Que los más pequeños se manejan como cualquiera de nosotros con los dispositivos móviles es una realidad que no podemos obviar; pues, evidentemente, los menores no están preparados para enfrentarse a los mismos contenidos que los adultos ni tampoco a las mismas posibilidades de uso (nos estamos refiriendo a la gestión del tiempo que pasan delante de la pantalla, por ejemplo).
Y es aquí donde tienen cabida las aplicaciones de control parental, muy útiles para acostumbrar a los benjamines del hogar a emplear los gadgets con cierta medida, conocer qué fin les están dando y protegerles (aunque a ellos les de mucha rabia). Estas son nuestras favoritas.
ESET Parental Control
Acabada de lanzar y en fase beta, nos encontramos en el mejor momento para probar ESET Parental Control, pues esta aplicación de la conocida empresa de software de seguridad acabará siendo de pago. Además, a aquellos que la descarguen ya, se les premiará con seis meses más de uso gratuito.
En concreto, esta app nos brindará la posibilidad de controlar prácticamente por completo el smartphone y/o tablet del niño. Permite bloquear las aplicaciones y juegos que consideremos inapropiados, determinar las franjas y días que no puede utilizarse el aparato en cuestión (por ejemplo, solo de 17 a 18 h. durante el fin de semana), y vetar el acceso a ciertas webs (que se pueden agrupar por temáticas ya predefinidas, añadir individualmente a una lista, etcétera).
Conocer la ubicación desde la que se está gastando el aparato, así como enviar mensajes al gadget -que tendrán que ser obligatoriamente leídos para que no se bloquee el terminal o la tableta-, son otras opciones.
Para empezar a utilizarla, necesitaremos descargarla en los dos dispositivos, crear una cuenta y, a continuación, decirle al programa cuál es el nuestro y cuál el de nuestro pequeño. Al entrar con la opción de padres se nos mostrará una pantalla muy completa, con múltiples pestañas organizadas en varias categorías.
En una sola cuenta tendremos la posibilidad de controlar no solo a uno de nuestros hijos, sino a varios de ellos. Incluso podremos añadir su foto, nombre y edad, acceder a un registro de sus “infracciones” y acciones permitidas, recibir alertas cuando un número indeseable ya establecido contacte con ellos (y también en otras múltiples ocasiones que dejemos programadas), y demás.
Lo que no está tan bien es que, si no accedemos primero a, por ejemplo, el navegador o las aplicaciones que controla ESET en el aparato de nuestro hijo, este recibirá una notificación para “dar permiso” a que el programa lo monitorice la primera vez que lo haga; algo que, ciertamente, no nos conviene. Por otra parte, funciona mejor cuando introducimos urls concretas que cuando vetamos alguno de los contenidos ya predefinidos; y también tarda en actuar con el bloqueo de apps.
Tampoco es fácil que el niño la desinstale, porque necesitaría nuestro pin. Sin embargo, en algunos teléfonos aparece una llave en la parte superior izquierda de la pantalla que les brindaría la opción de desconectarse del control parental. De momento solo está disponible en Android.
FamilyTime
FamilyTime es otra de las aplicaciones que ha experimentado un remozado este mismo septiembre. Ejecutable en iOS, Android y Kindle, la actualización incluye tres nuevas características: App Blocker, Places y Watchlist.
La primera, evidentemente, se refiere a la prohibición de algunas aplicaciones y juegos poco adecuados; mientras que la segunda tiene que ver con el control de la ubicación del pequeño. Pero la app no lo localiza únicamente, sino que nos deja establecer determinadas áreas que el niño no debería traspasar y nos avisa con una notificación cuando lo hacen.
La tercera, “lista de seguimiento” permite a los padres agregar aquellos contactos que consideren poco beneficiosos para sus hijos a una lista. Esto no quiere decir que se bloquee a esta persona, sino que los progenitores recibirán un aviso cada vez que se produzca una comunicación con ella.
Además de estas prestaciones, este software ofrece informes periódicos sobre la actividad de su teléfono, incluye un apartado de “Panic Alerts” para situaciones de emergencia, control de tiempos (y momentos en los que el menor tendrá la posibilidad de usar –o no- su dispositivo), gestión remota y alertas PicMeUp, para que no te olvides de recogerlos del colegio, el partido de fútbol y similares.
