Tras unas semanas de tranquilidad, una vez la SOPA y la PIPA se pusieron en el congelador, un grupo de senadores presentó hace unos días una nueva propuesta de ley de ciberseguridad.
El grupo que ha presentado el nuevo proyecto lo conforman John Rockefeller IV, Susan Collins, Dianne Feinstein y el ‘amigo’ Joe Lieberman, todos conocidos por sus intentos de impulsar leyes de control de Internet a expensas de las libertades civiles.
Collins y Lieberman ya estuvieron detrás de los intentos hace un par de años de lanzar la ley que otorgaba al Presidente de los Estados Unidos de América la capacidad de apagar Internet, el conocido “Internet kill switch”.
Por su parte, Feinstein fue de las primeras en pedir la cabeza de Julian Assange, y a Lieberman le conocemos por ser el que llamó a los de Amazon para que dejaran caer de su nube a Wikileaks. Y el senador Rockefeller se presenta él solo: es el que dijo que todo sería mucho más mejor si nunca se hubiera inventado Internet.
Con la nueva propuesta, el Departamento de Seguridad Nacional deberá establecer los riesgos y vulnerabilidades de cualquier sistema informático al cargo de alguna infraestructura crítica.
Una vez se determinen esas vulnerabilidades, los responsables de los sistemas deberán colaborar con el DHS para asegurar el sistema y prevenir cualquier posible ataque.
Y por “infraestructura crítica” se entienden las centrales eléctricas, estaciones de bombeo y depuración de agua además de un largo etcétera, ya que para los ciber-paranoicos, todo es crítico y mortal de necesidad.
La definición de “infraestructura crítica” comprende
aquellos sistemas cuya disrupción causada por un ciber-ataque pudiera llegar a causar muertes en masa, evacuación o daños mayores a la economía, la seguridad nacional o la vida diaria.
Lo bueno del caso es que las empresas cuyos sistemas sean designados como “críticos” podrán apelar la decisión que les marque como “infraestructura crítica”.
La nueva ley se encuadra claramente en las nuevas estrategiastanto de la Casa Blanca, “Estrategia de identidades confiables”, como del Pentágono, “Estrategia para la ciber-seguridad” (y segunda parte).
Los promotores de la nueva legislación quieren dejar claro que ésta no tiene relación alguna con la SOPA ni la PIPA (ni ningún plato de comida o fruto seco), y bien que hacen.
La Ley de Ciberseguridad no hará que Internet desaparezca, si no que pretende crear una especie de Skynet para tener bien controlados todos los sistemas “críticos” que mantienen al país en marcha.
La diferencia es que, con la intención expresa de aprobar la ley, y rápido, sus responsables han suprimido el polémico “botón de internet”, una especie de “botón de pánico” que el Presidente de los Estados Unidos podía pulsar, “apagando” así la red.
Ese “botón de pánico“ fue el detonante de otra oleada de protestas, pero como podemos comprobar ahora, no se logró retirar del todo las nuevas ideas de legislación restrictiva.
Aún así, si que se prevé unificar los programas de ciberseguridad bajo un Centro Nacional para la Ciberseguridad y las Comunicaciones, aunque no está claro si quedará bajo el mando del US Cybercom o será una estructura a parte.
Así pues, volvemos con los ciclos en los frentes abiertos con el objetivo de controlar todo lo relativo a Internet. Tras el copyright, ahora toca cambio de menú: de comer ahora toca paranoia y ciberapocalipsis… los halcones vuelven a volar bien alto.
Via | ZDNet
Foto | Security and Defence Agenda