Hace una semana contábamos que las soluciones que Intel había lanzado para las vulnerabilidades Meltdown y Spectre estaban causando problemas de reinicio en equipos con procesadores Broadwell y Haswell, su quinta y cuarta generación. Ahora la historia se repite en chips Kaby Lake, Skylake, Ivy Bridge y Sandy Bridge. Los dos primeros, como sabemos, son gamas bastante modernas.
Mientras que las actualizaciones de firmware son efectivas para mitigar la exposición a los problemas de seguridad, los clientes han reportado reinicios más frecuentes en los sistemas.
Como parte de esto, hemos determinado que un comportamiento similar ocurre en otros productos en algunas configuraciones, incluyendo plataformas basadas en Ivy Bridge, Sandy Bridge, Skylake y Kaby Lake.
Navin Shenoy, vicepresidente de Intel y quien escribe lo anterior en la web de la compañía, asegura que han conseguido reproducir estos problemas internamente y están avanzando hacia la identificación de la causa raíz. "Paralelamente, proporcionaremos microcódigo beta a los proveedores para su validación la próxima semana", asegura, invitando a visitar el centro de seguridad de Intel si los usuarios desean orientación adicional.
Sin saber todavía qué es lo que está provocando reinicios en la sexta y séptima generación de sus procesadores, así como en el resto de chips más antiguos, Shenoy remarca que han publicado actualizaciones de firmware para el 90 % de las CPU de Intel introducidas en los últimos cinco años, tal y como habían anunciado a principios de este mes.
Impacto de los parches en centros de datos
Cuando se hablaba de que las soluciones para Meltdown y Spectre podrían impactar sobre el rendimiento de los equipos hasta un 30 %, el primer día que se conocieron estos errores de diseño de las CPU, preocupaba cómo podría afectar esta circunstancia a los consumidores y, especialmente, a los centros de datos.
Hace una semana, Intel se pronunció sobre el impacto de forma general y, como recogieron nuestros compañeros de Xataka, según los datos aportados por el fabricante en la mayoría de los casos el impacto es reducido. Hasta 10 % en octava generación, menos de 7 en séptima, y menos de 8 en sexta.
Ahora, la multinacional presenta los datos relativos al impacto en centros de datos, resultados que según aseguran se basan en los estándares de la industria. "Hasta la fecha, hemos probado plataformas de servidor que funcionan con sistemas Intel Xeon Scalable de dos sockets (Skylake), nuestra última microarquitectura de servidor", explica el ejecutivo.
Como se esperaba, los resultados de nuestras pruebas hasta la fecha muestran un impacto en el rendimiento que varía dependiendo de las cargas de trabajo y configuraciones específicas. En términos generales, las cargas de trabajo que incorporan un mayor número de cambios en los privilegios de usuario/kernel y pasan una cantidad significativa de tiempo en modo privilegiado se verán más negativamente afectadas.
Concretamente, tareas comunes como el mantenimiento de unos servidores sufren ralentizaciones de entre un 0 y un 2 %. En el caso de simular interacciones entre una bolsa de valores y el corredor de valores de una firma de corredores el impacto llega al 4 %. La afección es mayor en otros cometidos más complejos, encontrando según la mezcla de lectura/escritura o la utilización de la CPU desaceleraciones de entre un 2 y un 25 %. Cifras importantes.
En cualquier caso, remarcan que han comenzado a trabajar con sus socios y clientes en aquellas áreas en las que han visto mayores impactos con la misión de identificar formas de abordar el problema. La transparencia, prometida por la carta abierta del CEO de Intel, Brian Krzanich, parece que llega.
Imagen | Ultra Mendoza En Genbeta | Crisis de los procesadores: Meltdown y Spectre
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