Cuando las apps anti-spam telefónico fallan, la solución puede venir de hacerle una simple pregunta al teleoperador

Aunque las soluciones tecnológicas ofrecen cierto nivel de protección contra el spam telefónico, demostrar a las empresas de telemarketing que conocemos los derechos que nos otorga la ley puede disuadirlas de que nos sigan 'dando la lata'

Pese a todas las herramientas tecnológicas disponibles y a las constantes regulaciones legales, las llamadas comerciales no deseadas (esto es, el "spam telefónico"), continúan siendo una enorme molestia para muchos usuarios.

Aunque ciertas herramientas, como los filtros de llamadas y aplicaciones especializadas (que bloquean llamadas de números ocultos y ayudan a identificar posibles casos de spam antes de que contestemos), suponen un útil alivio... en realidad sólo son obstáculos que muchas llamadas siguen sorteando.

Llegados a ese punto, una técnica simple y basada en la ley vigente ha demostrado ser sorprendentemente eficaz: hacer una pregunta directa al teleoperador sobre el origen de nuestros datos.

Entendiendo la normativa de protección de datos

La Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales, establece directrices estrictas sobre cómo las empresas deben manejar nuestra información personal.

En teoría, esta ley debería limitar las llamadas de telemarketing a aquellos que han dado su consentimiento explícito para ello (que hayamos sido conscientes de ello, por desgracia, es otro cantar: es crucial ser conscientes de los permisos que otorgamos al suscribirnos a determinados servicios, por ejemplo).

Además, las empresas deben informar a los consumidores sobre cómo obtuvieron sus datos personales si así se les solicita.

La 'frase mágica'

De modo que la táctica que muchos encuentran útil se basa en hacer una pregunta específica al recibir una llamada comercial: "¿Cómo has conseguido mi número?" (o algo muy similar). Dicha pregunta pone al teleoperador en una posición donde deben explicar la fuente de sus datos. De acuerdo con la ley, si no se ha dado un consentimiento previo, las empresas no deberían tener acceso a nuestro número para fines comerciales.

Que no te 'toreen': preguntar a una empresa de dónde ha sacado nuestro número no sólo es un derecho, sino una estrategia útil para evitar que sigan molestando

Los teleoperadores, enfrentados a la perspectiva de tener que justificar la legalidad de su llamada, a menudo optan por terminar la conversación.

De modo que, si las explicaciones nos resultan poco satisfactorias y aun así intentan seguir con su guión comercial preestablecido (los operadores tenderán a dar una respuesta poco directa en la mayoría de los casos), mantenerse firme y la amenaza de una denuncia ante la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) suele bastar en muchos casos para disuadir llamadas futuras.

Imagen | Marcos Merino mediante IA

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