¿Cuántas horas de vida calculas que has gastado discutiendo con alguien en Internet? ¿Cuántos debates se mantienen al día en redes sociales, blogs y foros? ¿Hasta qué punto disfrutamos rebatiendo las opiniones ajenas y defendiendo las propias? No nos engañemos, a todos nos va un poco la marcha, y hacia ese lado nuestro más combativo apunta Barkles.
Esta nueva red social, con una base de usuarios aún demasiado baja y casi enteramente angloparlante, busca convertirse en un punto de reunión donde debatir sobre cualquier tema que nos venga a la mente. Todo gira en torno a la idea del enfrentamiento, naturalmente amistoso, con aquellas personas que tengamos en nuestro círculo de contactos.
Desde el momento en que accedemos al servicio, la referencia más evidente es Twitter, cuyo sistema de funcionamiento ha sido casi calcado en los aspectos más básicos. Gracias a ello, hacernos con su mecánica será relativamente fácil, pero para ello se renuncia a disponer de una personalidad más marcada y que le diferencie de la archiconocida red del pájaro azul.
Barkles, lo importante es posicionarse
Real Madrid o Barcelona; Coca-cola o Pepsi; Nocilla o Nutella… Vivimos en una sociedad tendente al maniqueísmo, muy amiga de la polarización y el enfrentamiento entre dos bandos, y sobre ello establece Barkles sus cimientos. Cada cuestión que lancemos permitirá que nuestros seguidores se dividan en dos grupos, a favor o en contra. Cada uno podrá expresar sus argumentos, pero siempre teniendo que elegir previamente un bando.
Los temas propuestos por las personas a quienes seguimos se mostrarán en el timeline que sirve de página principal, junto al contador de respuestas en un sentido u otro. Accediendo a cada dogfight (por todos lados encontramos constantes referencias caninas) podremos ver en detalle la evolución de la discusión a través de dos columnas, donde las respuestas se organizarán de más a menos recientes.
El panel que sirve de centro de actividades cuenta también con pestañas para ver las respuestas emitidas por las personas a las que seguimos, las conversaciones más populares y las que están activas. El límite tanto para iniciar un enfrentamiento como para formar parte de él está fijado en 200 caracteres por mensaje.
¿Tanto necesitamos discutir?
He ahí la cuestión, la clave para determinar si un servicio como Barkles es realmente necesario. Lo cierto es que ya podemos discutir cómodamente en las redes sociales más habituales y sin tener que ver reducida nuestra postura a dos polos opuestos, a azul o naranja. No obstante, quizás ese espíritu tan elemental podría hacer de esta web algo realmente divertido si alcanza una buena base de usuarios activos.
La personalización de los perfiles es mínima, reduciéndose a la selección de avatar y unos cuantos datos básicos; nada de cambios estéticos por ahora. Nos tenemos que conformar por tanto con el tono sencillo, elegante pero impersonal, que impregna de grises todo el entorno. A la hora de acceder desde el móvil conserva la misma hoja de estilos y además da algunos problemas que dificultan su uso, así que un tirón de orejas en ese sentido.
Podremos compartir en Facebook o Twitter cada dogfight que iniciemos, pero no las de otras personas, ni sus respuestas. En ese sentido solo dispondremos de un botón con forma de hueso, que vendría a ser un voto a favor de una opinión y servirá para establecer su rango de popularidad. Queda claro que todavía está en una fase muy temprana, pero su funcionamiento por ahora es suficiente como para intentar convencer al polemista que todos llevamos dentro.