Las narraciones Transmedia son contadas a través de varios soportes, cuyas historias forman parte del conjunto de dicha narración. Todos los relatos tienen un vínculo y éstos se amoldan a las características de cada ventana para beneficiarse de sus fortalezas. Tenemos grandes ejemplos de narraciones Transmedia en los casos de Star Wars, Matrix, Dexter… Todas grandísimas historias, sí. Pero todas ficciones. ¿Nadie ha pensado que la mayor historia de nuestras vidas es… nuestra propia vida?
Si decimos que la realidad supera a la ficción, ¿por qué no construir un relato de nuestra vida? Y aún más, ¿por qué no canalizar ese relato en diferentes ventanas y al instante? Sin duda, las redes sociales pueden ayudarnos en gran medida a esto.
Sobre estas ideas y las que expondré en las próximas líneas llevo trabajando durante un tiempo. Y todo lo he resumido en un concepto sobre el que, a día de hoy, no he encontrado apenas referencias. Lo he llamado `Personal Transmedia Storytelling´ (“Narración Personal Transmedia”) y, a continuación, argumento el imperativo: “Haz de tu vida una narración Transmedia a través de las redes sociales”.
Los ingredientes del éxito
Tenemos una historia (nuestra vida), unos personajes principales (nosotros y nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo…), otros secundarios (los que participan ocasionalmente en alguna de nuestras vivencias), historias no tan importantes (que engrandecen la principal) y fans (seguidores/followers, amigos…). Bien, tenemos los principales ingredientes.
Las narraciones Transmedia se caracterizan por tener diferentes puntos de entrada en la historia. Y en el caso del `Personal Transmedia Storytelling´ aplicado desde las redes sociales, disponemos de cada vez más herramientas para captar la atención de los “espectadores”.
Un universo de herramientas
Medios diferentes son atractivos para nichos diferentes. En Twitter se pueden seguir los tweets enviados por los usuarios en relación a un determinado tema con sólo hacer clic en su hashtag. Utilizándolos debidamente, podremos dejar que personas a las que les interese el mismo tema del que nosotros acabamos de compartir una información pueda seguirnos. Foursquare nos permite geolocalizarnos donde nos encontremos, algo complicado de entender para muchas personas (es indudable que puede ser peligroso) pero que, usado con cabeza, puede darnos información muy valiosa. En Facebook habitualmente compartimos momentos más íntimos, más imágenes y nuestro círculo suele ser el más parecido al de nuestra vida offline. Usamos Flickr para mostrar las que consideramos son las fotografías más importantes de nuestra vida y los más creativos incluso tienen un canal propio en YouTube o Vimeo. Desde hace unos días, nuestros amigos en Facebook pueden saber la canción que nos encontramos escuchando en ese mismo momento a través de Spotify. Y si alguien echara un vistazo a nuestra cuenta en Delicious, rápidamente podría saber cuáles son nuestros intereses profesionales sin cruzar ni una sola palabra con nosotros. Los grandes narradores de historias personales construyen su universo a través de las mejores herramientas 2.0, las cuales forman parte de la vida de los usuarios y ayudan a que el relato pase con total libertad de un medio a otro.
Brian Solis junto a JESS3 creó `The Conversation Prism’ (“El Prisma de la Conversación”), una interesante infografía sobre cómo usa la gente cada red social.
En cada nueva actualización, tweet, “me gusta”, post o check-in contamos una parte más o menos importante de la historia de nuestras vidas. Y todas esas piezas forman nuestro propio relato Transmedia.
