Así puedes usar una Raspberry Pi para crear un reproductor multimedia que no te imponga opciones de pago ni comprar más hardware

Cuando las grandes corporaciones de la industria del entretenimiento pretenden dictarnos cómo usar nuestras bibliotecas musicales y nuestros dispositivos, es posible recuperar el control de nuestra experiencia multimedia

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Cualquiera que haya intentado integrar dispositivos de diferentes marcas en su hogar sabe lo frustrante que pueden ser lidiar con las limitaciones que los fabricantes nos imponen, de manera artificial, limitaciones que fuerzan a los usuarios a adoptar costosos ecosistemas cerrados o a resignarse a una experiencia de escucha mejorable.

Eduardo Vicent, en su artículo "Un reproductor para librarse de las tinieblas" (segunda entrega de su 'Pequeña Guía tinkernet para Reapropiarnos de la Música'), pone ejemplos concretos de este problema:

"Muchas veces hay limitaciones e incompatibilidades difíciles de entender, como que Google Home nos permita controlar el dispositivo pero no usar Chromecast para hacer stream [...] la experiencia se termina convirtiendo en una suerte de excel en la que tienes que ir comparando opciones...
...si uso Airplay en Android, no puedo usar lossless. Si uso PLEX, puedo hacer stream en DLNA, pero pierdo calidad de sonido y funciones de reproducción. Si uso Subsonic o Navidrome, dependo de BubbleUpNp o Symfonium, que es absolutamente inoperante, para 'castear'. No puedo usar Chromecast pero, si le conecto uno, entonces tengo 'lossless' pero me obliga a tener la tele encendida, o apagarla cada vez".

Estas restricciones, a ojos de Vicent, no son casuales: las empresas buscan empujar a los consumidores hacia servicios de suscripción o la compra de dispositivos adicionales, un modelo que perpetúa la obsolescencia programada y el control corporativo sobre el hardware que poseemos.

Pero, ¿es posible romper con esta dinámica? Sí, con ciertas dosis de ingenio, paciencia y las herramientas adecuadas, es posible superar las limitaciones que nos imponen los protocolos no-libres, y crearnos un ecosistema de reproducción musical tan personalizado como funcional.

Una alternativa viable con Raspberry Pi y software libre

Así, con una inversión modesta y un enfoque DIY (siglas en inglés de 'Hazlo tú mismo'), una placa Raspberry Pi puede convertirse en la base de un sistema de reproducción musical que unifique dispositivos y elimine restricciones. Gracias a su flexibilidad y al uso de software libre, esta solución permite personalizar la experiencia al máximo y sortear las barreras impuestas por los fabricantes.

Hardware recomendado

  1. Raspberry Pi: Aunque una Pi 4 es suficiente, Vicent optó por una Pi 5 de 8GB para asegurar la longevidad del proyecto. Es fundamental, en todo caso, que la placa tenga una interfaz GPIO de 40 pines para conectar otros componentes, como un DAC.
  2. DAC (convertidor de digital a analógico): El componente clave para garantizar la calidad de sonido.
  3. Accesorios adicionales: Caja de protección compatible con la Raspberry Pi y el DAC, un sistema de refrigeración activa para garantizar estabilidad, y una fuente de alimentación oficial.

Software recomendado

El software es el pilar sobre el que se construye este ecosistema: después de evaluar varias opciones, Vicent optó por MoOde Audio, un sistema operativo gratuito y de código abierto diseñado para maximizar el potencial de la Raspberry Pi como reproductor musical.

Porque, incluso a pesar de su interfaz inicial poco intuitiva, este SO cuenta con otra serie de ventajas:

  • Versatilidad: Permite integrar múltiples protocolos como MPD, UPnP, y Plexamp.
  • Modularidad: Su diseño permite añadir funcionalidades específicas según las necesidades, como reproducción vía Bluetooth o servidores DLNA.
  • Control del hardware: MoOde permite sacar el máximo partido al DAC y a los demás dispositivos conectados.

Metadatos como clave

La gestión eficiente de una biblioteca musical es crucial en sistemas abiertos como MoOde. A diferencia de servicios como Spotify, donde todo está predeterminado, aquí los metadatos incrustados en los archivos definen cómo se organiza y presenta la música. El uso de herramientas como MusicBrainz Picard facilita luego la estandarización de estas etiquetas, asegurando compatibilidad entre diferentes plataformas.

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