Una de las cosas de las que menos se habla cuando estamos con nuevos servicios es cómo ganan dinero. La solución más recurrida es la publicidad, pero no es algo que se pueda decidir a la ligera: un buen sitio con demasiada publicidad o mal puesta puede ser un fracaso.
Otra posibilidad es recurrir al modelo freemium, que tampoco es fácil. Tienes que mantener un balance entre lo que ofreces en cada versión: si hay demasiadas cosas en la modalidad premium la gente no probará tu servicio, y si hay demasiadas en la gratuita nadie pagará por la premium.
Desde luego, no es un tema simple, pero podemos profundizar más en él si miramos algunos ejemplos que seguramente os resultarán interesantes. Vamos con ello después del salto.
Éxitos del modelo freemium
La primera empresa que me viene a la cabeza a la hora de hablar de freemium es Evernote. Hace unos cuantos meses, en la Evernote Trunk Conference anunciaban que tenían medio millón de usuarios premium, 5 veces más que el año pasado. Una cifra nada mala, y suficiente como para adquirir varias empresas durante el último año.
¿Cuál es el secreto del éxito de su modelo? Creo que Phil Libin, el CEO de Evernote, lo resumía muy bien en la conferencia:
El quid de la cuestión es dar a los usuarios gratuitos las características necesarias para disfrutar sin restricciones de tu servicio. Al final, una parte de ellos pagará la suscripción porque les encanta el servicio.
Y a Evernote esta táctica le ha salido muy bien. Si usas el modo gratuito no te das cuenta de que estás restringido. Pero a medida que lo vas usando, piensas que no estaría mal el modo premium, más aún si eres un usuario muy intensivo.
Algo similar hacen los chicos de Dropbox. Con la versión gratuita (y con el aumento de espacio que regalan de vez en cuando) solemos tener suficiente. Pero al hacer un uso más intensivo (por ejemplo, con varias personas colaborando en Dropbox), la versión Pro no es una mala idea. Y a Dropbox tampoco les va nada mal con esta estrategia.
Pero esta estrategia no siempre sale del todo bien. Spotify es un ejemplo no de fracaso, pero sí de freemium mal gestionado. Al principio, la versión gratuita ofrecía toda la música pero con publicidad y sin móviles. Muchos acababan comprando la versión premium porque les venía bien tener la música o móviles, o porque unos pocos euros al mes para escuchar música sin pausas no era un mal precio.
El problema con Spotify es que el número de usuarios premium era muy bajo. La versión premium no ofrecía un gran valor para la mayoría de usuarios. ¿Cómo lograr que más usuarios se pasasen a la modalidad de pago?
Obviamente, lo que había que hacer era conseguir que la suscripción fuese más apetecible que la premium. La solución lógica hubiese sido añadir más valor a la suscripción, pero en Spotify se fueron por el camino equivocado: quitar valor a la gratuita. Dudo mucho que la desbandada de usuarios haya compensado las cuentas premium contratadas.
Otra opción: publicidad. Y si no se ve, mejor
Uno de los mejores ejemplos de cómo financiarse con publicidad es Pinterest. ¿Qué? ¿Decís que no tiene publicidad? Eso es que no la veis, pero estar está. ¿Que cómo ponen anuncios invisibles? Bueno, esto tiene su miga.
Imaginaos que sois una tienda de libros. Amazon, por poner un ejemplo. Queréis anunciar vuestros libros en Pinterest, pero no sabéis cómo. Navegando un rato por los pins, veis que hay unos cuantos que son libros de Amazon… Creo que ya véis por donde van los tiros.
Pinterest está afiliado con un servicio llamado Skimlinks, que tiene un programa de vendedores afiliados. Pinterest manda los enlaces de los pins de los usuarios, y cuando uno de ellos apunta a la página de uno de los vendedores afiliados Skimlinks añade un código de promoción al enlace. Así, si alguien llega desde Pinterest y compra el producto al vendedor, Pinterest se lleva una comisión. Fácil e invisible (esa es otra cuestión: Pinterest no dice en ningún momento que lleva a cabo esta práctica).
Es una táctica muy ingeniosa, que no molesta a los usuarios y que puede llevar a Pinterest a ganar bastante dinero.
Otro ejemplo: Facebook. Pero si sólo tiene publicidad normal y corriente, ¿por qué es un buen ejemplo? Antes he dicho que la publicidad no valía mucho, ¿no? Bueno, he mentido un poco. La publicidad suele valer poco. Pero cuando eres Facebook y sabes un montón de cosas de cada usuarios, la publicidad vale bastante más.
Es muy fácil: si sabes más del usuario, le puedes mostrar anuncios que le interesen más. Si le interesan más es más probable que haga clic en ellos, así que los anunciantes pagan más para aparecer en Facebook.
Pero no todo es éxito con la publicidad. Mi ejemplo aquí es Twitter. Todavía no han conseguido una forma decente de ganar dinero con publicidad. Los tweets, Trending Topics y cuentas patrocinadas no acaban de despegar, principalmente porque no resultan muy interesantes a los usuarios y porque con la cantidad de clientes que hay para Twitter es muy difícil que los anuncios lleguen a todos los usuarios.
En definitiva: no hay una solución universal. Cada servicio tendrá su forma de ganar dinero con más o menos éxito. Lo que sí creo es que es bastante interesante saber cómo se paga todo el esfuerzo necesario para que nosotros podamos usar los servicios tranquilamente, muchas veces sin darnos cuenta de que de algún modo tendrán que financiarse.
Imagen de Pinterest | LLSocial