Y ahora vamos con el último de los posts sobre Windows 8 en el evento BUILD. Ya hemos visto cómo es la experiencia Windows, y como funcionan las aplicaciones. Ahora sólo nos queda ver cómo funciona el sistema: rendimiento, fluidez, uso de recursos... Vamos a ello.
Windows 8: menos recursos, más rápido
Lo primero que han demostrado los chicos de Microsoft ha sido el uso de memoria de Windows 8. Os sorprenderá: usa incluso menos que Windows 7 estando ambos sin ninguna aplicación abierta. Y tampoco funciona nada mal con un buen número de aplicaciones funcionando.
Además, por muchas aplicaciones que estén encendidas, el sistema sigue manteniendo una fluidez increíble. Las transiciones y scrolls son perfectos, e incluso el cambio entre Metro y el escritorio es rapidísimo.
El arranque también es muy rápido, tal y como os adelantábamos. En apenas tres segundos el sistema se enciende desde un apagado total. Se acabó lo de esperar a que el ordenador arranque mientras tomamos un café o vamos al baño.
Windows 8 también hereda la suspensión de los teléfonos. Se mantiene en un uso mínimo de potencia cuando lo bloqueamos, y sólo se “despierta ligeramente” para actualizar notificaciones en segundo plano. Así puede durar días y, al mismo tiempo, desbloquearse inmediatamente cuando queramos usarlo.
El nuevo administrador de tareas
En Windows 7 se renovó el administrador de tareas, y ahora lo han hecho otra vez. La primera vez que lo encendáis tendréis la vista simplificada, que vuelve un poco al administrador de Windows 98: una lista de tareas desde la que podemos terminar la que queramos.
Al pulsar en Más detalles es cuando aparece el administrador de tareas de verdad. Ahí los procesos tienen información detallada de uso de CPU, memoria disco y red. Tenemos el típico gráfico de rendimiento al que ha añadido el uso de disco, WiFi, Ethernet y Bluetooh; y una historia de las aplicaciones con los recursos de sistema que han usado.
Además de eso, desde el administrador de tareas podemos acceder a las aplicaciones que se ejecutan al inicio y a los servicios del sistema y gestionarlos como queramos. Una renovación excelente sin duda.
Más detalles: nuevo cargador de arranque, selección inteligente de redes y USB 3.0
Windows 8 sustituye la BIOS de toda la vida. Ahora tenemos EFI, más atractivo y con más posibilidades. Desde el arranque, si mantenemos pulsada la tecla Windows podremos acceder a las opciones de Windows, que incluyen un solucionador de problemas, reseteo y/o limpieza del ordenador o arranque desde USB.
Además, EFI se encargará de verificar la firma de los componentes del PC. En caso de que haya algún compomente con virus, como una memoria USB o MicroSD, Windows 8 no arrancará, protegiendo al usuario de las amenazas.
Otro detalle es que Windows 8 incorpora una selección inteligente de redes. En caso de que tengas varias redes a la que conectarte (Wifi, Ethernet y 3G), Windows elegirá la que mejor rendimiento te dé. Y por último, Windows 8 trae soporte nativo de USB 3.0, lo que nos asegura transferencias de datos unas cuatro veces más rápidas que con USB 2.0.
Y por último, Windows 8 traerá más seguridad de serie: Windows Defender se encargará de los antivirus y demás malware, y el filtro SmartScreen de Internet Explorer de las páginas web. Con esto, Windows se blinda y seguramente el problema de los virus descienda enormemente con respecto a anteriores versiones.
Resumiendo: Windows 8 será más rápido, usará menos recursos y será más seguro. Tres de las cosas que más se le pedían a Microsoft. Creo que sin ninguna duda, los de Redmond están haciendo un trabajo genial.