Esta semana Instagram actualizó sus términos de uso (os lo contamos aquí) y en ellos se podía observar unos cambios significativos en cuanto a la utilización de las imágenes que subían los usuarios a la red social. Este cambio estaba orientado a una mayor orientación con Facebook y a la utilización de los datos producidos por los usuarios de cara a monetizar la red social (como cualquier negocio, vaya).
Pero hubo un problema con este cambio en los términos de uso. Muchos usuarios entendieron (debido a la utilización del lenguaje ambiguo) que a partir de ahora Instagram se podría apropiar de las fotos subidas y utilizarlas para los diferentes anuncios que iba a colocar. De esta comprensión nació el movimiento #byeInstagram que ha corrido como la espuma por todas las redes sociales (no sólo Instagram) y que ha perjudicado enormemente a la red social de fotografía.
Tan perjudicial ha sido que el mismo co-fundador Kevin Systrom ha tenido que salir a aclarar el asunto de los términos de uso. Según sus propias palabras, en ningún momento se van a apropiar de los derechos de las fotos y no las van a utilizar para ningún beneficio suyo. Systrom achaca la polémica a una mala redacción de los nuevos términos de uso y ha comunicado que ya están trabajando de cara a actualizarlos con un lenguaje más entendible por todos los usuarios. ¿Qué significa esto? Pues que Instagram no se va a quedar con nuestras fotos, así que podemos seguir utilizando la red social sin miedo a nada.
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