Es la cara oscura de lanzar tantos servicios y novedades en tan poco tiempo: hay empresas que se aventuran hacia la gloria con gran ambición y luego terminan olvidadas en cuestión de semanas. En algunas ocasiones, hasta días. El ejemplo más reciente lo hemos tenido con Tidal, que se ha ido a pique a una velocidad de vértigo y a pesar del apoyo de varios artistas de alta talla.
Y es que puedes tener un plan de negocio bueno, puedes creer que tienes una gallina de los huevos de oro lista para poner el mercado patas arriba, pero quien decide si un negocio triunfa o no es la comunidad de usuarios que lo prueba. Y los usuarios tenemos esa peculiaridad de no tener misericordia si hay algo que no nos gusta. No hablamos de ello (o lo criticamos mucho), y enseguida pasamos a otra cosa.
Tidal: no, los artistas no nos dan ninguna pena
Tidal llevaba ya unos meses en marcha, pero se presentó oficialmente en sociedad hace muy poco. Y por todo lo alto, con varios músicos de gran éxito compartiendo escena y declarando que la época de los streamings que "ahogaban" a los artistas debía acabar. Buscaban, como se puede deducir, un servicio de streaming alternativo con el que sacar mejores márgenes.
Y queda claro que han metido la pata hasta el fondo. 12.000 suscriptores en diciembre de 2014, cifra que no se ha actualizado desde entonces y que nos hace sospechar que no ha mejorado mucho. Es más, parece que las aplicaciones de servicios rivales han repuntado desde la aparición de Tidal. Es hasta irónico.
Los artistas que lo han apoyado valientemente ahora ocultan toda mención de Tidal en sus cuentas de Twitter. Madonna, por ejemplo, ya sigue promocionando sus canciones en iTunes. Todos miran hacia otro lado para evitar confesar que han intentado "revolucionar" el mercado con un servicio que de revolucionarlo no tiene absolutamente nada.
Ello: el Courier New no ha triunfado en las redes sociales
Eché un buen vistazo a Ello hace unos meses, nada más recibir la invitación a la red social. A nivel estructural no había inconvenientes, pero ya sabemos lo que ocurre con las webs que se lanzan con un manifiesto para luchar abiertamente contra "las compañías que venden nuestros datos": que acaban olvidadas.
La promesa era típica de estas iniciativas: una red sin anuncios, en la que nuestros datos no se utilizaban para ganar dinero y en la que primaba el contenido de calidad. Tarde, todo el mundo ya está en las que hacen precisamente eso. Y mover a un mínimo de personas hacia una red nueva cuesta ya muchísimo. Recibieron 5,5 millones de inversión el pasado octubre, pero desde entonces no ha habido novedades importantes por su parte.
Secret: el anonimato total como as en la manga
Secret utilizó el arma de generar polémica con su red: móvil, completamente anónima y con capacidad para comentar cualquier mensaje que se publique. Un experimento interesante, que también recibió una millonada en inversiones, pero que lentamente ha ido cayendo en el olvido y ahora prácticamente nadie se acuerda de ella.
Un golpe duro para esa red fue su agujero de seguridad, capaz de exponer a los autores de esos mensajes secretos. Pero para mí lo peor fue la calidad de esos mensajes anónimos: Secret se redujo a un grupo de personas proponiéndose sexo entre ellas, o insultando a personajes públicos que incluso me tocaron de cerca. No muy agradable que digamos.
Quitter: la descentralización y el posicionamiento anti-capitalista
Que quede claro que no quiero menospreciar ni burlarme del trabajo o de las iniciativas de nadie, pero tengo que decir que no pude evitar reírme un poco cuando vi el manifiesto de Quitter: ¿Rechazar los servicios "centralizados y capitalistas" como un motivo para cambiarme de Twitter a un clon descentralizado? Desde ese momento supe que había pocas esperanzas ahí, aunque si abrimos su web principal sí que tenemos cierta actividad.
Otro motivo por el que creo que Quitter no ha recibido demasiada atención es su dificultad, tanto para entender cómo funciona esa "federación" descentralizada de dominios y portales como para inscribirse y comunicarse con todos los usuarios. Que levante la mano quien sea capaz de entender a la primera cómo funciona Quitter a partir de su explicación:
« Federación » significa que no debes tener una cuenta de Quitter para seguir su usuarios, estar seguido por o communicar con ellos. ¡Puedes registrar con cualquier servidor StatusNet o GNU social, o cualquier servicio utilizando el protocolo OStatus! También no debes registrarse en cualquier servicio para participar - simplemente instala el software GNU social en tu propio servidor.
¿StatusNet? ¿GNU Social? ¿OStatus? ¿Instalación de software en servidores? Mejor me quedo donde estoy.
App.net: un laboratorio privado para desarrolladores
Finalmente, el experimento que más pena me dio ver fracasar: App.net. Como Ello, usaban la carta de proteger nuestros datos en vez de venderlos al mejor postor. Fueron claros desde el principio, imitando a un Twitter pero siendo sufragado por los propios usuarios. Aboné la cuota inicial para conseguir un año de acceso, animado a ver cómo iba a ir el experimento. Y no terminó demasiado bien.
La razón es que los usuarios de a pie no vimos ningún motivo para quedarnos en App.net: a medida que el tiempo pasaba sólo los desarrolladores con ganas de experimentar encontraban alguna utilidad al servicio. De ahí salieron iniciativas interesantes como Backer, pero nada más. Acabaron teniendo que reducir plantilla y objetivos a mediados del año pasado.
Imagen | ateliertoepfer
En Xataka | Tidal y el streaming de música en alta definición llegan a España (y lo hemos probado)
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