Friendly Social Browser es una app móvil que centraliza el acceso a nuestras cuentas en varias redes sociales, añadiendo funciones que se echan de menos en las apps oficiales. En el caso de Facebook, nos permite acceder a ésta igual que lo hacíamos hace años: con un consumo de datos y batería bajo, con las publicaciones en orden cronológico e integrando también la mensajería (es decir, el 'emancipado' Facebook Messenger).
Sumemos a eso diversas funcionalidades extra como soporte multicuenta, bloqueo de anuncios y seguimiento, filtro de publicaciones mediante palabras clave, descarga simplificada de archivos multimedia o personalización de la interfaz (tamaño de la tipografía, esquema de colores)... y comprenderemos por qué algunos usuarios son fans irredentos de Friendly.
Una demanda que podría aplicarse a miles de extensiones de navegador
Donde no parece tener tantos fans esta app es dentro de la propia Facebook, que ha lanzado a sus abogados a buscar el modo de expulsarla de las tiendas de apps por supuesta violación de la CFAA estadounidense (esto es, de la Ley de Fraude y Abuso Informático), al "cambiar el funcionamiento y el aspecto de Facebook y de Instagram".
Friendly, que ya ha cumplido una década a disposición de los usuarios, no recurre a ninguna API para permitir al usuario acceder a su cuenta: a efectos técnicos, es un navegador más, como pudiera serlo Google Chrome. La Electronic Frontiers Foundation (que, aunque no representa legalmente a Friendly, se ha implicado en el caso como ya hizo con el de Github vs RIAA) explica en una carta abierta que
"Friendly es un navegador web, por lo que entendemos que Friendly no 'accede a' ni se 'comunica' con Facebook de ninguna manera. Al igual que otros navegadores populares como Chrome o Firefox, Friendly no 'accede' a Facebook: son sus usuarios quienes lo hacen.
Presumiblemente Facebook sabe que no debe acusar directamente a sus usuarios de ser hackers maliciosos sólo por cambiar los colores de los sitios web que visitan".
Lo que la EFF sostiene es que, si la justicia estadounidense llegara a dar la razón a Facebook, inmediatamente una amplia gama de software pasaría a estar fuera de la ley: son innumerables, por ejemplo, las extensiones para navegadores que alteran de un modo u otro "el aspecto y el funcionamiento" tanto de Facebook como de cualquier otra página web.
¿Y qué decir de las aplicaciones de accesibilidad que permiten a los usuarios con discapacidad visual ampliar las tipografías y cambiar los colores de las webs para mejorar su legibilidad?
Y eso podría llegar a suceder, porque Facebook ya ha tenido éxito en el pasado en los tribunales estadounidenses con otra demanda similar: en 2016, logró convencer a un tribunal de que un agregador de redes sociales vulneraba la ley al permitir acceder a las cuentas de Facebook, incluso cuando los usuarios aceptaban registrarse en la otra plataforma.
Según la EFF, Facebook no está haciendo otra cosa que limitar la libertad de los usuarios para elegir cómo acceden a los servicios online y bloquear la libertad de innovación de terceros:
"La web no es televisión. Los propietarios de sitios web pueden querer controlar cada detalle sobre cómo se ven y funcionan sus sitios, pero desde el principio, los usuarios siempre han tenido el control de su propia experiencia: es una de las características definitorias de la Web.
Los usuarios pueden optar por reorganizar el contenido que reciben de los sitios web, guardarlo, enviarlo a otras personas o ignorar parte de él bloqueando anuncios y dispositivos de seguimiento".
Nota: Desde Genbeta nos hemos puesto en contacto sin éxito con Facebook para conocer sus argumentos al respecto de este caso; los incorporaremos al artículo cuando nos los hagan llegar.
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