Una nueva versión de un sistema operativo siempre conlleva cambios a los que acostumbrarse. Si entre las dos versiones hay más de una década, como es el caso de Windows XP y Windows 8.1, esos cambios pueden parecer un abismo insalvable. Por eso bien vale la pena repasar algunos detalles y hábitos que nos ayudarán a superar el miedo y adaptarnos rápidamente al nuevo sistema.
Lo primero que debes saber es que bajo esa pantalla de inicio con la que uno se encuentra nada más iniciar Windows 8.1 está el Windows de toda la vida. La pantalla de inicio es una nueva vía de acceso a las aplicaciones y una de ellas es precisamente el escritorio. Si la abrimos retomaremos pronto el entorno que ya conocemos y empezaremos a intuir cómo trabajar en Windows 8.1 tal y como lo hacíamos hasta ahora en Windows XP.
Devolviendo el control a ratón y teclado
Dado que vienes de Windows XP probablemente tu equipo no cuente con pantalla táctil y ratón y teclado sean la forma que utilices para moverte por el sistema. En esta situación Windows 8.1 puede ser algo aterrador al principio, pero el sistema puede ser manejado a golpe de cursor a poco que nos hagamos con algunos hábitos e ideas.
La principal es conocer todas las posibilidades que brindan esquinas y bordes de pantalla en Windows 8.1. El lateral derecho esconde la denominada barra de charms, donde se encuentran una serie de accesos que nos serán fundamentales para movernos por el sistema. Para acceder a ella movemos el cursor del ratón hacia la esquina superior derecha y deslizamos hacia abajo.
El anterior es sólo uno de los gestos que podremos utilizar para continuar manejando nuestro sistema con ratón y teclado, pero hay muchos más. Lo mejor es consultar la documentación oficial de Microsoft en dónde explican cómo moverse por Windows 8.1 con ratón y teclado y cómo realizar determinadas tareas con ratón o mediante métodos abreviados del teclado.
Pero además las últimas actualizaciones preparadas desde Redmond van encaminadas a mejorar aspectos del control de Windows 8.1 con ratón y teclado. La próxima actualización del sistema, denominada Windows 8.1 Update 1, que estará disponible a partir de la semana que viene a través de Windows Update nos permitirá un control más directo de la pantalla de inicio y ayudará a recuperar protagonismo al escritorio al que tan acostumbrados estábamos en Windows XP.
Un escritorio algo diferente
Ya hemos dicho que en el fondo Windows 8.1 es el Windows de toda la vida. Desde la nueva pantalla de inicio podemos pulsar en la tile del escritorio para acceder a él y recuperar el que hasta ahora era nuestro entorno tradicional de trabajo. Incluso podemos establecer que el sistema se inicie siempre en el escritorio y no en la pantalla de inicio. Pero el escritorio también ha cambiado un poco.
A pesar de tener un escritorio completo ante nosotros hay algo que echaremos de menos: el menú de inicio. Microsoft introdujo en la barra de tareas de Windows 8.1 un botón que nos permitirá alternar entre escritorio y pantalla de inicio facilitándonos el cambiar de un entorno a otro, pero si venimos de Windows XP y queremos acceder a nuestra lista de programas tenemos que olvidarnos del menú de inicio y empezar a pensar en la pantalla de inicio como punto de acceso a todos los programas.
Desde el escritorio podemos hacer clic en el icono de Windows de la barra de tareas para acceder a la pantalla de inicio y en ella pulsar en la flecha de la esquina inferior izquierda para acceder a una lista de todas las aplicaciones instaladas en el equipo. En primer plano tendremos las aplicaciones de la Windows Store, pero si seguimos desplazando la pantalla en horizontal podremos acceder al resto de programas de escritorio que hayamos instalado.
