Ese inocente vídeo desde nuestro balcón puede desvelar dónde vivimos: así perdemos privacidad

Ese inocente vídeo desde nuestro balcón puede desvelar dónde vivimos: así perdemos privacidad

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Ese inocente vídeo desde nuestro balcón puede desvelar dónde vivimos: así perdemos privacidad

No resulta nada complicado encontrar en redes sociales fotografías o vídeos tomados desde una ventana, un balcón, una terraza... más si cabe en estos días de confinamiento voluntario u obligatorio en tantas partes del mundo.

Puede ser una forma de apoyar una causa, retratar la excepcionalidad, capturar lo que hace unos días apenas imaginábamos, pero también puede provocar una circunstancia inesperada para muchos: una importante pérdida de privacidad. En una simple foto, en un simple vídeo, podemos mostrar mucha más información de la deseada. Datos que pueden comprometer nuestra intimidad.

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En una simple foto, en un simple vídeo, podemos mostrar mucha más información de la deseada

Mucho más que una calle cualquiera

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Del mismo modo que publicar una foto de nuestra maleta preparada para las vacaciones puede revelar que nuestro hogar se va a quedar vacío o un vídeo de nuestro puesto de trabajo es capaz de descubrir cómo es nuestra oficina, tomar una foto o un vídeo desde nuestro hogar puede descubrir nuestra dirección.

Es lo que se suele llamar una pérdida de privacidad inducida. Es decir, una merma en nuestra intimidad producida por la explotación que terceros hacen de información que nosotros mismos hemos proporcionado.

Basta que un malo —o sencillamente un curioso— tome nuestra fotografía o tu vídeo y empiece a indagar. En primer lugar, simplemente consultando nuestro perfil en una red social. Con ello podría saber directamente en qué ciudad vivimos, si lo indicamos abiertamente, o tratar de adivinarlo, por ejemplo viendo nuestras publicaciones en Twitter, Instagram o Facebook.

Con una foto o un vídeo desde casa, una ronda por nuestras publicaciones en redes y la utilización de herramientas al alcance de cualquiera, la ubicación de nuestro domicilio puede quedar al descubierto

A partir de este punto, incluso puede que haya descubierto en qué barrio vivimos, de nuevo, simplemente observando nuestra actividad pública en la red. Sin arrebatarnos ningún tipo de información mantenida privadamente.

Todo esto es algo que la mayoría damos por asumido. Sabemos que ese tipo de información que hemos dejado diseminada por las redes es de dominio público. Cualquiera la puede ver. Y hasta aquí la pérdida de privacidad está más o menos controlada. Normalmente somos conscientes de que decimos de dónde somos y/o en qué ciudad vivimos. Lo hacemos por inercia o porque incluso deseamos verdaderamente que se sepa dónde nos movemos.

El problema puede surgir cuando, con toda esta información y alguna herramienta que todo el mundo tiene a su alcance, las indagaciones pueden ir a más gracias a esos vídeos y fotos tomados desde una ventana, un balcón, una terraza...

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Si no queremos exponernos, no está de más extremar las precauciones con lo que publicamos y los datos desapercibidos que puede contener

Cualquier detalle, por nimio que parezca, puede ayudar a ese tercero a descubrir exactamente dónde vivimos. Desde el cartel de una tienda, a la fachada de los edificios de enfrente, la placa de una calle o cualquier construcción icónica que se reconozca. Un par de búsquedas, un tiempo de averiguaciones... y podrían conocer en qué edificio vivimos, como mínimo. No vamos a contar cómo puede hacerse exactamente, pero es perfectamente plausible.

Por esta razón, si no queremos exponernos a esta circunstancia, no está de más extremar las precauciones en nuestro día a día. Y sobre todo hoy por hoy, cuando la mayoría de nosotros nos encontramos en nuestros hogares como corresponde, tratando de frenar la curva de contagios por la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus, COVID-19, y participamos en iniciativas tan encomiables como el #AplausoSanitario u otras para entretenernos como #FotosDesdeMiVentana.

Antes de grabar o fotografiar, debemos pensar en qué vamos a mostrar. Y antes de publicar en redes sociales, grupos o comunidades, debemos pensar si realmente queremos mostrar a todos lo que esas imágenes pueden revelar. Siempre nos quedará ser imaginativos a la hora de capturar aquello que deseemos sin enseñar más de la cuenta ni comprometer nuestra privacidad.

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