A estas alturas un muy alto porcentaje de los usuarios de Facebook ya deben tener activado Timeline, el nuevo estilo de perfil. Algo que hemos observado es que los cambios en Facebook no suelen ser bienvenidos, y menos si son tan drásticos y tan unilaterales como este. El nuevo perfil rompe totalmente con lo anterior y lo que es un hecho es que no a todos ha gustado.
Antes de que las preguntas acerca de esto proliferen: no, no es posible volver al perfil anterior. No hay una forma oficial y no hay una forma extraoficial. Pero no es la cuestión que nos ocupa. Sobre lo que voy a reflexionar es sobre si podría haber sido algo mejor es la gestión de Facebook ante este tipo de cambios.
De cambios va el juego: la competencia y cómo responde Facebook
No hace demasiada falta acudir a hemerotecas para saber que una llamativa costumbre que tiene Facebook es hacer cambios prácticamente de un día para otro. Sólo debemos fijarnos, por ejemplo, en las dos renovaciones que ha tenido el visor de imágenes con tan poco tiempo entre ellas. La diferencia entre hace años y ahora es que, además de que Facebook es más grande (obviamente), ahora hay mucha más competencia.
Y hasta ahora Facebook no había tenido que competir con Google. Quizá tener a un gigante como ese detrás es razón suficiente para acelerar desarrollos y lanzamientos. Aunque soy de los que piensa que cambios como un nuevo visor de fotografías cada pocos meses no hacen otra cosa que dar a los usuarios ese curioso sentimiento de “lo hacen por tocar las narices”.
No es el caso de Timeline. El nuevo tipo de perfil cumple una misión: hacer de Facebook nuestra imagen digital, tanto para nuestro presente como para nuestro pasado. Puede gustarnos más o menos la apariencia pero la diferencia entre el perfil anterior y Timeline no es un mero cambio cosmético.
Timeline no sólo cambia la apariencia: según comentó Facebook cuando presentó esta nueva característica, permite viajar al pasado con mucha más facilidad a la vez que mostrar nuestra personalidad de manera más acertada, con detalles como la fotografía de portada o la integración de otras aplicaciones mediante OpenGraph.
¿De verdad ha sido la forma más adecuada?
El argumento más fácil al que puedo acudir es a que Facebook es una empresa, y tiene todo el derecho del mundo a actuar como mejor le parezca. En ese sentido estoy con ellos e incluso aplaudo la valentía con la que añaden características a su producto.
Pero también me permito advertir algo. Facebook necesita a sus usuarios para sobrevivir. No sólo de inversores vive una red social: su razón de ser es tener usuarios a los que servir de modo de comunicación. Y probablemente sus usuarios acaben por cabrearse y mudarse ante tanto cambio que muchos perciben como inútil.
Porque los cambios son necesarios en un sector como el de las nuevas tecnologías (y no hay mas que ver que hoy no podríamos hacer nada con una interfaz como la de Windows 3.11, por ejemplo). Quizá una manera de evitar cabrear a los usuarios de Facebook sería hacerles partícipes de estos cambios. Pero sobre todo es necesario hacerles (hacernos) darse cuenta de que todo cambio tiene una razón (que, obviamente, deberá tener y ser razonable).