Cuando Netflix se introdujo por primera vez en España, la manera en la que consumimos contenido audiovisual cambió para siempre. El formato físico decayó hasta tal punto en el que hoy día es prácticamente un nicho, reservado casi exclusivamente a coleccionistas o a aquellos que quieren disfrutar de películas y series en la máxima calidad.
Hoy día impera otro factor a la hora de ver una película o serie: la comodidad que brindan las plataformas de streaming. Sin embargo, 9 años y decenas de plataformas lanzadas después, la cosa ha cambiado mucho. Los precios solo han aumentado, cada vez hay más restricciones en los planes ofertados y la presencia de anuncios cada vez es mayor. 2024 se ha convertido en el año en el que el streaming ha pasado por su peor época, y no tiene pinta de que vaya a cambiar a mejor.
Los anuncios son lo peor, pero para muchos es el único clavo al que agarrarse
Está claro que el negocio de la publicidad cada vez es más rentable para las empresas, pues es una fuente valiosísima de ingresos que compañías como Netflix, Amazon, Disney y demás, utilizan para poder después reinvertir en más contenido para sus plataformas. Que los usuarios se decanten por un plan con anuncios es perfecto para las compañías que ofrecen servicios de streaming, pues éstas también obtienen una cuantiosa suma de ingresos por publicidad. Además, suscribirse a un plan con anuncios es el primer paso para muchos que, al ver las restricciones de estos planes, se acaban adhiriendo a un plan superior.
Estamos tan acostumbrados a consumir publicidad que preferimos optar por la suscripción más económica de las plataformas de streaming (que generalmente es la que contiene anuncios). Además, para muchos el aspecto técnico tampoco es un freno, siempre y cuando puedan seguir disfrutando de sus series y películas favoritas a un precio reducido.
Y es que sí, la llegada de los anuncios en un servicio de pago es la gota que colmaba el vaso, pero también ha sido un remedio al que muchos se han agarrado para seguir disfrutando de su contenido favorito sin la necesidad de pagar en exceso. Tampoco ha sido una elección justa para los usuarios, quienes acabamos mirando siempre el bolsillo por cuestiones evidentes.
Netflix introdujo su plan básico con anuncios además con un catálogo más reducido de títulos. Actualmente esta cifra ha incrementado, los anuncios no son tan pesados aún (unos 4 o 5 minutos por cada hora de reproducción, antes de la reproducción y durante), y la calidad del streaming pasó de 720p a 1080p, equiparándose con el plan estándar de Netflix. La mejora de este plan indica que la jugada le está saliendo bien a Netflix. Sus recientes informes financieros son la prueba, y está claro que la compañía quiere seguir apostando por este plan, ya que es uno de los más atractivos por lo económico que resulta sobre el resto.
En el resto de compañías, más de lo mismo. Disney+ y Prime Video les siguieron después (y pasará pronto lo mismo con Max en España), añadiendo publicidad en sus planes más económicos y aumentando los precios de su oferta. Aquellos que acumulaban plataformas de streaming han ido reduciendo su cuota mensual y las constantes subidas de precio solamente prueban que, a excepción de Netflix, que vive casi exclusivamente de ello, para el resto de compañías las plataformas de streaming es un negocio insostenible a largo plazo.
Actualmente, la publicidad quizá no sea tan molesta. Pero tan solo será cuestión de tiempo en que los anuncios comiencen a ser un verdadero problema ocupando cada vez más minutos entre cada reproducción. Lo hemos vivido en nuestras propias carnes con los cambios que se han introducido en servicios como YouTube a lo largo de estos años.
La introducción de anuncios quizá ni siquiera haya sido el mayor tormento de los usuarios. Y es que Netflix también lanzó un sistema para limitar el uso de cuentas compartidas para usuarios que no se encontraran en el mismo hogar. Esto obligaba a que los usuarios que compartían cuentas con amigos o personas ajenas a su hogar, tuviesen que migrar a cuentas independientes o añadir perfiles extra por un coste adicional en la cuota mensual. Disney+ fue la siguiente en introducir un sistema similar y Max va por el mismo camino.
Esta presión y la subida de precios ha hecho precisamente que los planes con anuncios acaben siendo un remedio muy atractivo para los usuarios, ya que la comodidad de reproducir contenido de forma más o menos económica y sin tener que descargar nada ni levantarte del sofá sigue imperando sobre el resto de métodos, razón por la que hoy día muy pocos se dan de baja de todas y cada una de sus plataformas de streaming.
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