dólares, casi todo lo que tenía ahorrado y ahora que tiene 34 años cuenta con muy poco ahorrado para pagar la entrada para una casa o para tener hijos. "Si bien no me arrepiento de mi año sabático ni de lo mucho que gasté en él, sí lamento que la falta de preparación en mi juventud me haya llevado a la posición de tener que elegir entre la realización personal y la seguridad financiera".ç
Se queja de cómo al acabar la universidad muchos no estamos preparados para la gestión financiera: "cuando me gradué en la UCLA, podía descifrar Shakespeare, pero no tenía idea de cómo pagar mis cuentas. Pasé gran parte de mis primeros años desempleada o haciendo prácticas mal pagadas (...) Si hubiera estudiado finanzas personales y hubiera comenzado a ahorrar, invertir y planificar mi carrera en la escuela secundaria, creo que podría haberme tomado mi año sabático sin retrasar significativamente otros objetivos de la vida", concluye.
3-Dejó de invertir por completo y no cuidó sus pertenencias
Y concluye con otros dos temas. Por un lado, la joven recomienda no olvidar invertir en acciones o en algo que pueda mantener las finanzas activas como ir metiendo un dinero de sus ahorros en un fondo fijo.
Por otro, un momento crítico de su viaje es cuando fue descuidada con sus pertenencias. Alguien le robó su iPhone de última generación cuando paseaba por Camboya que, a su vez, es uno de los países más pobres del mundo. Y dice que se sintió impotente, sola y asustada sin teléfono en un país extranjero. Eso sí, mientras en Camboya hay gente que sobrevive con unos días al día (es uno de los países más pobres de Asia), ella pagó al día siguiente casi 800 dólares por un teléfono nuevo.
Imagen | Foto de Paulina Bargielska en Unsplash
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