Como todavía no se han implantado las tarifas planas de datos para móviles (por desgracia), tenemos que tener cuidado para no sobrepasarnos en nuestro consumo. Una alternativa es usar navegadores que comprimen los datos antes de que lleguen a tu dispositivo.
El funcionamiento es sencillo. Pongamos que quieres leer Genbeta en tu móvil. Si tienes la compresión de datos activada en tu móvil, tu navegador (pongamos que es Opera) hará la petición no a Genbeta, sino a los servidores de Opera Turbo. Estos serán los que pedirán a Genbeta los datos de la web, y los comprimirán antes de enviártelos a tu móvil.
¿En qué consiste esa compresión? Depende, pero suele ser comprimir las imágenes para que ocupen menos espacio, eliminar código innecesario, modificarlo para que ocupe menos caracteres... En el caso de Google, también usan el protocolo SPDY para conectarse con el proxy, disminuyendo todavía más el uso de datos en conexiones poco útiles. No es raro ver promesas de un ahorro del 50% de tus datos gracias a estas características.
Independientemente de si merecen la pena o no, hay una duda que se nos puede plantear sobre estos servicios. ¿Cómo de seguros son? ¿Respetan nuestra privacidad? ¿Somos más o menos vulnerables si los usamos?
Más seguridad, ¿y menos privacidad?
Se da una paradoja curiosa con estos servidores y es que podríamos considerarlos más seguros que navegar sin ellos. La razón es sencilla: las conexiones al proxy que comprime tus datos se hacen a través de conexiones seguras, mientras que si no lo usases se harían en texto plano.
¿Qué quiere decir eso? Que, por ejemplo, si estás en una red WiFi abierta (cosa que no deberías hacer muy a menudo, por cierto) nadie podría ver a qué sitios te estás conectando, porque todas las conexiones pasan a través de ese servidor proxy seguro en lugar de ir directas sin cifrar a la web de destino.
Y aunque es cierto que la conexión del proxy a la web que quieres visitar se hace sin cifrar, es más difícil que alguien sea capaz de interceptarla y modificarla sin que nadie se dé cuenta.
Por otra parte, estos servidores también suelen incorporar medidas extra de seguridad (por ejemplo, navegación segura en Chrome) que evitan ataques de _phishing_ o similares.
La pregunta del millón es, ¿respetan tu privacidad? No me he atrevido a dar una respuesta clara porque es difícil de decir, y todo depende de cuál consideres la mayor amenaza para tu privacidad y de quién te fías más.
Quedan fuera de toda duda las conexiones seguras, que siempre van directas a su destino. Esto es, si te conectas a tu banco a través de HTTPS, la conexión no pasa por el servidor de compresión y tus datos son totalmente privados.
El caso de las conexiones sin cifrar es más dudoso. Si de quien no te fías es de tu proveedor de Internet, el hecho de que se cifren las conexiones te protege frente a posibles intrusiones. Resulta muy difícil bloquear las páginas a las que te conectas y registrarlas si se están descargando a través de un servidor intermedio y con conexión segura.
Pero por otra parte, el usar estos servicios de compresión _centralizan_ tu navegación. Opera Turbo, por ejemplo, menciona en su web que guardan tu IP, páginas que visitas y hora a la que lo haces durante un tiempo máximo de seis meses. Y eso si nos fiamos de que efectivamente no guardan más datos: ese servidor ve todo lo que envías y recibes, incluyendo cookies, correos, contraseñas - si no las envías por HTTPS, esto es -, historial de visitas...
Esos datos podrían identificarte, y no sólo servirían a la empresa que te esté dando el servicio de compresión sino también a las autoridades que puedan pedir esa información. No es una posibilidad remota si tenemos en cuenta las filtraciones de la NSA.
La decisión final os la dejo a vosotros, porque como digo depende de cada uno el valorar si merece la pena o no. ¿Qué opináis de ete tipo de servicios?
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