La prensa local zaragozana ha amanecido este viernes con titulares tan contundentes como el que mostraba El Periódico de Aragón: "Estafa masiva".
Estaríamos hablando, según el rotativo, de un "hackeo incontrolado" que está permitiendo, a través de una aplicación para móviles con NFC, la recarga de títulos de transporte fraudulentos para el uso de los autobuses urbanos y el tranvía de Zaragoza indetectables por los inspectores que vigilan el fraude.
Concretamente, de acuerdo con los datos recabados por el Ayuntamiento de Zaragoza, en este fraude estarían involucradas 300 tarjetas ciudadanas, una identificación para los empadronados en la capital aragonesa que permite el pago de diferentes servicios municipales, y 69 tarjetas Lazo, una tarjeta similar a la ciudadana y disponible para los no empadronados en la ciudad.
La dimensión de lo ocurrido es "incalculable"
Desde el consistorio zaragozano han explicado que desde finales de la pasada semana se extendió un rumor por la ciudad, especialmente en la zona universitaria, sobre el ofrecimiento de recargas de la tarjeta ciudadana al 20 % del coste. Si querías recargar 50 euros, por ejemplo, solo debías pagar 10 euros.
El asunto va a denunciarse ante la policía tras una reunión mantenida por el Ayuntamiento de Zaragoza e Hiberus Tecnología, la empresa responsable del funcionamiento de estas tarjetas sin contacto. No es la primera vez que se habían difundido estos rumores por la ciudad, explican desde la edición aragonesa de eldiario.es, y ya en el segundo semestre del año pasado se registraron al menos 75, según fuentes municipales citadas por El Periódico de Aragón.
Este medio asegura que tanto el consistorio como la compañía responsable de las tarjetas "han intentado minimizar la estafa" al revelar esas posibles 300 tarjetas involucradas en las "incidencias" detectadas, pero que fuentes cercanas sostienen que la dimensión de lo ocurrido es "incalculable". Además, según El Periódico de Aragón citando más fuentes, se habría localizado a las dos personas responsables de la estafa, siendo un amplio grupo de jóvenes los "colaboradores" y encargados de "correr la voz" y buscar "posibles clientes".
Lo habitual era, explica el medio local, cobrar 10 euros a cambio de recargar 50 euros de saldo que podía ser gastado en los autobuses urbanos y en el tranvía de Zaragoza. No obstante, aseguran que se había llegado a inyectar hasta 200 euros en una misma tarjeta en varias operaciones. También podía adquirirse la aplicación supuestamente capaz de llevar a cabo el hackeo por 300 euros.
La única forma de llevar a cabo el control sobre los importes cargados es a través de las validaciones en los modos de transporte público. En el momento en el que una de estas tarjetas recargadas fraudulentamente era empleada en un autobús o tranvía, el incremento de saldo respecto a una anterior validación se registra. Si la recarga fuese válida, debería quedar constancia en alguna de las máquinas que las realiza de forma legal. Además, si la diferencia de saldo entre validaciones en muy notable, el sistema crea automáticamente una señal de alerta para que sea revisada la recarga.
Desde el Ayuntamiento de Zaragoza se ha explicado que todas las tarjetas con incidencias detectadas no tienen por qué estar relacionadas con la posible estafa en investigación. No obstante, las que hayan sido cargadas fraudulentamente, una vez confirmado el hecho, serán dadas de baja.
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