Aunque muchos piensan que la impuntualidad es de las peores cosas que pueden tener los compañeros de trabajo o jefes (y aquí me incluyo), un nuevo estudio de Monster sorprende ya que no es algo tan malo según la percepción de muchas personas. Pero sí que hay aspectos que hartan mucho más.
Según esta encuesta reciente, solo el 14% de los empleados cita la puntualidad como la conducta más importante en el lugar de trabajo, según Monster, tras entrevistar a más de 1000 trabajadores. Incluso la propia firma especializada en contratación laboral se sorprendió de este dato.
Concretamente, los cinco comportamientos más irritantes y la cantidad de trabajadores que los encontraron más molestos son los siguientes: no limpiar después de utilizar un espacio (el que más molesta, en un 88% de las respuestas); la gente que cotillea (81%); o que se use un lenguaje inapropiado (78%).
También resulta tedioso que no les respondan a los mensajes (el 77% habla de esto y hemos visto en otros estudios que para las nuevas generaciones es muy importante la comunicación abierta e ir recibiendo feedback constante en el trabajo); y lo que sí molesta es cuando las personas llegan constantemente tarde a las reuniones (77%).
Cambios en el concepto de la puntualidad
En este caso, podemos ver que la impuntualidad general no molesta, pero sí cuando interfiere con la dinámica laboral y alguien lo hace de forma recurrente. Nadie quiere estar sentado a la espera de una reunión mientras el tardón de turno se retrasa una vez más.
A este respecto puede afectar que para la juventud, la puntualidad no es un gran valor y la Generación Z es la que está entrando de lleno en el mercado laboral.
Además, solo el 51%, o uno de cada dos empleadores, enfatiza la puntualidad en el lugar de trabajo, según la encuesta de Monster. Con la flexibilidad que llegó a nuestras vidas de la mano de una pandemia que impuso de lleno el teletrabajo y, con el tiempo, entornos de trabajo híbridos, parece ser que llegar a las 9 en punto a la mesa del despacho ya no es la máxima prioridad de los jefes.
Eso sí, como recuerda Fortune, la impuntualidad se pasa por alto más fácilmente a menos que haya un proyecto grupal:“Si hay una reunión, ya sea que el empleado esté trabajando de forma remota o presencial, su tardanza es más fácil de detectar cuando hay un comienzo difícil y todos ya están presentes menos uno”, explican desde la consultora.
En general, parece que a los empleados no les importa la hora en la que el resto lleguen a la oficina, "a menos que comience a consumir el tiempo de los demás". Los empleados “pueden estar bien con que sus compañeros de trabajo lleguen tarde, pero si afecta su capacidad de ser productivos, pasa a ser frustrante”, es lo que ha explicado Jennifer Moss, autora de Unlocking Happiness at Work (Cómo desbloquear la felicidad en el trabajo). Y es que la nueva forma de trabajar ha traído horarios ligeramente diferentes.
Imagen | Foto de Hunters Race en Unsplash
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