En los análisis de la situación laboral actual hay algo que llama mucho la atención de forma constante: el debate entre teletrabajar o hacer las tareas desde casa está más polarizado que nunca antes y hay unas diferencias de percepción enormes entre cómo los empleados sienten que sus tareas mejoran cuando las hacen a distancia y sobre lo que notan los jefes, que creen que sin su presencia en la oficina la productividad cae.
También hemos visto que, mientras durante la pandemia y también tras el confinamiento, cuando la situación mejoró, los directivos apostaban por el teletrabajo. De acuerdo con expertos, el problema es que ahora los jefes ven que podemos tener más distracciones que antes: en la época de confinamiento nadie podía escaparse a comer fuera a un restaurante o a jugar su deporte favorito porque todo estaba cerrado y ahora sí podríamos.
Hoy venimos con otro análisis desarrollado por Simon Kuper que afirma que los trabajadores somos más felices si teletrabajamos. Y considera que deberíamos tratar el trabajo remoto como mucho más que una cuestión corporativa. Es una rara oportunidad de crear una sociedad mejor. Kuper es escritor, periodista y columnista de Financial Times y tiene premios por obras como la lanzada en 2021 analizando el impulso y luego la caída del equipo de fútbol F.C Barcelona.
Qué da el teletrabajo a las personas
Los jefes que se oponen al trabajo desde casa tienden a argumentar desde la eficiencia económica, afirma Kuper y hemos visto en Genbeta que tiene razón. Sin embargo, él considera que deberíamos optimizar las sociedades en términos de producto interno bruto.
Pone de ejemplo cómo, con nuestros modelos imperantes desde hace décadas en Europa y en Estados Unidos, podemos ver que aunque los americanos ganan más dinero y tienen más poder adquisitivo, en Europa se vive más años de media (pone el ejemplo de España con una esperanza de vida 7 años por encima) y lo achaca a aspectos como que estamos menos expuestos a CO₂ o que en Estados Unidos no hay casi vacaciones pagadas y eso lleva a mucho estrés constante.
Y cree que ahora al plantearnos el debate del teletrabajo hay que hacerlo desde la perspectiva de tratar de tener una sociedad donde la clase obrera, que somos la mayoría, tenga mejor calidad de vida y no desde la obligación de estar más sometida a las disciplinas laborales.
Dice el escritor que para analizar el debate sobre si volver a la oficina o no, no hay que fijarse solo en la productividad aunque si queremos hablar en términos económicos hay dos asuntos clave: las personas que trabajan online suelen ser más baratos de emplear y más fáciles de retener y dice que el bajo costo de la fuerza laboral totalmente remota está ayudando a alentar la creación de empresas, de acuerdo con Nicholas Bloom, investigador de la Universidad de Stanford.
Oportunidad de empleo para más personas
Entonces habla de apostar por modelos de trabajo que ayuden a los trabajadores a tener más tiempo libre o que puedan integrar a más personas.
Recuerda que la tasa de empleo de personas discapacitadas en Estados Unidos alcanzó un récord del 21% el año pasado, gracias al trabajo en remoto y que también las personas que tienen que encargarse de cuidar a ancianos o a familiares descapacitados (casi siempre mujeres) también han aumentado su tasa de empleo. Y afirma que "sin embargo, los jefes de oficina tienden a ignorar el tema, posiblemente porque pocos jefes han sido cuidadores (o discapacitados)".
Cuando se habla de falta de productividad cuando trabajamos desde casa, este experto considera que a muchos directivos se les están pasando temas esenciales por alto. "A apenas tres años del experimento masivo del trabajo a domicilio, las ineficiencias persisten", pero en muchos casos es por un mal plan de trabajo: "los trabajadores remotos todavía pierden interminables horas gestionando a sus jefes" o recuerda que muchos informes muestran que pasamos más horas teletrabajando.
Estudios que avalan estas afirmaciones
Este análisis de Simon Kuper parte de estudios e investigaciones realizadas a trabajadores del mundo que afirman que, efectivamente, teniendo más control sobre nuestro tiempo en cuanto al lugar de trabajo, también somos más felices. Por ejemplo, un estudio de la pasada primavera encontró que la capacidad de trabajar de forma remota está fuertemente relacionada con la felicidad en el trabajo.
Según Tracking Happiness, que encuestó a personas de varias regiones del mundo para sus conclusiones, la capacidad de trabajar de forma remota aumenta la felicidad de los empleados hasta en un 20% y la felicidad de los empleados disminuye a medida que aumentan los tiempos de viaje. Además, "la felicidad en el trabajo está significativamente correlacionada con la felicidad general en la vida".
Imagen | Foto de Priscilla Du Preez en Unsplash
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