Mozilla acaba de hacer público un informe, titulado "Cinco jardines amurallados: por qué los navegadores son esenciales para Internet y cómo los sistemas operativos los están frenando", basado en 6000 encuestas (a usuarios de EE.UU., Reino Unido, Francia, India y Kenia), y en el que aborda el modo en que los consumidores de varios países y continentes diferentes instalan y usan los navegadores.
Por supuesto, el estudio recoge el hecho de que los encuestados acostumbran a usar estos programas de forma diaria (no es que fuera inesperado), pero también que aunque muchos aseguran saber cómo se instala en teoría un navegador...
...muchos de ellos, en la práctica, nunca instalan un navegador alternativo al predeterminado. Lo mismo ocurre cuando se preguntan sobre cambiar el navegador predeterminado: en teoría, saben, pero pocos se toman la molestia; y todo ello pese a reconocer preocupaciones relativas a la seguridad y la privacidad. Sorprendentemente, los estadounidenses son los que peor lo pasan cuando sienten que necesitan cambiar de navegador:
"La investigación mostró que los encuestados estadounidenses eran los menos propensos a saber cómo instalar navegadores [o a cómo] cambiar la configuración predeterminada del navegador: entre un tercio y una cuarta parte de los encuestados estadounidenses informaron sentirse incómodos o 'muy incómodos' con la descarga e instalación o el cambio del navegador predeterminado en su dispositivo.
Sabemos por estos datos que las personas que se sentían menos cómodas descargando navegadores y cambiando configuraciones predeterminadas tenían significativamente menos probabilidades de hacerlo".
Los sistemas operativos tienen sus propios 'patrones oscuros'
Y es que lo que se observa es que, en la práctica, la mayoría de los usuarios dejan en manos de las compañías desarrolladoras de sus sistemas operativos la decisión última sobre qué navegadores utilizan. "Desafortunadamente [...] tienen todos los incentivos preferir sus propios navegadores a expensas de la elección del consumidor y las alternativas independientes".
Mozilla explica que, en muchos casos, la libertad de opción del usuario se ve sutilmente condicionada por la "arquitectura de decisión" planteada por los sistemas operativos (los famosos 'patrones oscuros', tan comentados cuando hablamos de servicios web), específicamente diseñados contra la interoperabilidad (integrando varias herramientas como hace Google con GMail, YouTube, Meet, Chrome, etc.) y
"para socavar en lugar de para facilitar la elección del consumidor: pueden dificultar el cambio de la configuración predeterminada; pueden dificultar la instalación de nuevos navegadores; pueden implementar incentivos y mensajes engañosos para empujar a los consumidores a sus propios productos".
La Fundación Mozilla está siendo educada al decir esto. Lo cierto es que Microsoft, por ejemplo, ha sido de todo menos sutil a la hora de promocionar su navegador frente a sus principales rivales, como ya hemos abordado en varias ocasiones. Y eso dejando de lado la antigua y sangrienta 'Guerra de los Navegadores' que Internet Explorer emprendió contra Netscape y que se saldó en costosas sentencias antimonopolio.
La opinión de Mozilla, claro está, no es desinteresada: ellos mismos son desarrolladores del principal navegador web del mercado sin vinculación con un sistema operativo. Safari tiene a macOS/iOS, Chrome a Android/ChromeOS y Edge a Windows, Silk a Fire OS... pero el breve e infructuoso intento de Firefox de lanzar un 'Firefox OS' móvil finalizó hace ya 7 años.
Sin embargo, más allá de cuál sea el interés de Mozilla en todo esto, es cierto su argumento de que esta situación de falta de competencia terminará conllevando que los usuarios obtengan software de peor calidad y menos innovador. Y la cosa empeora si ponemos la lupa sobre los motores HTML y no sobre los navegadores, pues varios de estos últimos emplean el mismo motor (Chrome y Edge hacen uso de Blink, por ejemplo).
Imagen | roserodionova en Freepik
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