El pasado domingo Susan Fowler, una ingeniera que dejó Uber el pasado mes de diciembre, publicó en su blog personal una entrada que detallaba su paso por la empresa. En ella, hablaba abiertamente de discriminación y acoso sexual por parte de sus superiores, algo a lo que afirma que el departamento de recursos humanos de la compañía no tardó en quitarle importancia. Por lo visto, se trata de una cultura del desenfreno que se alimenta desde los estratos superiores de la empresa.
Al menos, eso es lo que aseguran en un artículo publicado por el New York Times. Entrevistas con empleados actuales y antiguos, así como lecturas de emails, registros de chat y reuniones grabadas parecen confirmarlo: entre las acusaciones más graves formuladas por los trabajadores, que o fueron testigos o fueron parte de estos incidentes, hay un directivo que tocó los pechos de una empleada y otro que profirió insultos homófobos contra un empleado. ¿Está la cultura corporativa de Uber yendo demasiado lejos?
A todo esto habría que sumar las amenazas de otro directivo a un empleado con "partirle la cabeza con un bate de béisbol" si no empezaba a rendir al nivel que la empresa esperaba. Estas son las palabras de Susan Fowler con respecto a lo que ella vio:
Parecía que cada gerente estaba luchando con sus compañeros e intentando socavar a su supervisor directo de forma que pudiesen conseguir su trabajo. No se hicieron intentos por parte de ninguno de estos gerentes para ocultar lo que hacían: se jactaban de ello en reuniones, escribieron informes directos sobre ello y cosas por el estilo.
¿De qué se acusa exactamente a la cúpula de Uber?
La agresiva cultura de Uber comenzó con su fundación en 2009, cuando Travis Kalanick y Grarret Camp crearon una startup que permitiría a los usuarios pedir un taxi con unas pocas pulsaciones en sus teléfonos móviles. Kalanick también comenzó entonces a perfilar los polémicos 14 valores culturales de Uber, entre los que se incluyen visión de producto, obsesión con la calidad, innovación, "competir mano a mano con los compañeros", ferocidad, ejecución, comunicación y "superentusiasmo". Estos valores, por otra parte, han sido inspirados por otro gigante tecnológico, Amazon y sus principios de liderazgo.
De hecho, Travis Kalanick ha sido el responsable de establecer el tono que luego otros empleados han replicado, llevando sus 14 valores a rajatabla: bajo su mandato Uber ha adoptado un enfoque pragmático a los negocios, ha violado leyes locales y ha criticado a sus competidores en una carrera para expandirse lo antes posible.
Además, tampoco ha dudado en mostrar abiertamente su ego cuando ha tenido oportunidad. En un artículo publicado por GQ en 2014, Kalanick se refería a la empresa como "Boob-er" por cómo le facilitaba atraer y conquistar a mujeres dada su posición. Esto nos suena de haberlo oído no hace mucho en boca de otra persona.
Cuando trabajadores como Susan Fowler acudieron a recursos humanos detallando comportamientos como los de Travis Kalanick en el lugar de trabajo, dijeron que en muchas ocasiones se sintieron "dejados de lado". Ella y otros seis empleados dijeron que en ocasiones RRHH excusaba a los principales activos de Uber por su capacidad para mejorar la salud del negocio. ¿Qué pasaba si un gerente era particularmente problemático? Se lo movía a otra región según el New York Times, raras veces se despedía a nadie.
Un grupo que parecía especialmente inmune al escrutinio interno, según los empleados antiguos y actuales de la empresa, era el llamado "equipo A" de Uber. Está compuesto de ejecutivos muy cercanos a Travis Kalanick en el plano personal, y que estarían escudados de responder a muchas de sus acciones.
Uno de los miembros de este equipo es Emil Michael, vicepresidente senior de línea de negocio, que fue objeto de un escándalo público sobre unos comentarios realizados en 2014, atacando a periodistas usando su vida privada por oponerse a Uber. Travis Kalanick defendió a Michael, diciendo que creía que podía enmendar sus errores y aprender de ellos.
