Hace unos días, de camino al aeropuerto, leía el post El reto de la desconexión 2.0 en vacaciones de @Eva_Castilla. Y así, maleta en una mano, iphone en la otra, llegué al punto donde había quedado con unos amigos para salir del país.
Primer comentario:
Ya está Pat con el móvil en la mano, ¿Es que no te puedes desconectar ni en vacaciones?
Y claro, decidí que esto de evangelizar es muy cansado y que si de algo iba a desconectar en ese viaje era de dar muchas explicaciones tecnológicas… ¡pero no lo hice! (si es que dospuntocerojustificarme y abrir conciencia socialmediática me es casi imposible de evitar, ¡incluso en vacaciones!)
Así que, resumiendo mi ponencia aeroportuaria, estas son las razones por las que creo que empeñarnos en desconectar en vacaciones no tiene ningún sentido. Es más, es de antiguos. Y no ahorra peso al facturar la maleta.
Entiendo que para el profano, ver a una persona en vacaciones mirando constantemente la pantalla del “móvil” y tocando botoncitos en múltiples situaciones pueda parecer un comportamiento absurdo e ineficaz, pero hay que ir más allá. La pregunta correcta es: para qué es útil conectarse a través del móvil en vacaciones.
Pues ahí algunas respuestas: ¿Acaso no es ese móvil el contacto con la actualidad que otras veces consultamos en la prensa diaria? ¿Y la cámara fotográfica del viaje, siempre lista para capturar buenos y fugaces momentos? ¿Y el álbum de fotos que muchos compartiremos y comentaremos posteriormente en alguna red social? ¿Y el mapa del destino que consultaremos en algún momento del viaje? ¿Y la guía personalizada del lugar que estamos visitando, con recomendaciones sobre buenos y no tan buenos lugares, promociones incluídas? ¿Y la forma de comunicar, económicamente, con los que se han quedado en casa? ¿Y la música, y los pasatiempos, e incluso un buen libro de lectura para aquellos ratos en que nos apetece sumergirnos en una buena historia, justo antes de caer en el sopor de una siesta al atardecer?
Se me ocurren un sinfín de usos que darle al 2.0 en vacaciones, sin dejar por un momento de vivirlas comme il faut. Es más dando, si cabe, un poco más de sabor a la experiencia. Ese cálido sabor de compartir lo que nos gusta con los que tenemos alrededor. Estén o no presentes.
¡Felices, y conectadas, vacaciones!
Foto | roe_utena