¿Y ahora qué Apple? Todos sabemos que has construido un imperio difícil de igualar en el mundo del móvil y de los ordenadores personales. No simplemente por la cantidad de dispositivos que hay ahí fuera con tu manzana, si no por la calidad de lo mismos. Pero, ¿qué vas a hacer de aquí en adelante?
Soy de los que piensa que poco a poco nos vamos acercando a un límite de saturación en lo que se refiere al hardware que acompaña a nuestros ordenadores, y sobre todo a tablets y smartphones. Sí, NFC o la carga inalámbrica de smartphones son características interesantes pero, seamos sinceros, no lo suficientemente importantes como para decantar la balanza para un lado o el otro. Después tenemos pantallas cada vez más grandes, con una mayor densidad de píxeles y decenas de pequeñas características diferentes que a la mayoría de usuarios no les importan. Y con las tablets poco a poco va pasando lo mismo.
Podría llamarse lo antes descrito como la saturación del hardware, que poco a poco va convirtiéndose en un aspecto menos diferencial más allá de lo estético y bonito, que sigue manteniendo su importancia. Pero el software sigue evolucionando y sigue siendo una característica distintiva. No tanto los sistemas operativos como los servicios adicionales que cada empresa es capaz de suministrar a sus usuarios.
En este sentido Google está tomando una clara ventaja con respecto a competidores como Apple o Microsoft. Ojo, hablo de las versiones puras de Android, no las versiones llenas de porquerías que fabricantes y operadoras se empeñan en modificar para frustración de millones de usuarios. Google siempre ha sido una empresa de software, de ofrecer al usuario una serie de servicios muy potentes que poco a poco se van convirtiendo en esenciales en nuestras vidas. Gmail, Google Calendar, Mapas o Google Docs son ejemplos de esto, y poco a poco otros como Google Play o Google Now van ganando terreno frente a competidores. No ha sido un camino fácil para ellos, pero las mejoras que Android ha ido sufriendo en los últimos años son mayúsculas, hasta llegar al momento actual.
En esta etapa de diferenciación a través del software Apple parte con una clara desventaja. Ellos lo saben y movimientos estratégicos como el de los horripilantes mapas lo demuestran. Apple ha sido capaz de crear sistemas operativos como OS X e iOS que supusieron una revolución con respecto a interfaces tradicionales. Fueron en su momento un soplo de aire fresco. Pero estos sistemas operativos siempre han tenido un vacío que por ahora Apple no ha sido capaz de rellenar: el de los servicios.
Prueba de ello son aplicaciones como iCloud (o MobileMe en su momento), los increíblemente frustantes Mapas, iTunes, Siri o el abandono que productos como iLife o iWorks sufren desde hace ya meses. Mi compañero Miguel decía en Applesfera hace unas semanas que era hora de que Apple se preocupase más por el software y los servicios que ofrece como complemento a un hardware excepcional. Es una carrera o una contrareloj que Apple no se puede permitir perder. Así como fueron líderes en muchos otros sentidos con su hardware, también deben serlo en el software si creen que utilizar el de otros (como el caso de Google con Mapas) no es una opción.
Las miradas en estos momentos están puestas en Jonny Ive, nombrado recientemente jefe máximo del diseño del hardware y software de la compañía. Amigo de las estéticas minimalistas y admirador confeso de Dieter Rams, diseñador jefe de Braun durante muchos años, tiene en sus manos una tarea enorme: la de mantener a Apple en el podium del hardware y llevar también al podium a los servicios adicionales y el software que la empresa ofrece. No es una tarea fácil porque en parte supone romper con una tendencia no muy positiva que se ha ido alimentando durante años. Aún así, más vale tarde que nunca.
¿Y ahora qué Apple?, ¿qué vas a hacer de aquí en adelante?
Imagen | freakyman
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