Ayer por la tarde se filtró en la Red una fórmula para descargar y actualizar Windows 8.1 Update 1 desde los servidores de Microsoft. Según parece, el fabricante del sistema operativo ha implementado esta posibilidad a nivel interno para pruebas u otros propósitos. En Genbeta hemos querido verificar la certeza de la filtración y el resultado.
En este artículo os relato las pruebas realizadas en dos máquinas físicas distintas con licencias registradas de Windows 8 y actualizadas con posterioridad a Windows 8.1. Si habéis estado siguiendo las noticias sobre Windows 8.1 Update 1, se trata de una actualización que se va a distribuir a través del servicio Windows Update, probablemente en abril, una vez que ya ha alcanzado el estatus RTM.
Dos métodos de instalación posibles
Según las fuentes consultadas, existían dos alternativas para descargar e instalar Windows 8.1 Update 1. La primera consistía en añadir una nueva clave no documentada en el registro de Windows, la segunda en descargar una serie de paquetes de servicio debían ser instalados en un orden determinado.
Habían pasado ya varias horas desde la filtración y existía el riesgo de que Microsoft cortara el grifo y ya no se pudiera llevar a cabo –como así hemos comprobado después--, pero había que intentarlo. Sin tiempo material para hacer una copia física de las particiones donde están alojadas ambas licencias de Windows 8, ni hacer una instalación en máquina virtual, no ha habido más remedio que arriesgar las instalaciones del sistema operativo.
El método de modificar el registro
Varias publicaciones hablaban de la existencia del truco sin decir cuál era. El primer sitio con cierta solvencia que decía exactamente cómo proceder ha sido WinBeta. Como en algunos foros contaban lo mismo, he procedido a probar en el primer equipo. Tras actualizar el sistema operativo con el último paquete de servicio “normal”, he creado la clave SHWindowsPoolS14
dentro de HKEY_LOCAL_MACHINE\SOFTWARE\Microsoft\Windows\
.
Tras reiniciar el sistema, al invocar nuevamente Windows Update debería haber aparecido una nueva actualización (concretamente dos), que desencadenaba la actualización de Windows 8.1 Update 1. El truco no ha funcionado y probablemente se deba a que Microsoft ha tomado medidas tras la filtración.
El método de la actualización manual
Si bien en WinBeta explicaban en detalle el método del registro, al hablar de la segunda opción indicaban el nombre de los ficheros a descargar sin enlace. Para ser exactos, enlazaban a un foro donde mencionaban los necesarios sin enlazar.
Buscando más he encontrado el artículo de The Verge, que habla del método del registro sin decir cuál es, aunque sí enlaza a un foro donde aparecen los enlaces a los servidores de Microsoft.
Son un total de seis enlaces a ficheros .msu (extensión asociada al Instalador independiente de Windows Update), que se deben descargar e instalar en un cierto orden, de acuerdo con la arquitectura del equipo (x86, x64 o ARM).
Los dos primeros (KB2919442 y KB2939087) preparan el camino de la actualización. El tercero (KB2919355) es la actualización en sí misma y los últimos (KB2932046, KB2938439 y KB2937592), son archivos suplementarios sobre los que hay duda de su necesidad (en concreto los dos últimos).
Pulsando sobre el primer enlace se ha descargado e instalado el paquete de servicio KB2919442 (10,7 MB), sin mayor problema. No ha requerido reiniciar el sistema.
El siguiente enlace ha procedido de igual manera (KB2939087 de 1,3 MB), aunque éste sí ha requerido reiniciar el equipo.
En ese momento y antes de descargar el tercero, he probado de nuevo a ver si aparecían de forma automática las actualizaciones en el servicio Windows Update, sin éxito.
Comienzan los problemas
En el siguiente paso procedo como hasta el momento con el tercer fichero (la actualización en sí), KB2919355 de 724,3 MB. Al pulsar sobre el enlace correspondiente a la arquitectura de mi equipo salta en el navegador la página de error 404.
Lo primero que he pensado es que Microsoft ya había cerrado esta vía (sobre las 3 a.m. hora española), pero al comprobar que los enlaces correspondientes a las arquitecturas x86 y ARM sí desencadenaban la descarga del fichero, he achacado el problema a un error en la URL. He intentado ver dónde podía estar el problema en la cadena, pero sin éxito.
En teoría ya no podía seguir al no disponer de equipos x86 o ARM. La “salvación” la he encontrado en forma de fichero comprimido en formato .ZIP alojado en Mega, donde se suponía que estaban los seis paquetes de servicio. Aunque descargar algo así desde un lugar como Mega no me otorga ninguna confianza, viendo que los enlaces de los siguientes paquetes de servicio sí funcionaban, decidí bajar el bloque con la idea de utilizar sólo el fichero más grande y el resto continuar desde los servidores de Microsoft.
Obtenido el paquete KB2919355 procedo a su instalación, que ha tardado unos 60 minutos. Este tiempo puede deberse al trabajo que le ha supuesto al equipo leer y actualizar dentro del mismo disco duro (el Seagate Barracuda no ha parado de bufar como un Miura mientras la luz testigo se ha quedado fija).
