Uno de los temas que más está dando de qué hablar en los últimos días es Fuchsia OS, el nuevo proyecto aparecido en los repositorios Git de Google con el que la empresa del buscador podría estar buscando crear un nuevo sistema operativo. Sería convergente, lo que quiere decir que podría utilizarse tanto en móviles como ordenadores portátiles y de sobremesa.
Pero claro, aunque no mediante un único sistema operativo, Google ya tiene montada una convergencia entre Android y Chrome OS que se está llevando los aplausos de personalidades como Linus Torvalds o Alex Stamos, el director de seguridad de Facebook. Por lo tanto, ¿si eso está funcionando qué podría aportar el nuevo Fuchsia OS?
Antes de empezar querría dejar clara una cosa, y es que sobre Fuchsia OS sólo sabemos algunos datos iniciales. Aún le queda un largo camino para estar terminado, durante el cual Google podría cambiar algunos o muchos aspectos. Pero en un principio dejan claro que buscan que funcione en móviles y ordenadores de alta gama, o sea que en ello nos basaremos a la hora de valorarlo.
Android y Chrome OS, una convergencia a medias
Quizá la clave de todo esté en que Google no termina de considerar la alianza entre Android y Chrome OS una convergencia de verdad. Y si entendemos la convergencia como un único sistema operativo capaz de funcionar en todo tipo de dispositivo, como vemos en Windows 10 o Ubuntu, tampoco les falta razón.
Android funciona sobre todo en móviles y tabletas, y aunque proyectos como Remix OS han demostrado que tiene potencial para ser utilizado en ordenadores portátiles y de sobremesa, Google parece preferir hacer que Chrome OS pueda utilizar las aplicaciones de Android para atacar esa franja del mercado.
Por lo tanto no tenemos un único sistema operativo, sino dos diferentes con una relación desigual. Android no recibe nada de Chrome OS, aunque no le vendría mal un poco de ligereza para tragar menos batería. Mientras, el sistema operativo en la nube de Google es el gran beneficiado al recibir de Android parte de sus aplicaciones, con lo que soluciona su eterno problema de tener un ecosistema propio muy limitado.
En este aspecto, lo que podría aportar Fuchsia si acaba siendo ese proyecto ambicioso que nos imaginamos es el hecho de ser un único sistema operativo. Esto haría que Google no tuviese que dividir su personal para mantener dos sistemas diferentes, por lo que sería más fácil de mantener con un equipo menor de personas.
También le haría un favor a los desarrolladores, ya que sólo se tendrían que centrar en un único sistema operativo, mientras que los usuarios a su vez también nos beneficiaríamos de unas opciones e interfaz unificadas. Y vamos, si como Windows 10 tras la Anniversary Update, las notificaciones también se unifican para poder leerlas indistintamente desde móvil o portátil pues mejor que mejor.
¿Es buena idea emanciparse de Linux?
Otra de las grandes diferencias de lo poco que sabemos de Fuchsia frente a los otros dos sistemas operativos de Google es que no dependerá del Kernel Linux. Esta decisión tiene tantos puntos a favor como en contra, por lo que valorarla dependerá de lo que esperamos de un sistema operativo.
Por una parte, Google tendrá un control total del Kernel, por lo que no tendrá que revisar primero el trabajo de Torvalds y los suyos para luego partir de él, sino que se encargarán ellos mismos de sus desarrollos. Eso implica que tampoco tendrán que perder el tiempo en desarrollar tecnologías o compatibilidades que no vayan a necesitar, aunque si quieren ser realmente convergentes necesitarán muchas.
El punto en contra más evidente es la pérdida de músculo. El Kernel Linux no sólo tiene detrás un amplísimo equipo de desarrolladores liderados por Linus Torvalds, sino el apoyo de una gigantesca y fiel comunidad que no duda en reportar cualquier problema que se encuentre.
En este aspecto, Google tendrá que ir fabricando su propia comunidad de usuarios y desarrolladores independientes desde cero, y su éxito consiguiéndolo dependerá en gran parte de lo herméticos que sean a la hora de desarrollar el código. Esto no debería ser problema pues Fuchsia parte como un proyecto de código abierto, pero nunca se sabe cómo puede acabar.
Eso sí, por lo menos se distanciará de los eternos debates en torno a Linux contra Windows y Apple. Y quizá sea esa su intención, la no ser parte de ninguno de estos bandos sino abanderar su propia alternativa. Habrá que ver si Magenta, su Kernel propio basado en LK (LittleKernel) está a la altura del resto de competidores
...¿y qué pasa con Android y Chrome OS?
Android es actualmente el sistema operativo móvil más utilizado del mundo, y con diferencia. Apple se tiene que conformar con que iOS tenga una pequeña aunque estable fracción de usuarios, mientras que Microsoft, Canonical, Mozilla o Samsung parecen haber fracasado con mayor o menor estrépito a la hora de lanzar sus alternativas.
Chrome OS por su parte no tiene muy buenos números, aunque este año está dando de qué hablar al haber conseguido que los Chromebook superen en ventas a los Mac en los Estados Unidos. Además, gracias a su poco consumo de batería, su facilidad de uso y la implementación de las aplicaciones de Android lleva semanas recibiendo muy buenas críticas.
Vale que el del nuevo SO de Google es un proyecto recién creado, y que todavía puedan pasar algunos años hasta que veamos una versión final, ¿pero se arriesgará Google a que el dominio de Android se resienta y que Chrome OS deja de crecer ahora que por fin nos lo tomamos en serio por una apuesta que no saben cómo les saldrá?
Supongo que la empresa del buscador tendrá a varias personas en nómina para intentar encontrar la mejor manera de lanzar uno sin perjudicar a los demás, pero si su ambición es que Fuchsia se convierta de verdad en un sistema operativo para dominarlos a todos, tarde o temprano tendrá que vérselas frente a frente con Android.
Se me ocurre que el paso menos arriesgado sería el de ir lanzando Fuchsia en un puñado de dispositivos menores y poco a poco ir ampliando. Sería lo menos arriesgado, sí, pero correrían el riesgo de no conseguir aprovechar el hype y que los desarrolladores prefieran seguir apostando por los sistemas mayoritarios, y que para cuando se quieran dar cuenta ya nadie se acuerde de él. Vamos, que o crean un nuevo Android o la cosa se les tuerce como con Google+.
En cualquier caso, como hemos dicho, el de este nuevo sistema operativo es un proyecto recién creado. Habrá que ver cuándo decide Google hablar de forma oficial sobre él, y a ver si con ello tenemos algunos datos más con los que hacernos una mejor idea de qué pretenden y cómo quieren llevarlo a cabo.
En Xataka | Google Fuchsia: qué es, qué no es, y qué se puede esperar del nuevo sistema operativo de Google
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