Dropbox ha perdido la esencia sencilla que le hizo brillar como aplicación de sincronización de archivos en la nube. Porque lo que le hizo grande es eso, su aplicación de escritorio y su algoritmo, prácticamente infalibles. Con el tiempo su cliente se recargó innecesariamente, y se hizo demasiado complicada, hasta el punto de que su icono de carpeta dejó de llevar a su carpeta local por defecto. Puede parecer algo específico, pero supuso abandonar la filosofía que le caracterizó como el mejor producto del sector, muy por delante de OneDrive y Drive cuando llegaron.
Personalmente, llevaba tiempo queriendo alejarme de Dropbox por varios motivos, y su aplicación es el más grande de ellos. No solo está la restricción de los 3 dispositivos del plan gratuito (que no necesito ampliar desde mis 25,5 GB), sino que su consumo de recursos al usar Electron es ridículo. En mi caso, con macOS Big Sur, suele comerse unos 650 MB de RAM sin hacer nada. Y eso, en un equipo con 8 GB de RAM no me parece adecuado para algo que podría ser una ínfima parte de ello.
Hace un año, cuando estaba a punto de dejar Dropbox definitivamente, descubrí Maestral, un cliente de Dropbox gratuito para macOS y Linux que ha eliminado de un plumazo todos los puntos negativos que le veía a las herramientas oficiales de la plataforma desde hace años. Veamos en qué consiste esta herramienta que me ha ido tan bien este tiempo.
Maestral te trae la Dropbox de siempre
Otro problema de Dropbox es que más de un año después de anunciar Apple la transición a sus procesadores propios, la aplicación sigue sin estar adaptada a Apple silicon, por lo que tiene que funcionar emulada. Buscando una alternativa en ese sentido, encontré Maestral, pues existía y se actualizó rápidamente a Apple silicon.
Antes de comenzar a usarla, tanto ese detalle como el hecho de que puedes usarla en tu cuenta de Dropbox en tantos equipos como quieras (sin la limitación de los tres dispositivos) ya me convencieron, pero tras instalarla en mi equipo, mucho más.
No tiene mucha ciencia: desde el comienzo, es justo lo que esperas, un regreso a la vieja Dropbox. Si utilizas la plataforma para editar documentos o en temas colaborativos, Maestral no es para ti, pero si lo que buscas es utilizar la sincronización en escritorio de forma eficiente, no conozco nada mejor. Desde el principio, todo es simple. Podemos elegir qué carpeta queremos que funcione como nuestro directorio local de sincronización.
Además, como en algún momento de su historia Dropbox añadió para el bien del espacio ocupado en disco, Maestral también brinda sincronización selectiva, por lo que los archivos que no nos interese tener en local no se descargarán, quedando solo accesibles desde la web.
Como aplicación de la barra de menús de macOS, Maestral también tiene todas las funciones que me gustaban de Dropbox. Si pulsas en "Open Dropbox Folder", tal y como esperas, se te abre tu carpeta local, que es algo que como hemos dicho, Dropbox dejó de hacer por defecto. También puedes pasar la sincronización, ver los últimos cambios, desactivar notificaciones temporalmente y reconstruir el índice por si algo ha fallado.
Y lo mejor de todo, frente a los 650 MB de RAM de la aplicación original sin estar adaptada a Apple silicon, Maestral solamente consume 135 MB, algo mucho más asumible para cualquier equipo moderno o de hace más años. El consumo de CPU, en mi caso, también ha sido siempre muy comedido incluso con sincronizaciones de archivos más pesados. Otro cosa que permite Maestral, aunque no he tenido que usarla, es tener tantas cuentas como quieres sincronizadas en tu equipo.
En general estoy muy contento con este cliente, y la única gran pega que le puedo poner es no estar disponible para Windows. Y parece que nunca lo habrá, porque en su página web solamente se anuncia la versión para Linux y Mac. Desde hace dos años, la novedad es que Dropbox se ha aligerado un poco, pero aun así, merece la pena probar Maestral. En pleno 2023 sigue siendo mejor opción.
Ver 20 comentarios