El hecho de cambiar de sistema operativo sin duda es un gran reto para cualquier persona. Ya sea en el ámbito de la telefonía (el clásico cambio de iOS a Android, o viceversa) y también en el de los ordenadores. Es justamente a este último al que me he tenido que volver a enfrentar tras dos años usando un ordenador de sobremesa Windows, y pasar ahora nuevamente a macOS con un MacBook Air.
El pasar de un sistema operativo a otro ha provocado que me percatara de las grandes diferencias que se pueden tener en lo que respecta a los hábitos que se pueden tener para poder teletrabajar en el día a día en esta misma página web. En este artículo te cuento mi experiencia tras esta vuelta a macOS y los dos hábitos que he tenido que cambiar.
Habituándome a los atajos de teclado en Mac
A la hora de estar escribiendo durante todo un día en un medio de comunicación, es bastante común estar usando de manera constante los atajos de teclado. Estos son realmente útiles a la hora de cortar un texto, copiarlo, pegarlo y sobre todo para realizar capturas de pantalla. Hay que tener en cuenta que para realizar todas estas tareas lo más habitual es pulsar el botón Control en Windows. Pero en macOS esto cambia por completo, ya que se le da mucha importancia al botón Comando.
Esto sin duda ha sido uno de los grandes "problemas" a los que me he tenido que enfrentar. Sobre todo teniendo en cuenta que también se debe hacer un cambio en la posición de los dedos, puesto que estar durante 8 años acostumbrado a un teclado con Windows, todo cambia en macOS. En un primer momento, tuve que hacer un recordatorio de los principales atajos de teclado en Mac, siendo el de captura de pantalla uno de los más diferentes que se puede llegar a tener.
Y en relación con esto último, también tuve que modificar los ajustes de manera predeterminada que se pueden encontrar. Por defecto, las capturas de pantalla generaban un archivo en el escritorio que no es lo más cómodo para trabajar cuando se necesitan hacer ediciones o copiar una imagen en una conversación a través de alguna de las redes de mensajería que tenga instalado. Es por ello que he tenido en un primer lugar que habituarme para trabajar con estos archivos de manera local. Pero al final lo modifiqué para que se almacenen directamente en el portapapeles.
Pero por suerte, el hecho de tener experiencia previa en el sistema operativo ha hecho que pueda terminar habituándome rápidamente. El problema radica principalmente es que también estaré usando Windows en el día a día, aunque en menor medida, teniendo que cambiar este tipo de hábitos de manera constante a la hora de trabajar.
Usar la pantalla dividida es mucho más intuitivo en Windows
A la hora de trabajar en un medio de comunicación es bastante habitual tener abiertas varias ventanas de manera simultánea. Una de ellas puede ser el editor o procesador de textos donde se está escribiendo un artículo, y en otra ventana el navegador con la fuente o las fuentes que se están usando. Esto es algo qeu en Windows es realmente cómodo de usar al ser intuitivo, arrastrando la ventana en cuestión a uno de los laterales de la pantalla.
Esto es algo realmente cómodo, ya que al momento se hará la división de pantalla y seleccionarás en la otra mitad que aplicación quieren poner en pantalla dividida. Yo nada más comenzar a trabajar con Mac, iluso de mi, quise hacer exactamente lo mismo. Coger el navegador y llevarlo a uno de los laterales para que me cargara la función de pantalla dividida, pero no ocurrió.
Para poder hacerlo, debía cambiar este hábito que tenía tan arraigado en mi pasando el ratón por encima del botón de expansión y seleccionar que quiero dividir la pantalla. Igualmente, también se puede hacer este tipo de cambios a través del gestor de ventanas activas. Al final este sin duda es uno de los hábitos que más he tenido que cambiar tras dos años sin tocar en ningún momento un Mac.
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