Escuchar o leer los testimonios de los chavales de instituto y jóvenes universitarios que han sufrido las cargas policiales en Valencia da que pensar. Da que pensar en unos jóvenes a los que la sociedad les dice que se manifiesten por sus derechos, en este caso en contra de los recortes, y la sociedad misma les responde con violencia a través de sus agentes del orden.
Da que pensar en cómo les educa la sociedad a golpe de porras, con brechas en la cabeza, con vejaciones y con el mismo trato que se les da a las ratas. Lo cuentan ellos mismos, atónitos por saberse agredidos por aquellos que se supone que deben ser los defensores del orden.
Tiene uno la impresión, cuando va de primavera en primavera, de renacimiento del interés de los jóvenes por la política en renacimiento del interés de los jóvenes por la política, que el mensaje no fue muy bien captado. Que lo que interesaba hace unos años, cuando se decía que los chicos estaban amuermados, era que formaran parte del circo político, pero no que hicieran política. No aprendieron la lección, y ahora es cosa de enseñarles a obrar como es debido. La letra, con sangre entra.
Mientras en Sol se manifiestan como muestra de solidaridad al grito, ya tristemente previsible, de “todos somos Valencia”, a los que están trabajando en la zona para contar lo que pasa les dan recuerdos efusivos hasta en el carné de periodista.
En la red, hay peticiones para que el Defensor del Pueblo investigue la violencia policial de Valencia. Sin que esté muy claro qué orden defienden estos agentes, lo que parece difícil de tragar es que ese orden suponga liarse a golpes con el futuro de nuestra sociedad por el único hecho de reivindicar derechos constitucionales. Mientras, #PrimaveraValenciana es trending topic y quienes ordenan estas actuaciones deleznables quedan en evidencia. Otros que no aprenden.
Enlace | Pide al Defensor del Pueblo que investigue el abuso policial en el IES Luis Vives, Pide el cese de Paula Sanchez de León como delegada del gobierno en Valencia
