Un estudio de la Universidad de Boston pone de manifiesto el daño que las prácticas llevadas a cabo por los “patent trolls” producen en la industria tecnológica y el desincentivo que provocan en la misma en cuanto a la inversión en innovación y desarrollo.
Las demandas por infringir patentes han crecido mucho en los últimos años, hasta el punto en que se han convertido en un nuevo modelo de negocio en el cual se han movido 80.000 millones de dólares al año durante los últimos cuatro.
Las demandas, independientemente de las sentencias finales, suelen ser más costosas para los que deben defenderse de las acusaciones, con lo que la frecuencia de estas demandas ha aumentado considerablemente.
Un factor altamente negativo es el que se produce en el entorno de la compañía acusada de violación de patentes. Si un procedimiento judicial de este estilo se alarga mucho, puede provocar que los clientes acaben en manos de la competencia, en busca de una estabilidad que no obtienen en estos casos.
El estudio también señala que generalmente, los costes de los juicios para las empresas demandadas son generalmente dos veces mayores que para la empresa que demanda, lo que hace atractivo intentarlo.
Pero incumplimiento de una patente puede generar problemas no solo a la empresa acusada, sino a todos grupos que participan directa o indirectamente en el producto; como los proveedores, los distribuidores o los mismos clientes. Los costes de un litigio de este tipo tienden a ser enormes, incluso para aquellos que finalmente ganan el juicio.
Por ejemplo, en los noventa, la empresa Cytrix presentó un nuevo tipo de microprocesadores compatibles con Intel. Intel les demandó por infringir su patente, pero acabó perdiendo. Mientras duraba la demanda, Cytrix tuvo serias dificultades vendiendo estos microprocesadores a los fabricantes de ordenadores, los cuales ya eran clientes de Intel. Es decir, esto provocó pérdidas a Cytrix, a Intel y a los fabricantes.
Estas pérdidas provocan un gran desincentivo a la innovación para las empresas, sobre todo aquellas que gastan mucho en Investigación y Desarrollo. El estudio afirma que cuanto más gasta una empresa en I+D, más probable es que tenga un litigio por infringir patentes.
El 75% de todas las demandas de patentes en sectores de alta tecnología, se dan en el campo de los ordenadores y las comunicaciones. Un 41% corresponden tan solo a patentes de software. El software tiene la debilidad de que es muy interpretable, con lo que los procedimientos y los registros no son tan evidentes ni claros.
Lo que sí está claro es que si los recursos se invierten en abogados y patentes, no se invertirán en I+D, con las consecuencias negativas que conlleva para toda la sociedad.
Vía | Barrapunto
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