A principios de mayo y durante la Build 2018, Microsoft presumía de que Windows 10 ya se encuentra en más de 700 millones de dispositivos, y a ese ritmo, es probable que para finales de 2019 alcance los mil millones. Pero esos enormes números apenas afectan la cuota de mercado de los navegadores a favor de Microsoft.
En el escritorio, la fuerza dominante es Chrome y lo es de forma arrolladora. Según los datos de StatCounter para junio de 2018, el navegador de Google tiene más del 66% de la cuota de mercado, le siguen Firefox, Internet Explorer y Safari, dejando al Edge de Microsoft en un quinto lugar con 4,15% a pesar de ser el navegador por defecto en 700 millones de dispositivos.
No deja de llamar la atención que por más que aumentan los usuarios de Windows 10 de forma constante, los usuarios de Edge por el contrario, disminuyen. En todo lo que va de año no ha logrado superar el 4%, y de hecho, en mayo tenía un minúsculo porcentaje mayor de uso, apenas 0.1%. Básicamente, Edge está estancado a pesar del ritmo al que crece Windows 10.
¿Quién tiene la culpa?
Si nos ponemos a analizar las razones por las que Microsoft Edge no termina y probablemente no terminará de arrancar, podríamos nombrar a tres factores como los más importantes: Internet Explorer, Chrome, y el mismo Microsoft Edge.
El daño que Internet Explorer hizo a la reputación del "navegador de Windows" no se puede menospreciar, se convirtió en uno de los navegadores más odiados de todos los tiempos, tanto por usuarios como por desarrolladores y especialmente por los expertos en seguridad. Para cuando Microsoft empezó a arreglarlo, ya era demasiado tarde.
En ese tiempo Google aprovechó para barrer con todos con un Chrome rápido y ligero que ahora solo es rápido y lo de ligero no les va a los navegadores modernos en todo su poder.
Con una de las empresa de publicidad más grandes del planeta detrás, Chrome se ha metido por los ojos de todos a una velocidad y nivel abrumadores. La web más visitada del mundo: el buscador de Google, no deja de recomendarte instalar Chrome si de casualidad entras ahí con otro navegador.
Y lo mismo pasa con un montón de servicios de Google que son usados por miles de millones de personas: Gmail, Hangouts, Drive, Google Docs, etc. "Instala Chrome, todos tus sueños se harán realidad". "Si se congela Edge, usa Chrome aunque seas empleado de Microsoft".
Y Chrome sigue siendo un navegador bueno, rápido, y con un ecosistema de extensiones gigantesco. Además de que está empezando a establecer una alarmante tendencia similar a la del viejo IE en la que todo se está diseñando para Chrome con esa mentalidad de "este sitio funciona mejor en Chrome".
Y luego está el mismo Microsoft Edge, un buen navegador que no deja a nadie con más de un entusiasmo bastante tibio. "Está bien, pero le faltan cosas". Edge se tardo una eternidad en añadir funciones básicas como extensiones o una mejor gestión de favoritos. Y mientras Microsoft mejoraba su navegador, el usuario iba e instalaba otro y se olvidaba por completo de él.
Además, a pesar de que Edge es una apuesta completamente nueva que pretende separarse de la deblace de Internet Explorer, Microsoft no alejó mucho la marca y para muchos esa "e" del logo de Edge muy bien podría ser el mismo Internet Explorer. Es otro cambio tibio de Microsoft que probablemente no les hizo favores.
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