El proceso de creación de la cuenta es un poco más farragoso que el de la aplicación anterior, ya que requiere de una verificación en dos pasos (mandan un código al correo electrónico), algo que, por otra parte, le aporta un plus de seguridad.
Mobil Fence
Mobil Fence es otra herramienta de control parental que destaca por sus múltiples utilidades. No solo incluye, prácticamente, todos los servicios de las dos anteriores (Geo Fencing, bloqueo de apps y páginas web, limitación del tiempo durante el que el niño tiene permiso para gastar el aparato, localización, estadísticas de uso y control remoto) sino que despliega un abanico de alternativa muy útiles.
Por ejemplo, se pueden bloquear algunas funciones del gadget como la cámara, el WiFi, el bluetooth, las llamadas entrantes o salientes, algunos números específicos y similares. Un servicio interesante es el de la monitorización de los mensajes intimidatorios; es decir, cuando el niño reciba un mensaje que contenga una determinada palabra violenta determinada, si así lo desean, por los tutores, estos reciben un aviso. Ideal para prevenir casos de bullying.
Una de sus mayores ventajas es que su web ofrece un apartado de preguntas y respuestas frecuentes e instrucciones de uso muy útiles. Es fácil de instalar y los bloqueos se activan inmediatamente. En caso de que el niño quiera emplear una utilidad bloqueada, se encontrará con un mensaje que rece "las siguientes funciones han sido bloqueadas" (es posible reactivarlas temporalmente).
Pero Mobile Fence también tiene inconvenientes (en general no demasiado importantes), como las innecesarias pantallas de inicio previas a su instalación, que el entorno visual resulta bastante plano (por ejemplo, falla el punto de las fotos), o que cuando despliegas las opciones el texto llega a minimizarse de manera bastante incómoda en los móviles. De momento solo la encontramos para Android.
ScreenTime
Es perfecta para acotar el tiempo que pasan los benjamines de la casa delante de la pantalla de forma positiva. Es decir, aunque ScreenTime bloquea los juegos y las redes sociales a la hora de dormir (dejando solo operativas las apps de lectura), veta el funcionamiento de cualquiera de ellas cuando se apagan las luces (o cuando quieras, con solo pulsar un botón de tu smartphone); también premia a los niños con tiempo extra cuando completan tareas (como ordenar su cuarto, ..etc.).
También permite limitar el acceso a las aplicaciones que se deseen, realizar un seguimiento a distancia de sus acciones, e incorporar una contraseña para que no puedan desinstalar el software que les da tantos “problemas”.
Su puesta en marcha requiere de la lectura de un código QR e incorpora un molesto asistente virtual, pero es rápida y carece de complicaciones, igual que gastarla (es muy visual). Ejecutable en iOS y Android, tiene una versión premium cuyo periodo de prueba dura 14 días. Puede requerir de algunos permisos extra de nuestro smartphone.
FootPrints
Compatible con iOS, FootPrints no es tan completa como las anteriores y se centra, básicamente, en la localización. Sin embargo, la reseñamos por una serie de virtudes concretas: no solo nos dice dónde está el niño en ese mismo momento sino que es capaz de realizar un seguimiento del trayecto concreto, en tiempo real, permite establecer zonas y nos avisa si se traspasan y se ejecuta en segundo plano (de manera que no consume prácticamente batería).
Al margen de estas herramientas también encontramos escritorios específicos para niños. Es el caso de Magic Desktop 9.1, que además de ofrecer unas garantías de control parental muy similares a las de las aplicaciones anteriores (incluso dispone de un servidor de correo electrónico capaz de esconder el spam y las suplantaciones de identidad), cuenta con contenidos específicos adaptados al público infantil, favorece el aprendizaje y la creatividad; entre otros.
En todo caso, el control parental debe ser vivido por el niño, no como una prohibición sino como un proceso educativo, es decir, como una ayuda que le brindan los mayores para que no se exponga al peligro (ni tampoco aquellos datos que hayamos guardado en el dispositivo, si es compartido) pues todavía carece de las habilidades necesarias para discernir entre aquellas acciones que podrían ponerle en riesgo y aquellas otras que no. Al fin y al cabo esa es la realidad. Explícasela.
Imagen | Flickr
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