Un grupo hacker ataca 21 sitios web del Gobierno de Japón en protesta contra la liberación de las aguas residuales de Fukushima

Fukushima
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El hacktivismo ha vuelto a adquirir cierta relevancia tras la decisión de las autoridades japonesas en torno al desastre de Fukushima. Un grupo hacker que usa el nombre e iconografía de Anonymous con sede en Italia, ha afirmado llevar a cabo ciberprotestas contra el gobierno japonés en relación con la liberación de aguas residuales de la Planta Nuclear Fukushima Daini.

Este acto de protesta cibernética, conocido como "Tango Down", ha dejado en jaque a 21 sitios web gubernamentales y otros vinculados a la mencionada planta, la cual sufrió en 2011 un terrible incidente, causando daños en los núcleos de sus reactores tras un devastador terremoto y tsunami que dejaron a sus sistemas de seguridad inoperativos.

Protestas contra la decisión de liberar las aguas residuales al océano

El Colectivo Anonymous Italia ha sido señalado como el responsable detrás de estos ataques, que han afectado sitios web tan cruciales como el Ministerio de Medio Ambiente de Japón, la Compañía de Energía Atómica, la Sociedad de Energía Atómica y otros relacionados con la regulación nuclear y energía atómica en Japón. Aunque algunos de los sitios supuestamente atacados siguen siendo accesibles, el grupo ha presentado capturas de pantalla y enlaces a herramientas de monitoreo que respaldarían sus afirmaciones sobre dichas interrupciones.

Los motivos detrás de estos ataques cibernéticos están relacionados con la decisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) de permitir la liberación de un millón de toneladas de aguas residuales tratadas de Fukushima. Si bien estas aguas han sido tratadas con un sistema avanzado que, según la Compañía de Energía Eléctrica de Tokio (TEPCO), elimina la mayoría de los elementos radiactivos, la liberación planificada ha desatado una ola de preocupaciones.

Uno de los principales argumentos esgrimidos por Anonymous Italia es que la dilución de estas aguas solo conlleva dispersar la contaminación en una vasta área del océano, lo que podría poner en peligro la vida marina y, por ende, la cadena alimentaria. A pesar de la decisión respaldada por asesoramiento científico internacional, el grupo sostiene que no se ha involucrado adecuadamente a las comunidades locales en el proceso de decisión ni se ha fomentado un debate público a nivel internacional.

Por si fuera poco, los activistas informáticos han acusado al gobierno japonés de utilizar inteligencia artificial para influir en la opinión pública, lo que añade un componente adicional a esta controversia. También han alegado la posibilidad de sobornos dirigidos al personal de la IAEA para minimizar los niveles de sustancias radiactivas en las muestras, una afirmación que tanto la IAEA como el gobierno japonés han negado rotundamente.

A medida que Japón busca liberar las aguas residuales tratadas en el océano, este episodio resalta una vez más la compleja intersección entre la tecnología, la seguridad y el medio ambiente. El pasado mes de marzo se cumplían 12 años de este terrible accidente, el cual aún perdura en la mente de millones de personas. Ahora, la controversia sobre la liberación de las aguas residuales tratadas al océano sacude la opinión pública y principales organizaciones activistas.

Imagen | Nippon.com

Vía | The Register

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