Cuando en 1515, Carlos V decidió acoger a España bajo el lema Plus Ultra, quiso usarlo para acabar con el “Non terrae plus ultra” (no hay tierra más allá), que por tradición se había convertido en frontera emocional y psicológica hasta el descubrimiento de América. Había tierra más allá, mucha tierra y mucho más lejos: sólo era cuestión de tener las agallas de aventurarse.
Plus Ultra nos puede servir también como resumen de lo que han dado de sí las redes sociales en este 2011. Por un lado, por el pobre juego de palabras que hacemos con el gran agitador del sector durante este año: Google+. Por otro, porque las ya consolidadas, como Facebook y Twitter, han seguido aventurándose a ir más allá. A veces con acierto, a veces fallando y replegando velas.
Y por último, porque siempre hay quien cree que hasta en las redes sociales hay espacio para más, mucha más tierra por descubrir.
Google+: el elefante… ¿en la cacharrería o cartaginés?
2011 ha sido el año en que Google se ha dejado por fin de juegos o de tímidos intentos. Convencida de que su futuro se asienta no sólo en el buscador y en la publicidad, sino en controlar una red social potente para poder ampliar su influencia, ha puesto en marcha Google+ y ha volcado todos sus esfuerzos en ella.
No se les podrá acusar de no haber apostado por su nueva aventura. Todas las joyas de la corona de Google se han integrado en su nueva aventura. Esto no es Buzz, a medio cocer. Esto tampoco es una red comprada a terceros. Google+ ha ido mucho más lejos: cada servicio que en Mountain View ya tenían y que han visto que se podía integrar de una otra forma en su sistema de círculos ha acabado entrando en G+.
Hay quien piensa que Google ha sido el elefante entrando en una cacharrería, En mi caso, lo veo diferente: G+ es como si el elefante lo comandasen los cartagineses y Facebook fuese la Roma que les espera. La única posibilidad de ganar la guerra es la locura: cruzar el Mediterráneo y los Pirineos con elefantes. ¿Y cuáles han sido esas armas?
-
Un diseño atípico para lo que es Google, muy conseguido, con novedades perfectamente implementadas y útiles a primera vista (todo el concepto de los círculos).
-
Algunas mejoras técnicas importantes respecto a Facebook: las quedadas/hangouts, pòr ejemplo…
* Jugarlo todo a la misma carta: si no triunfa, podría ser un grave error, pero Google sabía que ante la potencia de Facebook no quedaba otra que echar el resto y no ser tímidos. Las medias tintas sólo traerían el fracaso.
Al menos, G+ ha conseguido atención y también ha dado herramientas y enfoques diferentes, que Facebook no ha tardado en llevar a su plataforma. Eso es, para todos, una buena noticia. La incógnita es como se desarrollará la batalla de los usuarios: G+ ha crecido rápido y no ha parado en ningún momento de hacerlo, pero ¿Facebook es demasiado grande para caer?
Facebook: bailando el cha-cha-chá del datamining
A priori, dos han sido las novedades más importantes de Facebook en 2011: su timeline y la mejora de su plataforma para que las aplicaciones puedan contribuir más a la experiencia Facebook.
Y en ambas se ven las tendencias de Facebook a ser una red social que mejore para los usuarios y que, a la vez, tenga cada vez más sencillo recoger datos visibles e invisibles. Esa fina línea por la que camina este gigante es la que ha hecho que, en materia de restricciones y de seguridad de datos personales, a ratos pareciese que bailaba el cha-cha-chá, con cambios de opinión o nuevas opciones que aparecían demasiado rápidamente y eran después, en nada, sustituidos por otros.
Claro que Facebook ya no puede sólo “hacer”. Ahora tiene que acostumbrarse también a que cada paso que da sea revisado exhaustivamente por los usuarios y por las autoridades. Lo legal y las restricciones que le puedan marcar desde esa frontera con el mundo exterior son cada vez más importantes.
Mientras tanto, está claro que casi nadie como ellos tienen la posibilidad de ir hacia donde quieran: imponen sus condiciones a cada participante en su negocio, pero también les ayudan a crecer. Antes lo hicieron con el social gaming; ahora Spotify es el ejemplo más claro en 2011, al ver impulsada su entrada en EEUU pero atarse irremediablemente a Facebook.
Otros acuerdos, como el llevado a cabo con Skype, ponen de manifiesto que para muchas de las mejoras que FB necesita, Zuckerberg y compañía van a querer contar con los mejores partners posibles. No es mala idea para apuntalar un futuro cuyo límite no conocemos y cuya duración tampoco es posible determinar.
Como tampoco es descartable que Facebook decida ir, en 2012, a por algún servicio del corazón de Google: sus movimientos con el correo electrónico avisan; que nadie les acuse luego de traidores.
