La noticia salió hace un par de días: el gobierno de Corea del Sur tiene intención de proteger a sus adolescentes bloqueando palabras malsonantes y pornografía en sus teléfonos móviles. Y no es la primera vez que vemos un intento similar por parte de otros gobiernos de “proteger” a su ciudadanía ante tamañas amenazas. Lo que yo digo es que, como de costumbre, esto no va a servir para nada.
Lo distinto del caso de Corea del Sur: a nivel técnico
El plan de Corea del Sur pasa, en principio, por instalar aplicaciones en los smartphones de los adolescentes que controlen las comunicaciones de estos, en redes sociales y mediante servicios de mensajería. Este método de filtrado difiere notablemente de lo que se ha planteado en el caso de Irán o china.
Para empezar, el filtro estaría, a priori, en el propio dispositivo. Y esto tranquiliza un poco a nivel de privacidad (aunque no mucho). No obstante me parece llamativo, en tanto que no me parece el método más eficaz. En móviles los operadores controlan casi todas las comunicaciones (y hasta que empezó a extenderse tener Internet en el móviles, todas las comunicaciones).
Para un gobierno es mucho más cómodo filtrar obligando a los operadores móviles a instalar un proxy que analice las imágenes y los mensajes enviados vía móvil y no envíe aquellos que tengan contenido inapropiado. También menos eficaz: si el bloqueo es mediante un método de este tipo es fácil saltárselo (cambiando DNS, utilizando una red tipo TOR…). Si es a nivel de aplicación, bueno, da igual cómo de cifradas estén las comunicaciones, si el contenido que el sistema analizaría no lo está.
Es como poner puertas al campo
Por lo que se ve, el gobierno surcoreano considera que la pornografía y los tacos son peligrosos para los adolescentes. Y cree que, bloqueándolo en sus teléfonos móviles (y al margen de las implicaciones sobre privacidad que trae consigo), conseguirá que lleguen castos y puros a la mayoría de edad. Los tacos ya se aprenden en el colegio, por lo que eso ya lo damos por imbloqueable.
Se da la circunstancia de que, hace veinte años, Internet no estaba tan extendido como hoy, y sin embargo los jóvenes (y no necesariamente jóvenes) todavía tenían acceso a este tipo de contenidos, aunque fuera de estraperlo. Hoy, si bloquean pornografía en los móviles, todavía quedarán trackers de BitTorrent, discos que puedan distribuirse a nivel local, quizá alguna revista…
No es la primera vez que vemos intentar bloquear algún contenido en Internet: un ejemplo de caso “de éxito” es el Proyecto Escudo Dorado (más conocido como Gran Firewall Chino), gracias al cual China tiene poco menos que una Internet “para ella sola”. Irán también ha intentado efectuar este tipo de bloqueos.
La motivación era muy distinta, y el modo de llevarlo a cabo parece que tampoco coincide, por supuesto, aunque el resultado era el mismo: bloquear contenidos “incómodos”: en el caso de Irán, incómodos para el gobierno; en el caso de Corea, supuestamente incómodos para la ciudadanía.
El intento de Corea tiene buena intención, aunque el efecto será el mismo
¿Cuál es la razón que esgrime el gobierno surcoreano? «Es por la seguridad de la ciudadanía». Hay algunas cuestiones importantes que tener en cuenta en aquel país, y es que la penetración de Internet es bastante mayor a la que podemos ver en España. Y una mayor penetración de Internet, en este caso, también influye en casos de ciberbullying, Internet grooming y demás.
La idea es proteger al adolescente menor de edad. Y es que no son pocos los casos que habremos visto en los que se desarticula una red de pornografía infantil en la que se compartían imágenes obtenidas vía chantaje a chavales y chavalas, por poner un ejemplo escabroso y conocido por todos. Es uno de los frentes contra los que pretende luchar esta serie de medidas que tienen por fin último, eso, proteger.
No obstante considero que estos esfuerzos van a ser inútiles o van a acabar atentando contra demasiadas intimidades. Y no sé qué prefiero, si os soy sincero.
Implicaciones de este bloqueo concreto: adolescentes sin privacidad
El gobierno surcoreano tiene por motivación intentar evitar la corrupción de la juventud provocada por la pornografía (que, por cierto, en aquel país es ilegal) y las palabras malsonantes. Al margen de estar de acuerdo o no con esa lucha, el problema es que eso requiere acceder y filtrar las comunicaciones de los adolescentes mediante una aplicación instalada en sus smartphones.
Estas aplicaciones, al parecer, serían instaladas forzosamente y leerían y filtrarían los contenidos. Probablemente utilicen un método puramente informático (del estilo del PhotoDNA de Microsoft), dado que un equipo humano debería ser enorme para controlar todas las comunicaciones de todos los adolescentes surcoreanos. Y, sea lo que sea, me parece especialmente grave que se controlen los mensajes de la juventud buscando simplemente imágenes eróticas o mensajes de sexting.
Hay que luchar contra estos fenómenos sobre todo teniendo en cuenta que pueden darse sucesos muy desagradables (y si no, que pregunten a la concejala de los Yébenes). Pero hay que luchar contra ello con campañas de educación (que también se están llevando a cabo) y no bloqueando caminos; este tipo de fenómenos, cuando se bloquea un modo de hacerlo, siempre acaban moviéndose a otros lugares.
Imagen | Cheon Fong Liew
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