Jack Dorsey, cofundador de Twitter y CEO de la compañía hasta hace unos días, ha estado esta semana muy activo en la red social, y no hablando de ella, sino del futuro de la web, que muchos están llamando web3. Ya se están construyendo muchas herramientas para ella, como el navegador Opera integrando la plataforma de escalado de Ethereum, pero Dorsey no cree en una de sus grandes promesas.
El exdirectivo ha criticado el ideal de que la web3 será descentralizada (a diferencia de la Web 2.0, centralizada en manos de grandes plataformas y redes sociales), afirmando que no somos dueños de la web3, sino que son los inversores de riesgo de grandes grupos los que son propietarios de las plataformas descentralizadas que van saliendo.
Esto ha provocado un debate muy encendido entre las partes, en el que Jack defiende posturas de verdad descentralizadas y en manos de la gente. Una de las críticas que ha recibido es que siendo una compañía de la Web 2.0, Twitter limitó mucho el acceso a su API, sobre la que se había construido mucho y que tenía gran potencia para el futuro. Jack no se ha escondido con su respuesta:
Worst thing we did. I wasn’t running company at the time. Company has worked hard and will continue to open back up completely.
— jack⚡️ (@jack) December 23, 2021
Respondiendo a un comentario sobre el hecho de que "mataran" la API, Jack dice que "fue la peor cosa que hicieron". Le quita un poco de hierro personal argumentando que él "no dirigía la compañía en la época", y acaba añadiendo que "la compañía ha trabajado duro y continuará abriéndola por completo".
Una decisión que mató la capacidad de los desarrolladores y de muchos usuarios
Twitter nunca ha sido una plataforma descentralizada (en esa tarea le salieron competidores como Mastodon), aunque bajo el mandato de Jack se ha hablado mucho del tema, llegando a decir Dorsey que quería convertir la red social en un mero cliente que funcionara como parte de un protocolo abierto. Así hablaba el exCEO en ese momento:
"Al comienzo, Twitter fue tan abierto que muchos le vieron potencial para convertirse en un estándar descentralizado de Internet, como lo es el protocolo SMTP (de envío de correos electrónicos). Por toda una serie de motivos, todos razonables en ese momento, tomamos un camino diferente y centralizamos cada vez más Twitter. Pero muchas cosas han cambiado a lo largo de los años".
Lo más cerca que ha llegado a estar de funcionar de esa forma fue con su primera API, que permitía gran libertad a desarrolladores de clientes y a usuarios e investigadores que utilizaban la plataforma a fondo. De hecho, gracias a esa API llegaron a existir joyas como Tweetbot, que es el cliente que a día de hoy sigo usando, o Tweetie, aplicación que gracias a todo lo que aportaba fue comprada por Twitter para tomar su base en iOS y macOS y acabar convirtiéndola en aplicación oficial en forma de Twitter for iPhone y Twitter for Mac.
A los usuarios nos quitó la posibilidad de disfrutar de un producto mucho mejor que la web y los clientes oficiales, además de la de poder disfrutar de una paridad de funciones. En los últimos años, por ejemplo, ha sido imposible votar una encuesta fuera de herramientas oficiales.
A los desarrolladores, sobre todo a los más pequeños, les quitó la posibilidad de ganarse la vida con sus aplicaciones, limitando mucho sus capacidades y por tanto su atractivo de cara a usuarios. Además, limitó tanto los tokens para iniciar sesión que los desarrolladores tuvieron que pasar a pagar a Twitter por por poder usar su API, lo que hizo incluso más difícil el modelo de negocio.
Recientemente, todo eso ha empezado a cambiar, pero de Jack ha dependido que el regreso a la cierta descentralización llegara antes, y bajo su segundo mandato ha vuelto a haber mucha lentitud. A día de hoy, además, sigue sin haber paridad de funciones entre la API y lo que la compañía ofrece en su plataforma.
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