Hace poco empezó a circular una gráfica sobre la diferente política de actualizaciones de iPhone y Android, la que tenéis ahí abajo. Lo que demuestra es que, mientras que todos los terminales de Apple tienen siempre la última versión (aunque no sea con todas las características), en los Android esto no ocurre prácticamente nunca.
No voy a usar esta imagen para discutir si Android es mejor que iPhone o viceversa (a mí me parecen los dos muy buenos, qué queréis que os diga), sino para hablar un poco del problema de la fragmentación en Android.
La fragmentación en Android es uno de los problemas que más se cita al hablar de este sistema. Pero, ¿en qué consiste realmente la fragmentación? Muchos se refieren a ella como el problema de que no hay dos dispositivos iguales, cada uno tiene una resolución, características determinadas, pantalla táctil distinta, teclado físico o no…
Sin embargo, yo creo que el verdadero problema de la fragmentación, el que no viene derivado directamente de la filosofía abierta de Android, es el de las actualizaciones. Y es que, miremos como miremos el gráfico de arriba, Android tiene un problema serio.
Es algo que he sufrido en mis propias carnes. Tuve un Samsung Galaxy Spica, un móvil que no estaba nada mal en cuanto a características. Samsung lo lanzó a principios del 2010. En mayo de ese mismo año, recibió la actualización a Android 2.1 (justo cuando Google lanzaba Froyo). Y ahí se quedó. A pesar de que mi móvil podía correr perfectamente Froyo, Samsung decidió que era buena idea dejar de dar soporte al teléfono aunque no hubiese pasado ni un año del lanzamiento.
Y en mi situación se encuentran muchísimos otros a los que su fabricante les deja en la estacada. Gente que oye que Google ha lanzado una nueva versión de Android, pero que ¡sorpresa!, ellos no pueden actualizar.
Este es el verdadero problema de Android, a mi parecer. Sí, es un sistema genial. Sí, cada nueva versión trae mejores características. ¿Pero de qué narices me sirve a mí si, con mucha suerte, lo podré tener esperando unos cuantos meses? Podría contar con los dedos de una mano los Android actuales que van a ser actualizados a ICS.
Y Google tiene que hacer algo por corregir esto. Si no, puede verse en verdaderos problemas. Tener un sistema operativo genial que no pueden disfrutar la mitad de los usuarios no es bueno. Ya sea presionando a los fabricantes, colaborando con ellos a la hora de sacar nuevas versiones o como quiera que se les ocurra, Google tiene que solucionar este problema. Podría fijarse, por ejempo, en Windows Phone, que todos los dispositivos están actualizados.
Sí, es cierto que siempre existe la alternativa de instalar una ROM. Pero es una alternativa para ti y para mí, que tenemos más o menos idea de cómo van las cosas. Para el resto de la gente, instalar una ROM es una odisea consistente en: saber de qué narices les estamos hablando, convencerse, encontrar los manuales para hacerlo, vencer el miedo a cargarse el móvil y después hacerlo. No es fácil.
Este problema no va a frenar el crecimiento de Android, pero sí va a dejar un mal sabor de boca a sus usuarios, que se ven estancados en versiones anticuadas. Y Google debería atajarlo cuanto antes, porque si lo deja crecer las versiones atrasadas se irán acumulando y se pueden convertir en un verdadero problema. Si no, que le pregunten a Microsoft qué tal lleva lo de pelearse con Internet Explorer 6 para que desaparezca.
Imagen | Business Insider