Hablemos un momento del movimiento 15MpaRato. Que la gente en internet le está presentando una dura batalla al establishment es una obviedad, una necesidad que se remonta a ya hace unos cuantos años, cuando en las facultades se hablaba de cambiar la sociedad pero no había una herramienta que lo permitiera con efectividad. Y ahora la herramienta lo permite, y a un nivel global. De 0 a 100 hemos llegado en apenas unos años.
Pero que esa batalla contra el poder establecido que tanto se plantea en los terrenos de lo aspiracional se plasme en algo tan material como llevar a algunos personajes concretos ante los tribunales para que respondan de sus posibles responsabilidades en esta crisis que nos han vendido como montaña hecha de nuestros granitos de arena sin contar los terrones que llevaban algunos en la mochila, porque los bolsillos se les quedaban pequeños, no deja de ser refrescante.
Internet está marcando el triunfo de la ciudadanía sobre la soberbia establecida. El consumidor tiene poder y lo está explotando. Algunos coletazos de ese poder presentan un lado oscuro. ¿Quién determina que lo que dice la ciudadanía es éticamente intachable? ¿La inteligencia colectiva? Otros puntos están bastante más claros. En esta crisis económica en la que algunos se emperran en irse de rositas, la gente no es tonta, y saben diferenciar ciertos bancos de otros. Esa es su responsabilidad.
El movimiento 15MpaRato cuenta ya con 19.000 euros de los 15.000 que necesitaba para querellarse contra Rodrigo Rato. Más de medio centenar de accionistas están dispuestos a reclamar por las pérdidas sufridas en el negocio que ha supuesto (para algunos) la salida a bolsa de Bankia.
El límite para recaudar dinero finalizaba el próximo 13 de junio. El 15MpaRato lo ha logrado en una sola jornada, con la que está cayendo ahí fuera, la crisis y todo lo que de ella se deriva. Milagros del crowdfunding. Ese es el poder de convocatoria que tiene la red cuando la oportunidad merece la pena. Nuevamente, esa es su responsabilidad.
Una responsabilidad que se materializa en un movimiento que vertebra su actuación en torno a cuatro ejes: recopilar la información a partir de las filtraciones que pueda dar la propia ciudadanía, elaborar y difundir esa información creando un ambiente de amplio consenso, trabajar con grupos de abogados especializados en banca y crear informes que lleguen “arriba”, a la Unión Europea, para que se vea por dónde van los tiros más allá de lo que digan esas oscuras organizaciones que se dedican a la (auto-)(des-)calificación.
Tal y como recuerda Antoni Gutiérrez-Rubí, las leyes son el poder de los sin poder, y su herramienta para llevar adelante ese poder son, una vez más, las redes sociales, esas asambleas que recuerdan a las reuniones que se celebraban en los graneros de los colonos americanos que hemos visto en las películas. Ahora, en pleno siglo XXI, volvemos a dialogar.
Del boicot del producto a llevar a los responsables al banquillo
Quizá los antecedentes del 15MpaRato se encuentran precisamente in the land of the free. Allí, el Bank of America se encontró el año pasado con una campaña de rechazo frontal hacia su pretensión de cobrar comisiones mensuales por una tarjeta de débito. La persona que inició esa campaña, concretamente en Change.org, era una niñera cabreada con la medida. 307.000 firmas la apoyaron y la protesta corrió por Facebook y por Twitter. El Bank of America dio marcha atrás.
Otra de bancos que también recoge Gutiérrez-Rubí y que entronca más con lo de Rato en Bankia. También en 2011, el proyecto Move your Money animaba a la gente a eso, a retirar el dinero de los bancos y moverlo hacia entidades locales y cooperativas de crédito. Unos 650.000 consumidores transfirieron su dinero, y entidades financieras como JP Morgan Chase aprovisionaron miles de millones de reservas para afrontar los posibles litigios.
¿Sirven de algo estas medidas? Ayer Periodismo humano recogía una acción que presuntamente se desarrolló en torno al cierre de cuentas de Bankia en una de las sucursales. Huele a fake de escándalo, y sea como fuere abre una vía de debate sobre cuáles son las medidas más efectivas para denunciar la impunidad con que han operado algunos bancos:
Quienes digan que esta acción desacredita lo que hace el movimiento 15MpaRato seguramente estarán en lo cierto. Y quienes sostengan que una acción como esta es necesaria para hacer evidente el cabreo de la ciudadanía, seguramente también tendrán su parte de razón.
Lo peliagudo del caso es que hace falta una cierta unidad de acción para que las pretensiones de los afectados por el caso Bankia, es decir la ciudadanía en su conjunto, lleven a algún puerto. Y ese puerto, en estos momentos, se perfila con la imagen de Rodrigo Rato sentando en un banquillo.
¿Quién, qué, cómo y por qué?
¿Quién ha decidido eso? Veamos. Dentro del 15MpaRato hay gente que se mueve en diversos ámbitos afines al 15-M: desde gente de Democracia Real Ya a través de su Plan De Rescate, pasando por la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, X.net, #CierraBankia, TomaTuBanco, Democracia 4.0, #OpEuribor, Iaioflautas, TomaParte y muchos otros, que se han coordinado en una iniciativa concreta usando la red.
¿Y por qué Rodrigo Rato? No es un objetivo casual. Si personajes como Camps y Fabra han representado el pan y circo de nuestro día a día informativo en materia de corrupción, lo de Rato ha sido el polo opuesto: cómo saltar de oca a oca mojando de aquí y de allá sin que nadie audite su gestión. Es algo que la red ha recogido, como también recoge su sueldo millonario mientras los deshaucios movían a la ciudadanía en Twitter. También sabe internet del varapalo que sufrió el que fuera gerente del Fondo Monetario Internacional, vista su actuación.
Y luego están los casos de Gescartera y tal, pero eso ya son migajas en una trayectoria ciertamente rutilante que está documentada por la misma ciudadanía en un ejercicio de transparencia y honestidad que para sí quisieran muchos. No, lo de querellarse contra Rodrigo Rato no es una casualidad ni el fruto de una decisión guiada por la inquina. Ahí hay un fondo que se puede (y moralmente se debe) rascar. E internet se convierte en la herramienta imprescindible para coordinar esas acciones.
Lo de la #QuerellapaRato quizá sea sólo el comienzo. Si todo les sale a los integrantes del movimiento como ellos pretenden, es posible que las acciones se propaguen más allá de Bankia hacia todos y cada uno de los responsables de esta crisis. En este sentido, sí que es verdad que hay 15MpaRato. Y pa rato, en minúscula, también. Veremos quién es el próximo objetivo de este movimiento.
Foto | Terra, elev8
Vídeo | enmediobcn
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