Cinco días más tarde, por fin, el fundador y presidente ejecutivo de Facebook ha roto su silencio sobre el escándalo de Cambridge Analytica. Mark Zuckerberg se ha pronunciado a través de una publicación en su muro de la red social y varias entrevistas, como la concedida a CNN, asumiendo errores pero sin pedir claramente perdón. Promete trabajo duro, habla de soluciones materializadas desde años, pero obvia gran parte del fondo del asunto.
Las palabras que el responsable de Facebook ha ofrecido a los usuarios y los medios de comunicación podemos interpretarlas como un lamento, aunque disculpa o perdón no aparezcan en el texto que publicó, y como una asunción de culpa con expresiones pretendidamente duras.
"Tenemos la responsabilidad de proteger tus datos y, si no podemos, entonces no merecemos servirte", dijo Zuckerberg, para añadir que ha estado trabajando para comprender qué ocurrió exactamente y cómo asegurarse de que algo así "no vuelva a pasar".
No obstante, solucionar el problema requiere de mucho más. Analizar y ver qué sucedió, por supuesto; establecer los correspondientes mecanismos para que episodios similares no se repitan, sin duda; y, sobre todo, ser transparentes. Un aspecto en el que los de Menlo Park flaquean como el propio directivo reconoce, no en su escrito, sino en una entrevista concedida a WIRED y publicada también en las últimas horas de este miércoles.
Creo que lo que tiende a funcionar bien es la transparencia, que creo que es un ámbito en el que tenemos que hacerlo mucho mejor.
Visto el problema, e incluso viendo que las explicaciones no han contentado completamente a los inversores, ya que la compañía continúa tocada en los mercados, Mark Zuckerberg necesita ir más allá para recuperar la confianza perdida. Porque lo que ha sucedido tiene como bases problemas conocidos, advertidos desde hace tiempo, frente a los que no se ha actuado.
No valen excusas, valen hechos contundentes
No vale con que hace años, en 2014 concretamente, se anunciase que estaban cambiando toda la plataforma para limitar drásticamente el acceso a las aplicaciones de datos tratando de prevenir entuertos como este.
Tampoco que pidieran certificaciones de la eliminación de todos los datos adquiridos indebidamente al investigador Aleksandr Kogan y a Cambridge Analytica. Ni que inmediatamente les prohibieran el uso de cualquiera de sus servicios tan pronto como se enteraron por The Guardian, The New York Times y Channel 4 —por lo que se entiende que no tenían conocimiento alguno— que esta compañía británica podría no haber eliminado los datos tal y como habían certificado.
Ni siquiera que ahora se vaya a realizar una auditoría forense por parte de una empresa externa contratada por Facebook y vayan a mostrar a todos usuarios, en el próximo mes, una herramienta en la parte superior de la sección de noticias con las aplicaciones que han usado y una forma fácil de revocar los permisos que tienen respecto a los datos.
Además, deslizar parte de la culpa en el abuso de confianza de Kogan y Cambridge Analytica puede desviar la atención del asunto de fondo. Porque como Zuckerberg escribe a renglón seguido, "también fue un abuso de confianza entre Facebook y las personas que comparten sus datos con nosotros y esperan que los protejamos". Y esa es la endeble base que ha hecho que este castillo de naipes se desmorone, no sabemos todavía si con afecciones importantes en el corto, medio o largo plazo para las cuentas financieras y cifras de usuarios de la red social.
Si en el pasado Zuckerberg no estuvo muy acertado a la hora de enfrentar problemas importantes, ahora debería estar más atento que nunca. En noviembre de 2016, en plena eclosión del fenómeno de las noticias falsas, el directivo aseguró que era "una idea bastante loca" pensar que las fake news podían tener un impacto en unos comicios electorales.
El comentario se basaba en que representaban un porcentaje pequeño en relación a todos los contenidos que se publican en Facebook, pero tiempo después tuvo que retractarse. Los hechos estaban ahí.
A por la raíz del problema: los datos y sus usos por parte de Facebook y terceros
Ahora, con un escándalo tan grande sobre la mesa, con la opinión pública internacional mirando fijamente a Facebook y autoridades de todo el mundo pidiendo explicaciones, Zuckerberg tiene la oportunidad de enfrentar cara a cara el problema esencial de todo esto que es la transparencia y, en especial, la referida a la información que manejan.
Los datos de los usuarios y los usos que hacen de ellos la propia plataforma así como sus clientes son la raíz del asunto. Los usuarios de Facebook dan permisos, efectivamente, aceptan términos de condiciones, también, pero muchos de ellos no son conscientes de lo que sucede, en realidad, tras haber clicado sobre los botones Aceptar, Autorizar o Sí. Y eso es un problema para ellos y un problema para la propia plataforma. Más si cabe si esa información se maneja, además, al margen de todas esas autorizaciones hechas por los propios afectados, como ha sido el caso del escándalo de Cambridge Analytica.
Facebook, que recurrentemente se escuda en problemas sobrevenidos por el avance de la sociedad, debe ser consciente como empresa que ha creado el medio en el que han surgido esas situaciones. No es un actor más, es el escenario sobre el que ha nacido un impacto poderoso de la desinformación o un conocimiento profundo de públicos a los que poder influir o manipular. Por esa razón la compañía tiene la responsabilidad de poner coto a lo que sucede.
Es hora de que Zuckerberg y su equipo aborden de una forma más agresiva la recopilación y utilización de datos en su red social y cómo los ofrecen a diferentes agentes interesados en distintos objetivos. Establecer desde la propia compañía una regulación adecuada al potencial que tiene toda esa información, tanto para el bien como para el mal, al margen de las regulaciones que puedan impulsar las autoridades de los diferentes países donde está presente.
De momento, el fundador y presidente ejecutivo desvía ese debate hablando de las regulaciones que deberían asegurar cierta transparencia de la publicidad en línea, aunque no las rechaza para su negocio. "En realidad, no estoy seguro de que no debamos ser regulados", ha asegurado a CNN. Debería decirse pronto y, sobre todo, actuar.
En Xataka | El escándalo de Cambridge Analytica resume todo lo que está terriblemente mal con Facebook Imágenes | Alessio Jacona (CC BY-SA 2.0) y Alessio Jacona (CC BY-SA 2.0)
Ver todos los comentarios en https://www.genbeta.com
VER 0 Comentario