Los primeros minutos han sido algo desconcertantes porque durante al menos la mitad de ese tiempo la barra de progreso no se ha movido (hablando con propiedad, ni ha aparecido un píxel verde). De no ser por el ruido del disco hubiera pensado que el sistema se había quedado colgado. Tras una hora de incertidumbre ha aparecido el mensaje de instalación correcta y reinicio requerido.
Desde que pulsé “reiniciar” hasta que ha terminado la fase de aplicación de la actualización, han transcurrido otros 30 minutos más. Hasta llegar al 75% de la actualización el ritmo de aplicación ha sido normal, pero desde ahí hasta el 100% me ha parecido eterno.
Cuando ya creía que todo había finalizado de forma correcta, ha aparecido el mensaje: “No hemos podido completar las actualizaciones... Deshaciendo cambios... No apague el equipo”. Este proceso ha tomado casi tanto tiempo como instalar la actualización y tres procesos de reinicio automático, y una hora más para que el sistema haya vuelto a su estado primitivo. He de decir que la prueba no ha afectado al sistema en absoluto, volviendo todo a la normalidad.
Segundo intento
Analizando las posibles causas del fracaso, decidí realizar otro intento con la segunda licencia en otro equipo. En este caso se trataba de una instalación muy reciente, actualizada a la fecha, sin ningún programa instalado y con la unidad de disco sin fragmentación alguna. En el primer intento no borré la clave del registro que había creado. Aunque en la nueva prueba sí había creado la clave (obteniendo el mismo nulo resultado), esta vez sí la borré.
Otra diferencia en el método de instalación ha sido que he copiado a un disco SSD sin estrenar los cinco ficheros descargados desde los servidores de Microsoft, así como el más grande obtenido en Mega. Este equipo es más moderno, los discos más rápidos y la controladora SATA III.
La última precaución ha sido inhabilitar la controladora de red para evitar que los servidores de Microsoft pudieran afectar de alguna manera a la instalación si la detectaba (esto más que nada porque a esas horas ya no funcionaba ningún enlace al paquete de servicio KB2919355 para ninguna arquitectura; era evidente que Microsoft había cortado el suministro).
Como en el primer caso, he instalado los dos primeros paquetes sin problema. Cuando he instalado el tercero, y en precaución de que no se repitiera la hora larga y el “No hemos podido completar la actualización”, he cometido una herejía.
Pensando que dentro de 724,3 MB hay muchas cosas agrupadas y no sólo una actualización, cuando llevaba pocos minutos el proceso de instalación en marcha he abortado la misma. No con un sencillo “cancelar”, sino matando el proceso sin miramientos desde el "Administrador de tareas" en un momento en que el disco duro estaba parado.
Tras el corte he reiniciado el sistema. El equipo ha procedido como si hubiera instalado una actualización cualquiera, con la fase “no apague el equipo” antes del reinicio y la que sigue después. Estaba claro en ese momento que el sistema no se encontraba a sí mismo, pero ha vuelto a arrancar con el resultado de tener la nueva interfaz de Windows 8.1 Update 1 funcionando a la perfección.
Increíble pero cierto (lo único que ha perdido es el histórico de actualizaciones). En ese momento he tomado algunas capturas de pantalla por si lo que iba a hacer después fallaba.
El remate de la prueba consistía en quitar la actualización mal instalada, realizar bien el proceso y ver si funcionaba. No ha resultado sencillo quitar la parte de KB2919355 asesinada sin anestesia. El gestor de actualizaciones Modern UI decía que la actualización no se podía realizar, el ejecutable de la actualización decía que no podía instalar KB2919355 porque ya lo estaba, y el sistema funcionaba bastante bien con la nueva interfaz... ¡De locos!
Afortunadamente la gestión de actualizaciones del escritorio tradicional tenía más clara la historia, contemplaba KB2919355 como instalado y he podido ejecutar el proceso contrario para quitarlo. Tras otro “espere que voy” el sistema ha vuelto a la normalidad de Windows 8.1 funcionando sin problemas.
Sin riesgo no hay éxito
Finalmente he instalado sin intervenir el paquete de servicio KB2919355 en bastante menos tiempo (la idea del SSD ha sido buena), pero aún así ha pasado de los 45 minutos, y los tres paquetes extra no han dado problema alguno.
Tras instalar, y reiniciar las veces que ha hecho falta, ya tengo instalado Windows 8.1 Update 1, con la duda, eso sí, de no haber podido obtener directamente de Microsoft el paquete de servicio KB2919355. No ha habido tiempo material para evaluar las mejoras introducidas en la actualización, lo único que os puedo decir ahora mismo es que el equipo va muy rápido, más que antes de la actualización.
No queda más remedio que deshacer el camino andado o una instalación limpia de Windows 8.1. Mantener un sistema operativo con el que trabajo, habiendo pasado por esas vicisitudes, no es lógico. Esperaré al lanzamiento oficial, que es más seguro.
Mi consejo sincero es que nadie realice lo contado aquí, salvo que quiera entretenerse y lo haga en una máquina virtual. Hay tantas cosas que pueden salir mal, que no merece la pena.
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