Los atentados perpetrados en Paris por ISIS a mediados del mes pasado dieron lugar a toda serie de reacciones así como al alumbramiento de noticias y reportajes que trataron de remontarse un poco más allá de la masacre en sí misma para aportar algo de luz sobre un conflicto que ya dura demasiado. Unas informaciones que, al mismo tiempo, han dotado a los usuarios de nuevas herramientas y que les han obligado a tomar conciencia de la importancia del problema.
Métodos de captación, datos personales de sus altos mandos, canales de comunicación, cuentas en redes sociales y otras claves del funcionamiento de estos terroristas armados hasta las teclas han sido desvelados. Y es precisamente de estas, de las comunidades virtuales, de las que no podemos dejar de hablar hoy, pues la de Zuckerberg está siendo utilizada como centro de reclutamiento.
Captación a través de Facebook
Al menos eso indican las conclusiones de un estudio especializado elaborado por Robyn Torok, un estudiante de doctorado del Instituto de Seguridad de la ECU que dedicó hasta 50 horas semanales durante cinco años a observar el comportamiento que detentaban los principales reclutadores del DAESH.
Así, su investigación –centrada en Australia pero extensible a otros países- descubrió que estos no solo buscan los temas candentes de la actualidad y miden las reacciones de los más jóvenes, sino que empiezan, a partir de entonces, a fomentar la polémica.
Una forma de interacción que les sirve para iniciar algún tipo de relación, cuyo punto de partida, además, probablemente es sensible y/o controvertido. Momento a partir del cual su estrategia consiste en limar asperezas y convertirla en algo más personal. La empatía y el apoyo ante los mensajes personales de los futuros miembros es un punto clave del proceso.
A medida que el vínculo se estrecha, los temas políticos vuelven a convertirse en el centro de las conversaciones. Todo comienza con comentarios inocentes del estilo “Occidente siempre está metiendo las narices en asuntos de los musulmanes”. Unas afirmaciones que el reclutador sazona desplegando diversas identidades (perfiles) en Facebook y que siguen convenciendo a su “víctima” de la realidad de los abusos.
"Me he percatado de que una misma persona puede poseer 52 cuentas diferentes”, unos perfiles que, por supuesto, tienen agregados como amigos a sus 51 perfiles restantes . Tras un tiempo, estos también son usados para llevar a cabo un despliegue gráfico que les muestra hermanas y familiares supuestamente violadas, niños asesinados y otro contenido manipulado. ¿Su objetivo? Fomentar un sentimiento de venganza.
Torok, por otra parte, indica que el colectivo más vulnerable es aquel formado por post adolescente, unas personas que tratan de averiguar todavía quiénes son y dónde encajan.
Al margen de lo dicho, no podemos evitar cuestionarnos cómo concuerda la presencia de este tipo de procedimientos con otras iniciativas de Facebook como la de incluir un sistema para confirmar que aquellos que se encontraban cerca del lugar de los hechos en la capital francesa estaban bien; o como el bloqueo a aquellos miembros de la comunidad llamados Isis.
Vía | IBN Live
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