La cultura del desenfreno de la empresa saltó el público en una reunión global en Las Vegas a finales de 2015. Entre montones de alcohol y expediciones al casino, los empleados de la empresa consumieron cocaína en los lavabos de las fiestas privadas y uno de los gerentes magreó a varias empleadas (si bien según el New York Times se le despidió 12 horas más tarde). Otro empleado secuestró un autobús privado, lo llenó con amigos suyos y se lo llevó para dar una vuelta. Es un escenario que recuerda a "El lobo de Wall Street".
Además de todo esto, Uber se enfrenta a tres demandas en al menos dos países por parte de antiguos empleados, que aseguran haber sufrido acoso sexual o abusos verbales por parte de gerentes de la empresa. Según el medio, otros empleados actuales y antiguos aseguran estar considerando tomar acciones legales contra la compañía.
¿Qué está haciendo Uber para defenderse?
La entrada del blog de Susan Fowler que mencionamos antes ha provocado que corran ríos de tinta sobre lo poco amigables que los lugares de trabajo de Silicon Valley pueden ser para las mujeres, y han desatado una crisis interna en Uber. Travis Kalanick ha abierto una investigación interna sobre las acusaciones, y ha hecho que la directiva Arianna Huffington y el antiguo Fiscal General del Estado, Eric H. Holder Jr., observen de cerca las acusaciones de acoso sexual y al departamento de recursos humanos.
Para contener el desastre, Kalanick también empezó a ser más transparente. El pasado lunes dijo que al menos el 15,1% de los puestos de ingeniería, gestión de producto y ciencia están ocupados por mujeres, y que esos números no habían cambiado significativamente a lo largo del último año. Según la propia Uber, el martes se celebró una reunión de 90 minutos en la que Travis Kalanick y otros ejecutivos fueron asediados con docenas de preguntas y delcaraciones de empleados que o bien estaban asustados, o bien se sentían identificados con la historia de Susan Fowler y pedían un cambio.
En lo que fue descrito por cinco asistentes como "un momento emotivo", y según un vídeo de la reunión al que el New York Times habría tenido acceso, Travis Kalanick se disculpaba con sus empleados por haber llevado la empresa y su cultura hasta el punto actual:
Lo que puedo prometeros es que mejorará cada día. Puedo deciros que estoy real y totalmente dedicado a llegar al fondo de esta cuestión.
Algunos empleados de Uber han dicho que los esfuerzos del presidente de la empresa han sido rápidos y positivos. Aimee Lucido, ingeniera de software de Uber, escribía en su blog lo siguiente:
Estoy contenta con lo rápido que Travis ha respondido a esto. Estamos mejor situados para manejar este tipo de problema ahora de lo que lo hemos estado en el pasado.
Ese tono ha tenido réplica en las oficinas de Uber, según parece. Al menos dos antiguos empleados han dicho que notificaron a Thuan Pham, jefe técnico de la empresa, de acoso laboral por parte de gerentes y colegas en 2016. Uno de ellos incluso escribió a Travis Kalanick.
Desde que Susan Fowler publicó su artículo, varios empleados de la empresa han comentado que están considerando dejarla. Algunos están esperando hasta que llegue su compensación de equidad de Uber sea adquirida, aunque está limitada a unidades bursátiles. Otros han dicho que ya han empezado a enviar currículums a la competencia.
Aún así, hay otros empleados que esperan que Uber pueda cambiar. Travis Kalanick ha prometido entregar un informe de diversidad para detallar mejor el número de mujeres y minorías que trabajan en la compañía, que está manteniendo audiencias sobre su situación laboral con sus empleados.
En la reunión del pasado martes, Ariana Huffington también juró que la empresa haría otro cambio. Según los asistentes y el vídeo al que el New York Times ha tenido acceso, la directivo dijo que no se contrataría más a "idiotas brillantes".
Vía | New York Times
Imágenes | 5chw4r7z, TechCrunch
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