Todo forma parte del relato
Una “Narración Personal Transmedia” ha de ser considerada (al igual que lo hacen las franquicias Transmedia) tan grande y en posesión de elementos que la enriquecen tanto que no cabe en un solo medio. No nos basta con Twitter, eso está bien para el momento, queremos un blog para las reflexiones pausadas y profundas. Pero ese blog no nos vale para alojar directamente nuestras creaciones audiovisuales, las cuales las hacemos pasar antes por su canal específico. No hace falta que quien se interesa por alguna de las iniciativas que mostramos recorra todas las plataformas en las que éstas son contadas para entenderlas. Puede comprenderlo sin necesidad de seguirnos en todas las redes sociales en las que nos movemos. Aunque, obviamente, su inmersión y complicidad en y con la misma será mayor cuantas más conozca.
Debemos, pues, comprender las claves narrativas de cada red social para generar una historia adaptada a la misma y que, por tanto, sea sólida y atractiva para el que vamos a tratar como espectador.
Hola, ¿puedo ayudarte? Te sigo en Twitter
Tal vez el concepto más complicado de explicar y de entender sea el de considerar fans a los que son nuestros amigos, followers o seguidores en las redes sociales. Pero, si nos paramos a pensarlo detenidamente, el comportamiento de ambos viene a ser muy parecido.
Los fans de una serie participan en las actividades que les son propuestas, pues sienten una gran identificación con ella. Por supuesto, también la critican cuando no les gusta una determinado giro argumental. Si dicha serie les ha llegado a enganchar, muchos de ellos harán lo que sea por ella. Son fans colaborativos. Como lo es la cultura 2.0 de las redes sociales, la cultura de la colaboración. El público manifiesta su derecho a participar en tu historia personal. Y lo hace por dos motivos: porque podrías haber decidido guardártela y no lo has hecho (con lo que se entiende que desde ese momento quieres que se convierta en participativa) y porque, además, no se la han encontrado por casualidad sino que es a ellos mismos a quien se la estás contando. Al exponer tu `Personal Transmedia Storytelling´ al público, éste aporta en tus ideas, corrige tus fallos y se aumenta, por tanto, el nivel creativo.
Caso práctico: Gina Tost
Gina Tost es reportera, bloguera, diseñadora y unas cuantas cosas más. Según cuenta ella misma en su web, “sin querer queriendo abrí un blog donde colgaba mis dibujos. Al romperse la Wacom me compré una cámara y pasó a ser un videoblog. Ese paso abrió una puerta en mi vida profesional y personal que me ha llevado a conocer gente muy interesante de la que he aprendido mucho más”.
Gina tiene, además, un blog en el que escribe con frecuencia, un canal en YouTube con más de 5 millones de reproducciones en el que aloja vídeos de producción propia, una cuenta en Flickr con sus diseños, una fan page en Facebook, más de 12.000 followers en Twitter… Un universo.
Gracias a su propio storytelling, ella misma cuenta que ha conocido a “gente muy interesante” y muchos de sus fans colaboran en sus nuevos proyectos (viralizándolos, comentando, aportando ideas…). ¿Qué le interesa al público de Gina Tost? ¿Sus posts? ¿Sus entrevistas? ¿Sus ilustraciones? ¿Sus tweets? ¿Su vida? Cada uno de sus seguidores la ha conocido a través de uno de estos canales y, posteriormente, han ido encontrándose con los demás. Se ha convertido en una marca.
¿Significa que hacer uso del `Personal Transmedia Storytelling´ se asemeja a considerarnos un producto? En parte (solo en parte), sí. Y es que, en determinados casos, el `Personal Transmedia Storytelling´ debería ser un algo estrechamente ligado al personal branding.
Según Henry Jenkins, “las narrativas Transmedia de más éxito se dan cuando un único autor mantiene el control sobre toda la franquicia”. Nadie puede negarnos el derecho a controlar nuestras historias personales. Somos los Transmedia Producers de nuestra propia vida.
Obviamente, el `Personal Transmedia Storytelling´ no se debe canalizar solamente a través de las redes sociales pero sí creo que el Social Media es uno de los cauces más importantes, asequibles, accesibles, efectivos y sencillos de ejecutar para que éste tenga una fuerza impresionante. La fuerza de nuestras propias historias. La fuerza de nuestras vidas.