Michael Doyle, un biólogo de Chicago, reclama que ha sido él junto con otros dos compañeros, los que inventaron y patentaron la “web interactiva”, cuando estaban el la universidad en 1993. Doyle argumenta que el programa que creó en su campus fue el primero en permitir a los usuarios interactuar con imágenes en un navegador web.
Los abogados de Doyle reclaman una compensación por el uso de las nuevas tecnologías web. Y esto incluye: ver vídeos online, que un buscador nos ofrezca sugerencias, rotar una imagen o comprar algo en Internet. Todo ello violaría la patente de Doyle y su empresa, Eolas Technologies. Con lo que si ganara esta demanda, Internet lo tendría difícil para seguir siendo como es.
Eolas Tech ya tiene precedentes en este tipo de casos. En 1999 se enzarzó en un litigio con Microsoft del que acabó sacándole unos 100 millones de dólares. Este caso acaparó la atención de las empresas informáticas, que calificaron a Eolas como un “troll de las patentes”, ya que esta compañía jamás ha lanzado ningún navegador ni ningún software que implemente las características que ellos denuncian.
El W3C (World Wide Web Consortium), que se encarga de supervisar los estándares de la web, ha contactado con la ofician de patentes afectada directamente, mediante una carta firmada por el mismo Tim Berners-Lee, el creador de la Web.
La patente de Eolas podría causar una ruptura de los estándares globales web y causar daños sustanciales económicos y técnicos en la operatibilidad de la World Wide Web.
Básicamente lo que reclama Eolas es cobrar un canon por el uso de cualquier actividad interactiva de Internet, es decir, por todo. Si cada formato, software, complemento o concepto de Internet tuviera que pagar un dinero por el uso de la misma, está claro que afectaría mucho a la estructura de la Web tal y como la conocemos.
Berners-Lee ha afirmado en varias ocasiones que esta locura en la que se permite patentar cualquier procedimiento, idea o concepto, es una amenaza para el futuro de la Web. Ya que no permite desarrollar e innovar con libertad, al tener que restringir ideas y tecnologías a las patentes actuales, en previsión de futuras demandas de empresas que ni siquiera desarrollan ese tipo de tecnologías por su cuenta.
Si Eolas tiene éxito en su demanda, podría ser el principio de una larga lista de empresas que deberán pagar millones de dólares por el simple hecho de usar la Web.
Vía | Ars Technica
En Nación Red | Trolls de las patentes
Foto | Tim Wayne