Sí, es cierto que hay muchas ofertas de empleo (relativamente), es cierto que hay mucha desinformación, que la etiqueta es fácil de ponérsela con ser simpáticos en Facebook y que hacen mucho ruido, pero me atrevo a decir que no hay tanta burbuja entre los community Managers aunque ni ellos mismos se quieran.
Cansado de escuchar (y leer) decenas de críticas hacia la profesión de moda, me he propuesto actuar de abogado del diablo. Aquí van mis tres razones para justificar su existencia.
Salvando al community manager
Normalmente las burbujas están llenas de dudas, desconocimiento y excitación. Esto último puede existir en determinadas redes sociales respecto a su valoración de mercado, pero la supuesta burbuja de personal la hemos pinchado antes de inflarse.
Con los community managers no hay un sólo experto que no se haya reído mil veces de ellos o burlado de algún modo, de ahí su baja reputación. ¿Es fácil serlo? No, aparentarlo sí. Quizás vemos a mucha gente atribuirse la profesión, pero me pregunto cuántos de ellos ejercen como tal y si fuera de Twitter (su entorno) realmente tienen tanta influencia.
Con una población que sigue entrando progresivamente a la red año tras año, que Facebook esté entrando en su periodo de madurez no es ningún bajón ni motivo para predecir el apocalipsis. Es realmente difícil que en unos años a las empresas no les importe su reputación online más que ahora. Parece impensable que en lugar de sumar financiación a estas actividades, la desciendan.
Es posible que las compañías medianas y pequeñas de ciertos sectores no encuentren rentable cuidar estos medios ni les sea necesario, pero la tendencia en las de gran tamaño no es la de reducir su plantilla, sino aumentarla mientras desciende la inversión en publicidad televisiva (por ejemplo). Si encima nuestro target es joven y está relacionado con el mundo de la tecnología, más todavía.
Si entendemos por community manager a aquel simpático/a que es amigo de todos en Facebook y Twitter, tendrán razón los agoreros. Si por el contrario creemos que la gestión de comunidades es una actividad transversal en la red (incluyendo foros, Wikipedia y otros elementos que configuran la opinión pública) que se engloba dentro de la estrategia social media y que ésta a su vez es una sección más del marketing, entonces merece la pena tenerlos en cuenta.
En ese caso la figura específica del mal llamado community manager tendrá sentido. Pero sólo como un profesional formado para ser solvente en todos los ámbitos y complementando al resto de las actividades que fundamentan la imagen de marca.
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