Cuando finalice el año 2019, España habrá acogido más elecciones que cualquier año reciente, lo que ya ha hecho que aumente la preocupación por la interferencia política en redes sociales, hecho que Facebook y Twitter han denunciado eliminando recientemente cientos de cuentas de Esquerra Republicana y del Partido Popular, por intentar influir en la opinión pública de forma deshonesta.
Sin embargo, la mayor preocupación los de Zuckerberg, tras lo que ocurrió en 2016 con la elección de Trump, está en el próximo año, 2020, cuando los estadounidenses tendrán que volver a elegir al presidente de la nación. En un comunicado emitido por Nick Clegg, vicepresidente de Facebook y antiguo primer viceministro británico, Facebook ha explicado sus planes para combatir la interferencia electoral, y entre las medidas más polémicas que ha repasado está que no aplicará el programa de verificación de terceros a discursos de políticos, que pasará a considerar de interés general.
Asimismo, la compañía ha reafirmado su postura de no eliminar mensajes, imágenes o vídeos de políticos de su plataforma aunque las normas de la comunidad sean violadas, pues consideran que es un contenido que generalmente tiene que ser visto y escuchado.
Facebook no quiere ser árbitro de las elecciones
En el comunicado, Facebook se reafirma en su posición de emplear equipos de verificadores para reducir las noticias falsas. Sin embargo, sostienen que creen que "no es un papel apropiado para nosotros arbitrar debates políticos e impedir que el discurso de un político alcance a su audiencia y sea objeto de débate público y escrutinio. Es por eso que excluimos a los políticos de nuestros programa de verificación de terceras partes". Así, el equipo de verificación, en el que se encuentran Maldita.es o Newtral para combatir bulos España, no revisará anuncios políticos.
Lo que sí hará Facebook será utilizar la información de sus verificadores para marcar como falso o inexacto una publicación política que contenga contenido previamente revisado por estos equipos. Asimismo, lo que no permitirán es que el contenido que viole las normas de Facebook pueda ser promocionado en anuncios publicitarios. Esto es lo que añade Clegg al final del comunicado:
"Sé que algunas personas dirán que deberíamos ir más lejos. Que estamos equivocados al permitir que los políticos usen nuestra plataforma para decir cosas desagradables o hacer afirmaciones falsas. Pero imagina lo contrario.
¿Sería aceptable para la sociedad en general que una empresa privada se convirtiera en un árbitro autoproclamado para todo lo que dicen los políticos? No creo que lo sea. En las democracias abiertas, los votantes creen con razón que, por regla general, deberían poder juzgar lo que los políticos dicen".
Todo el discurso de Facebook en este caso tiene que ver con la libertad de expresión. Son los mismos argumentos que hace unos meses utilizó Twitter para establecer la misma política, no eliminar contenido de interés general aunque viole las políticas de la plataforma (aunque con cambios respecto a Facebook como restar mucha visibilidad o directamente ocultar).
Como siempre, por una parte los políticos deberían dar ejemplo y poder cumplir sobradamente con las normas de una red social, pero por otra no permitirles ser ellos mismos puede ser censurar un comportamiento que representa a votantes. Donde según Clegg se está poniendo mucho esfuerzo es en frenar vídeos de deep fakes en los que los políticos dicen cosas que no han sido pronunciadas por ellos mismos.
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