Todos, o la amplia mayoría, sabemos lo que es un gestor de contraseñas: un programa o aplicación que se utiliza para almacenar contraseñas, además de otros datos, ayudándonos generalmente en su gestión y creación. Una de las mejores soluciones existentes para proteger todas nuestras cuentas de usuario sin tener que recordar las mil y una contraseñas diferentes que deberíamos manejar.
Es por estas razones que estos servicios han proliferado de forma tan notable durante los últimos años diferenciándose, muchos de ellos, por rasgos que los hacen únicos respecto a la feroz competencia que los rodea. Algo que no es fácil de conseguir. ¿Un ejemplo? Passbolt.
De código abierto, extensible y para equipos
Passbolt podría ser un administrador de contraseñas más, sin nada especial. Pero tiene varios atributos, muy bien comunicados, que lo distinguen del resto y lo colocan en una posición favorable a la hora de ser escogido.
¿Por qué? Porque es un gestor de contraseñas gratuito (aunque también se encuentran disponibles opciones de pago) y de código abierto que permite a los miembros de un equipo almacenar y compartir credenciales de forma segura. Por citar los mismos ejemplos de los que hablan sus responsables, podemos compartir la contraseña wifi de la oficina, la contraseña del administrador del router o la contraseña de la cuenta de Twitter de la empresa.
Y todo lo podemos hacer desde este servicio, como bien demuestra la demo.
En Passbolt se preocupan mucho de resaltar estas cualidades porque, como bien dicen, gran parte de las soluciones para gestionar y administrar contraseñas "se centran en las necesidades personales", mientras que Passbolt "está diseñado principalmente para equipos y no para individuos; lo construimos teniendo en cuenta las necesidades de las pequeñas y medianas empresas". No obstante, también animan a usarlo de forma personal.
A este principal atributo, Passbolt suma otros atractivos: opción de ejecutarlo en servidores propios, posibilidad de personalizarlo para servir a necesidades particulares, disponibilidad de API, empleo de estándares de seguridad abiertos, minuciosidad a la hora de construirlo y empleo de OpenPGP, el estándar de encriptación de correo electrónico más utilizado.
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