Para muchos GMail es uno de los mejores gestores de correo electrónico que hay, superando incluso a sus equivalentes de escritorio. Sus prestaciones, su velocidad y su gran capacidad de almacenamiento lo han convertido en una herramienta imprescindible para algunos de sus usuarios.
Pero, ¿qué pasa el día que nos quedamos sin nuestra cuenta de GMail? Eso es lo que han sufrido algunos usuarios durante esta semana. El pasado miércoles empezaron las quejas en uno de los foros de Google acerca de cuentas que habían sido suspendidas y a las que, por tanto, el usuario había perdido acceso.
Al día siguiente uno de los empleados de Google notificó que el problema se había debido a un exceso de celo a la hora de controlar que usuarios estaban enviando spam desde el sistema, que había marcado como spammers a usuarios que hacían un uso normal del sistema, y que estaban acabando de resolver los posibles problemas, devolviendo las cuentas a su estado normal.
Pienso en que me pasaría a mi si pierdo el acceso a mi cuenta de GMail y me aterra bastante. Por suerte, yo utiliza un redireccionador que envía mi correo a GMail en lugar de utilizar la dirección de GMail como primaria, por lo que me bastaría con cambiar esa redirección y recuperar el correo almacenado desde alguna copia de seguridad.
Y esto último debería ser algo básico: tener copias de nuestra correo electrónico. GMail nos lo pone bastante fácil con el uso de POP3 como protocolo. Solo deberemos activarlo y configurar algún programa para que se descargue todo nuestro correo, acción que podemos ir haciendo una vez a la semana, de modo que si nos quedamos sin cuenta de correo al menos tendremos almacenado en local nuestro historial.
Y es que aunque los servicios de Google suelen funcionar muy bien, más vale prevenir que curar.
Vía | RootSecure.
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