Twitter: la niña mimada
Twitter reventó en popularidad en algún momento entre 2010 y 2011 pero, en cualquier caso, este año también ha cumplido con ese “plus ultra”. Su más allá ha sido el de convertirse en la niña mimada de los medios de comunicación de todo el mundo. Twitter ha dejado de ser una simple red social para convertirse en el lugar donde aparecen las noticias. Y si no aparecen, las buscamos por allí, que siempre hay alguna anécdota que podamos elevar a dicha categoría.
Esa misma dinámica es la que parecen haber asumido ellos mismos: su último rediseño apuesta claramente más por consumir contenidos e información que por crearlos. Que la propia caja de estado haya sido desplazada a un lateral deja claro que nuestros contactos y lo que dicen es mucho más importante que lo que comentamos nosotros. Y que las principales mejoras hayan sido para “conectarnos” a otros, también.
Así que Twitter juega con ese membrete de “red social que te cuenta lo que pasa cuando pasa“, con el apoyo en 2011 de su importancia para las revueltas populares que hemos vivido. Pero como proyecto aún tiene que solucionar varias carencias a las que lleva demasiado tiempo dando largas: por ejemplo, qué hacer con las búsquedas y si es posible luchar con ellas por algo más. Parece como si, precisamente al no encontrar solución, Twitter hubiese dejado escapar uno de sus pilares de futuro.
Por otro, pese a las tímidas iniciativas, a Twitter aún le queda mucho camino con cómo conseguir integrar lo económico dentro de su ecosistema. Quizás haya quienes piensen que da igual, porque la relevancia y el papel fundamental dentro de la cultura diaria ya lo tiene ganado. Pero no: esa incógnita debe resolverse justo ahora, no plantearse cuando se acerque la curva de decadencia, cosa que bien sabe Myspace (vendida este año, por cierto). Al menos algo ha avanzado: ya tienen en marcha sus páginas de empresa.
De la invisibilidad de las redes temáticas a Instagram
Una de las previsiones a las que algunos analistas se aferraban durante un tiempo es que el concepto social iba a triunfar también fuera de lo genérico, en lo muy especializado. Hoy en día, es raro creer que aún vaya a ser así o que haya espacio para mucho más.
Sí, por supuesto, tenemos redes sociales para los amantes de la cerveza, los eruditos televisivos, los que leen libros y los que escuchan polka, pero al final casi todas necesitan ganar visibilidad y usuarios estando presentes como aplicaciones conectadas de las mayoritarias… aunque eso mismo es lo que las minimiza como concepto: ya no son redes sociales en sí mismas, sino justamente sólo aplicaciones de otras redes.
Parece un hecho que el público prefiere la red social generalista a la especializada. Y, sin embargo, ahí es donde el triunfo de Instagram se hace aún más relevante: en haber apostado por no ser nada más que algo con un enfoque muy claro, pero también muy poco flexible y, sin embargo, haber triunfado en su sector, el de la fotografía.
Restos del incendio: del año calmado de Tuenti a Diaspora
+Formspring es refugio de muy pocos y hoy por Quora pocos apuestan. Parece que las redes sociales de preguntas y respuestas, ya sean personales o de temas de autoridad, no han calado en el uso diario, aunque no sería extraño ver a alguien más intentándolo en un terreno similar.
Las geolocalización social, por contra, ha visto como Foursquare se quedaba con todo el pastel, agotando a sus rivales y comiéndose los intentos de los peces gordos. Fin del juego: 2012 será un año para buscar a un nuevo tipo de usuario o estancarse y no ir a ningún lado.
Por su parte, Tuenti ha vivido un año de cierta relajación: han goteado sus novedades, a veces meramente estéticas, y en otras ocasiones ido incorporando funciones muy potentes (API para empresas, Tuenticine). Su moméntum, en todo caso, parece cada vez menos el de un camión. Ese ímpetu es también el que parece faltarles a las redes sociales profesionales: LinkedIn lidera todo, pero muchos se preguntan si es realmente útil para lo que pretendía, mientras que otros piensan que no y, directamente, prueban suerte con otros enfoques.
Lo que sí hemos vivido en 2011 es el fin de una red social basada en los contenidos y no los usuarios. El fiasco del renacimiento de Delicious o la decepción por cómo Google Reader se quedaba sin sus funciones sociales sólo han podido ser mitigados por proyectos como ScoopIt o, sobre todo, por la gente de Zite, que sin ser red social propiamente dicha se han acercado más que ningún otro a esa quimera.
¿Y Diaspora? Diaspora se ha trastabillado y puede que haya perdido el tren para siempre. O quizás sea su momento para aventurarse de verdad allá donde nadie más se ha atrevido.
En Genbeta | El Internet social. Diez tecnologías que cambiaron el mundo (IX)
Ver 4 comentarios