De la mano de tres españoles, Santiago Requejo, Joaquín de los Ríos y Bosco Ybarra, ha nacido el 1 de mayo May Feelings, una red social cuyo lema es rezar para cambiar el mundo. Al margen de las creencias de cada uno, el fin del proyecto parece bastante noble, con detalles muy interesantes.
¿Cómo es posible que en un mundo lleno de redes sociales, todavía haya gente que se sienta sola?
Esta es la pregunta que se hicieron los autores y la motivación para crear esta red social. May Feelings es un lugar de encuentro entre personas que necesitan que recen por ellas y aquellas otras dispuestas a rezar por las peticiones de las primeras. May Feelings ha tomado algunas ideas de otras redes sociales generalistas y se articula sobre una serie de conceptos básicos.
Así funciona May Feelings
May Feelings requiere registro. Es necesario consignar en un formulario algunos datos personales: Nombre y apellidos, nombre de usuario, correo electrónico, contraseña y fecha de nacimiento. En el portal se especifican claramente los Términos y condiciones de uso, así como la Política de privacidad.
Detrás de May Feelings hay una sociedad limitada correctamente identificada conforme a la legislación española. Mas allá de los aspectos legales, el proyecto está financiado por sus creadores sin otra ayuda por el momento que la de sus ahorros. El portal está disponible en cinco idiomas: español, inglés, portugués, italiano y francés.
Las piedras angulares de May Feelings
Pray box, el lugar donde expresamos nuestras peticiones con una longitud máxima de 259 caracteres.
Mis cinco: un sistema que distribuye cada petición a cinco miembros de la red de forma aleatoria y única. Selección que cambia cada 24 horas.
Botón pray. Cuando se pulsa, se adquiere el compromiso de orar por la petición concreta de una persona.
Now praying, es el equivalente al concepto ‘trendin topic’ de Twitter, y permite conocer por qué peticiones está rezando la gente.
Los 10 más rezados. Un historial de las 10 peticiones que más calado han tenido en la red social.
Cuando he comenzado a documentar este artículo, no he podido evitar recordar una situación que viví en primera persona y me impresionó bastante. Se trata del regreso del Apollo XIII. Cuando la vida de los tres astronautas pendía de un hilo, decenas de miles de personas de todo el mundo, con credos distintos, elevaron su oración para que los miembros de la tripulación volvieran a casa sanos y salvos. No sé si aquello ayudó, pero volvieron vivos contra todo pronóstico.
Como declaran los autores y citando su propio ejemplo, comprobar que 280 personas están rezando por nosotros tiene un fuerte impacto sicológico. Salvando las distancias y con perdón por la analogía, es similar a recibir 280 “Me gusta”, pero con una carga emocional superior.
La oración, en el sentido convencional de la palabra, es así un escape. Pero la verdadera oración, en mi sentir, es una acción con un intenso y despierto interés en la vida. (Jiddu Krishnamurti)
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