Probé lo de "compra una impresora nueva, es más barato que comprar la tinta de otra". No me ha salido bien

Una cosa no ha cambiado en el mercado de la tinta respecto a hace décadas: es carísima. Lo que sí ha cambiado es que ya no es rentable comprar impresora nueva

Impresora
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Que la tinta de impresora tiene un precio absolutamente desproporcionado no es ninguna novedad. El litro cuesta más que el de perfume de lujo. Frente a hace unas décadas, ya no es tan normal imprimir en casa, porque salvo varias excepciones, ya no es tan necesario imprimir.

Yo me encuentro en una de esas excepciones. Mi pareja es maestra y necesita imprimir bastantes documentos y fichas (en color) para su clase. Por ello, en casa optamos por comprar una impresora láser de color, y se ha amortizado mucho. Ahora nos hemos mudado, y en la casa a la que íbamos había impresora de chorro de tinta. Junto a ello, me ha contado que este año no necesitaría imprimir tanto, así que lo primero que hice fue mirar el precio de los cartuchos.

Al verlo, y comprobar que la impresora que habían dejado en el apartamento era funcional pero antigua, me decanté por lo que había escuchado muchas veces desde que era un niño en los 90 "compra una impresora nueva, es más barato que comprar la tinta de otra". Craso error.

Un buen recuerdo que (ya) no es realidad

En mi infancia recuerdo que se hablara del tema y que saliera bien, y he preguntado a uno de los amigos de mis padres que recordaba haberlo comentado, y me ha dicho que era así: "En las impresoras de gama baja salía rentable frente a comprar la tinta oficia, en las más altas no".

Hacerlo a día de hoy tenía toda la lógica del mundo: los cartuchos de color y negro salían por 46 euros. La impresora nueva, en oferta, por 40 euros. Así que la compré, la configuré y me dispuse a utilizarla. Estaba contento, la gama era similar a la de la que nos habían dejando en el apartamento, pero al ser más moderna, tenía impresión por WiFi, algo que nos vendría bien para imprimir desde tres portátiles, tablets y smartphones.

Todo iba bien hasta que comprobé que los niveles de tinta de los cuales informaba la impresora eran bastante bajos. No me había fijado al instalar los cartuchos, pero los saqué y vi la clave de que tuvieran tan poca tinta: junto al tipo de cartucho, Canon, la marca de la impresora, tenía una sospechosa palabra "Starter".

Tinta Los cartuchos de tinta que vienen con las impresoras nuevas tienen mucha menos tinta que los que compras por separado.

Investigando un poco vi que los cartuchos iniciales de casi todos los modelos vienen al 25% o menos, la tinta básica para hacer pruebas. Así que el cartucho de color nos ha dado para unas 40 páginas de mucho color, frente a las 180 que Canon publicita en los cartuchos que vende por separado (300 en el caso de comprar cartuchos XL).

En prácticamente una sesión de impresión, la estrategia de costes se había ido al traste. Todo culpa de cierta ignorancia, de que las cosas en el mercado de la impresión han cambiado en 20-30 años, y de la dichosa palabra "Starter". Aun así, tampoco habría compensado comprar láser y sus tóneres. No al menos para el uso que le vamos a dar este año. Para reponer la poca tinta inicial nos decantaremos por cartuchos XL en alguna oferta puntual, que son los más rentables en este modelo. Para el futuro, lección aprendida.

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