Como casi siempre en Windows 8.1, hay más de una forma de realizar determinadas tareas y la anterior es solo una de ellas. Otra opción, quizás más rápida, podría ser acudir al acceso de Buscar en la barra de charms del lateral derecho e introducir el nombre del programa que queremos ejecutar. Una vez tengamos el programa deseado abierto todo funciona igual que en el escritorio tradicional, con las ventajas que se fueron incorporando a la barra de tareas en sucesivas versiones de Windows.
Opciones y configuración el sistema
Windows XP empezó a ordenar el Panel de control de Windows en categorías facilitando la configuración y el manejo de las entrañas del sistema. Windows 8.1 no se aleja de esa idea y mantiene su propio Panel de control al que podemos acceder como si de un programa más se tratase o desde el acceso Configuración al lanzar la barra de charms desde el escritorio. Ordenado igualmente por categorías, acostumbrarse al Panel de control de Windows 8.1 no debería suponer mayores problemas para el usuario de Windows XP.
Pero Windows 8.1 además introduce una serie de accesos directos a diferentes aspectos del sistema desde un menú secreto desplegable al pulsar sobre el icono de inicio con el botón derecho del ratón. Ahí nos encontraremos con opciones habituales del sistema como la lista de programas y características, las opciones de energía, el administrador de dispositivos, las conexiones de red, el administrador de tareas, o incluso el acceso a la herramienta del símbolo del sistema.
También desde este menú secreto podremos acceder a la opción de cerrar sesión o apagar, reiniciar o suspender el equipo. Al carecer de menú de inicio estas últimas opciones para apagar el sistema se han visto relegadas a este menú secreto o al acceso Configuración de la barra de charms. De esta forma, poco a poco vamos viendo como estos accesos se convierten en parte fundamental para el control y configuración de Windows 8.1.
Desde dicho acceso Configuración podremos además fijar las conexiones de red, establecer el volumen, controlar el brillo de la pantalla, marcar la frecuencia de las notificaciones o configurar el teclado. También podremos acceder a un nuevo menú de opciones preparado por Microsoft para configurar el PC de forma más amigable que mediante el Panel de control.
Hardware y software
Más de una década separan a Windows XP de Windows 8.1, por ese motivo podemos encontrarnos con problemas de compatibilidad en algunos de nuestros programas o periféricos. A pesar de ello, no deberíamos tener problemas para recuperar todo lo que funcionaba en el viejo XP y además, en la mayoría de los casos, tendremos alternativas más actuales.
Con más de una década entre Windows XP y Windows 8.1 es fácil que nos encontremos con problemas de compatibilidad en hardware y software que afortunadamente pueden ser fácilmente solucionados o cubiertos con alguna alternativa más actual
En cuanto al hardware Microsoft ha evolucionado mucho el centro de compatibilidad desde Windows XP. En Windows 8.1 el sistema se encargará en buena parte de las ocasiones de detectar los dispositivos conectados e instalar los controladores necesarios para hacer funcionar cualquier periférico. Comprobarlo será tan sencillo como utilizar el acceso Dispositivos de la barra de charms. Desde este apartado podremos, entre otras cosas, imprimir o reproducir nuestros documentos y archivos en cualquiera de los dispositivos reconocidos. Cualquier problema además podrá ser solucionado mediante el correspondiente recurso al Panel de control.
Si en hardware las cosas han cambiado en software vivimos en mundos distintos respecto a 2001. Por ese motivo puede ser buena idea pensar en alternativas para nuestros viejos programas de Windows XP, empezando por las aplicaciones disponibles desde la Windows Store. Si estas no os convencen o no satisfacen vuestras necesidades y preferis seguir usando programas tradicionales de escritorio no deberíais tener problemas para encontrar la correspondiente versión actualizada para nuevas versiones de Windows o alternativas mejor preparadas.
Todo lo dicho constituye un resumen rápido y breve para minimizar el shock de actualizar desde Windows XP a Windows 8.1. Los primeros minutos con el nuevo sistema pueden resultar confusos pero pronto nos daremos cuenta de que bajo los cambios en la interfaz se encuentra el mismo Windows de siempre y que todo ha cambiado para que todo siga igual.
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