Todo se parece muy poco a un "fin" mientras nos acercamos al fin del soporte de Windows 7 por parte de Microsoft, que se producirá el próximo 14 de enero de 2020. Por muchos problemas que pueda ocasionar en cuanto a seguridad o compatibilidad estar en una versión de Windows que en 2019 ha cumplido 10 años, lo cierto es que aún cuenta con una cuota de mercado muy generosa. Según Netmarketshare, con un 34,49% del mercado de escritorio. Se trata de una cifra altísima, aunque menor a la de Windows XP en su décimo año.
En este contexto, la adopción de Windows 10 está siendo buena, con el 45% de cuota y más de 900 millones de instalaciones. Sin embargo, las cifras no son mejores que las de 7 en su quinto año.
Unido a esto, de cara a una posible adopción futura ralentizado de Windows 10, según Dell y HP, van a tener relevancia los retrasos que Intel ha experimentado en su producción y distribución de chips. En este sentido, hay que decir que los nuevos chips de 10 nanómetros han tenido retrasos históricos.
Dell advierte de que algunos clientes podrían no actualizar a tiempo
Dell y HP no son solo fabricantes de ordenadores que venden al público general, sino quecomercializan grandes flotas de PCs a grandes empresas y entornos en los que si no se ha actualizado aún a Windows 10, es probable que se haga en masa antes o a partir del fin de soporte. Por tanto, el papel de ambas empresas en el adiós corporativo a Windows 7 es muy relevante.
El problema es que Jeffrey Clarke, el segundo hombre al mando de Dell, afirma que "la escasez de CPU de Intel ha empeorado trimestre a trimestre y ahora está afectado la previsión del cuarto trimestre en cuanto a distribución de nuestros PC premium para empresas y premium para usuarios". Steve Fieler, de HP, dijo en la presentación de resultados que "podría ocurrir que la reducción de suministro ayer a prolongar las actualizaciones a Windows 10".
Intel, por su parte, ha ampliado la producción de obleas de 14 nanómetros (las mayoritarias) y de 10 nanómetros (las más nuevas y reducidas) para intentar cumplir con la demanda, pero aún no logra cumplir con las cifras que se le piden, según se extrae de las palabras de los responsables de ambas compañías.
Hasta ahora, seguir en Windows 7 podía ser problemático si no se estaba actualizado a los últimos parches por vulnerabilidades como las que permitieron que WannaCry fuese real. Pero, sin el soporte por parte de Microsoft, aunque todo siga funcionando correctamente, la actualización se hace mucho más imprescindible. Y, si bien el hardware es muy compatible entre los dos sistemas, los diez años de Windows 7 hacen que en muchos casos haga falta actualizar los equipos a otros más modernos, y que en otros, aunque los componentes sean más que válidos, ya no tengan soporte a nivel de drivers.
Vía | Softpedia
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