Hablando sobre el lanzamiento de Google+ me preguntaron: ¿Otra red social? ¿Para qué sirve? Bastaría decir que para comunicarse, igual que otras, pero lo cierto es que me llevó a plantearme qué era lo hacia especial al nuevo servicio de Google.
Facebook se caracteriza por ser homogénea, principalmente enfocada a mantenernos en contacto con nuestros conocidos, Twitter, por su parte, vive del momento, del contacto con los perfiles de interés y no tanto con una amistad estable real. La redes especializadas (LinkedIn, Tumblr, MySpace…) están claramente orientadas a un público. En esta situación, Google+ necesita definirse, ¿o no?
Facebook, el valor de ser muchos
Prácticamente no necesita descripción. Todos conocemos la red social que hoy por hoy es casi un estándar. Aunque técnicamente no es la primera, si fue la que se alzó con la popularidad masiva y pionera en la transformación de las comunicaciones sociales online. Ante esto nos encontramos con una red heterogénea, con perfiles de todos los tipos y principalmente orientada como una herramienta complementaria a la vida social cotidiana.
Si nos preguntamos ¿Para qué utilizamos Facebook? La respuesta no puede ser otra que para estar en contacto (sin más), porque nadie pretenderá organizar viajes o buscar negocios. ¿Es posible? Sí, pero el crecimiento exponencial han convertido a la red de Zuckerberg en la de todos y las alternativas especializadas completan los vacíos que esto ocasiona. Facebook Connect es clave en la estrategia de convertir esos 750 millones de usuarios en la base de una serie de redes sociales satélites girando en torno al todopoderoso gigante azul.
Twitter, el microblog como definición
Pese a las críticas que recibe por haberse quedado estancada, siempre he considerado a Twitter un negocio visionario. Con sus fallos, lo cierto es que pocos podían imaginar que una red tan simple y limitada a 140 caracteres tenía tanto potencial.
Lo mejor es que ese potencial no viene de su número de usuarios, que no es tan elevado (especialmente si consideramos únicamente a los activos) sino de la propia concepción de la red como un organismo vivo. Twitter es la más pura representación del mundo hiperactivo, globalizado y efímero en el que se supone que vivimos.
Por todo esto tiene asegurada su posición. Cuenta con una base de usuarios que encuentran en este servicio algo único, la viralidad y la instantaneidad de la información. El minuto al rojo vivo y sin barreras. Un mundo incomprensible a ojos de muchos que no hace sino reforzar el halo de culto que rodea a un sistema que permite convivir como “trending topics” a Carmen de Mairena y a economistas notables.
Las redes temáticas también buscan su sitio
My Space podría ser considerada la primera, por mucho que por ambición fuera a comerse el mundo y acabase como está acabando. Sin embargo la idea cuajó, y a la sombra de Facebook muchas redes encontraron en la especialización el futuro. Algunas Muchas sobreviven gracias a la integración con otras grandes (como LiveMocha o FourSquare), pero otras han conseguido crear su propio habitat.
Es el caso de la que ilustra esta sección LinkedIn. Sus creadores bien saben que los negocios es uno de los nichos más rentables (que se lo digan a los periódicos). ¿El resultado? La segunda red social de EE.UU. en la actualidad y con perspectivas envidiables.
No es ni mucho menos la única. Tumblr es comparado con Wordpress, pero su dinámica se asemeja mucho más a un Twitter de imágenes pese a las posibilidades que ofrece como blog. Mucho más red social que Flickr, en mi opinión que a veces no deja de ser un catálogo personal de fotos.
En cualquier caso, el concepto es claro. La idea es atraer a un target determinado que permita dar valor añadido al servicio y financiarse a través de características de pago o publicidad de mayor precisión. Empresas así nacen y mueren cada día, pero las que sobrevivan y aglutinen una masa crítica de usuarios fieles, pueden tener grandes opciones incluso contando con un publico tan minoritario como suficiente.
¿Para qué sirve Google+?
Esa es la respuesta que deben responder una vez la euforia pase a un segundo plano. Pese a que la base de Google es la de GMail (unos 200 millones), no es suficiente para competir a corto plazo con Facebook, que se hace valer en su su enorme base de usuarios. Nadie quiere cambiarse a una red generalista mejor si allí no están sus amigos.
Tampoco está especializada ni puede estarlo, porque no hablamos de una start up que se lo pueda permitir. El servicio de Google tiene que ser apto para todos pero orientarse hacia una experiencia de uso diferencial, algo que sí ha conseguido Twitter, en mi opinión, principal enemigo del enésimo proyecto social de los de Stanford en los próximos meses por su atractivo perfil de usuario.
El proyecto de Larry Page debe vivir con los usuarios pioneros y ofrecerles a esos aficionados a la tecnología una razón para no abandonar. La gestión de contactos es estupenda, pero de nada sirve si nuestros contactos no están ahí o si nadie publica contenido. Entonces es cuando rescatamos Google Wave y todo empieza a cobrar sentido. Fusionamos la colaboración profesional con el mundo social y nace una herramienta todo el uno.
Google+ intenta eso, ser ambiciosa. Es una red que trata de abarcar el mundo profesional, la colaboración y el ocio en un mismo sitio con los famosos “círculos” por bandera. Ahí encuentra su reto. Es una magnífica herramienta a largo plazo, cuando todos estemos allí con una red social en la que unifica nuestra actividad y no pasar por una docena de aplicaciones. Entonces, todo sería de ensueño, pero el camino a la cima es largo.
Su problema está en el medio plazo. Cuando la excitación ante la novedad pase y además de al usuario tecnófilo todavía haya que meter a todos los demás que ya estan satisfechos con su red social habitual. Entonces tendrá que darnos a todos una razón para seguir publicando, para que otros sigan entrando y se convierta en ese “todo en uno” al que aspira. Si no, su caída será tan rápida como su ascenso.
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