Mi experiencia con Windows 11 empeora tanto con cada actualización que empiezo a considerar volver a Windows 10

Mi experiencia con Windows 11 empeora tanto con cada actualización que empiezo a considerar volver a Windows 10

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Mi experiencia con Windows 11 empeora tanto con cada actualización que empiezo a considerar volver a Windows 10

Windows 11 tiene poco más de un mes entre nosotros, pero esta servidora lleva usando el sistema operativo desde que se lanzara aquella primera versión preliminar tras el anuncio oficial del del 24 de junio de 2021. Mi experiencia hasta hace quizás unas tres semanas había sido satisfactoria, pero con cada actualización acumulativa que instalo todo parece ir a peor.

En septiembre, cuando seguía usando la versión preliminar, ya sentía que Windows 10 era un poco más lento y bastante más anticuado porque me había acostumbrado mucho a la nueva interfaz, a lo fluido de todas las animaciones, y en general, tanto mi PC de escritorio como mi portátil funcionaban un poquitín más rápido en todo. Hoy, a mediados de noviembre, la historia es otra.

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Las desastrosas actualizaciones de Windows 11 hasta ahora

Windows Update

Primero es importante acotar aquí que mis dos ordenadores tienen procesadores AMD Ryzen, y es conocido que Windows 11 se lanzó con un bug que empeora el rendimiento en los equipos con procesadores AMD. Curiosamente, no experimenté estos problemas al inicio.

Sin embargo, tras el primer parche de los martes, que venía justo a solucionar este problema, Microsoft lo que hizo fue empeorarlo, y aquí comenzaron también mis primeros malestares. Tras instalar la primera actualización acumulativa del sistema, comencé a experimentar lag en cosas simples como abrir el Explorador de archivos o ejecutar apps por primera vez.

No era algo demasiado grave y ya se sabía que el parche había empeorado la situación, tanto AMD como Microsoft estaban trabajando en una nueva solución que me senté a esperar. Mientras tanto, empezando noviembre, un certificado expirado comenzó a romper aplicaciones en Windows 11, llegando incluso a impedir la ejecución del Menú Inicio y de la Configuración.

Por suerte, tampoco experimenté esos problemas, pero el asunto del rendimiento siguió yendo cada vez peor. La semana pasada se ha vuelto a lanzar una nueva actualización acumulativa para Windows 11 que ahora sí se supone soluciona los problemas de rendimiento en AMD, además de todos los mencionados arriba. Sin embargo, tras instalar este nuevo parche, mi instalación de Windows 11 sigue de mal a peor, y estos son algunos de los síntomas:

Busqueda Inservible Búsqueda inservible...
  • Mi ordenador tarda más que nunca en iniciar tras un reinicio.
  • La búsqueda de Windows 11 a veces se queda completamente en blanco al ejecutarla.
  • Al abrir los escritorios virtuales estos se quedan congelados unos segundos, y al menos un par de veces es imposible volver al escritorio y tengo que forzar un reinicio.
  • El Explorador de archivos está más lento que nunca y no solo la carpeta Descargas tarda en abrir.
  • Los controles de reproducción de música desde la barra de tareas (que usaba para Spotify) han desaparecido y no funcionan hace un par de semanas.
  • A veces tengo que presionar el botón de inicio más de una vez para poder lanzar el Menú Inicio.
  • OneDrive deja de sincronizar mis archivos a pesar de estar ejecutándose, y solo vuelve a funcionar tras reiniciar por completo el programa o el sistema.
  • Absolutamente todo va más lento y las animaciones de las ventanas tienen lag.

Problemas similares y otros que no he experimentando (por suerte) están a la orden del día en los subreddits de Windows, en el centro de opiniones y en los foros de Microsoft. Pero lo más absurdo es que en el portátil donde no tengo la versión "estable" de Windows 11, sino una versión Insider del canal Dev, nada de esto pasa.

El equipo en donde estoy experimentando esto es uno perfectamente soportado, con un procesador Ryzen 7 2700X de 8 núcleos, 32 gigas de RAM, un SSD NVME y una gráfica Nvidia RTX 2060. No es precisamente un equipo modesto de bajas prestaciones al que le debería ir lento el Explorador de Windows.

No hay exactamente una actualización a la que culpar de todo esto, y es bastante extraño puesto que durante meses tuve una experiencia libre de problemas en una versión preliminar. Es el equipo con el que escribí mi análisis de Windows 11 y que en todas las pruebas de benchmark rendía un poco mejor que el mismo equipo con Windows 10.

La degradación de la experiencia en las última semanas es tan elevada que me hace considerar formatear, pero no para instalar Windows 11 en limpio, sino para volver a Windows 10, donde hace literalmente años no experimentaba algo así.

Ya lo había dicho antes, realmente sobran razones por las que no hace falta actualizar a Windows 11, y sinceramente no se lo recomiendo a nadie, porque hasta ahora las mejoras que tiene no valen el potencial dolor de cabeza de un sistema que claramente se lanzó incompleto y al que le falta mucha madurez.

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